El sonido de un pequeño acordeón ambienta las calles parisinas que son iluminadas por la luz que desprende la luna llena que se alza en lo alto del cielo y que mantiene alejarse de las nubes grises que le rodean. Un viento suave remueve los arbustos que decoran ese lugar y en las que un gato negro de pelaje corto y ojos brillantes sale de su escondite pero que huye al oír unos pasos de una persona aproximarse. Una persona, que guarda las notas del acordeón en su mente para darle luego utilidad a la hora de componer su nuevo disco, aún así, por mucho que lo intenta, hay algo en él que lleva atormentándole durante todo su viaje.
Hace varias semanas, no muchas, mientras disfrutaba de una tarde de otoño con su perro en el jardín de su casa, el tono de su móvil lo hizo volver a la realidad y estar alejado de la tranquilidad que le proporcionaba ese lugar. Extrañado no tuvo más remedio que cogerlo por si se trataba de asuntos de trabajo que no podía perder atención; pero, aquella voz, si que no se lo esperaba. Un tono dulce le saludaba a través de esa línea de teléfono que nunca debió existir, mientras de fondo se escuchaba una melodía lenta, una canción que ambos bailaban cuando eran jóvenes y no podían separarse ningún centímetro el uno del otro. Él, miedoso le habló de manera fría, aún quedaban restos de su delito y no quería que esas tiritas que rodean su delicado corazón se rompiesen de nuevo. Esa conversación hizo que algo cambiase dentro de ese hombre, aquello le condujo a tener discusiones con su familia que solo querían su bien y protegerlo, pero hay algo que él odia y que hay veces que añora, que lo traten como si siguiese siendo el niño pequeño que necesita ayuda de los demás; tampoco se considera reservado pero en estos temas tan delicados si.
Con todo esto, Pablo, el hombre del que tanto estamos hablando, compró un billete de avión para poner rumbo a París, el lugar en el que habían quedado ambos para encontrarse. Pero, las dudas y el incertidumbre ha provocado que se retrasará el encuentro hasta esta noche que se ha visto con fuerzas para afrontarse, una vez más, a las contradicciones de sus sentimientos.
El único que es testigo de como se van a ver después de tanto tiempo, es aquel anciano mendigo que aguanta las bajadas de temperaturas por la noche con un abrigo rasgado y unos guantes que sujeta su instrumento y que le da de comer cada día. Cuando presencia que el hombre al que observaba con sus ojos rasgados se acerca, este le sonríe y con amabilidad le dice-Que le vaya bien la vida.
Pablo, se lo toma como un agradecimiento por el dinero que había echado en su gorro roído, pero lo que decía el anciano, lo decía con verdad, ya que vio que aquel hombre llegaría lejos. Tal vez, él nunca tuvo suerte en la vida pero sabe apreciarla en la gente que se le acerca, pobre pero ningún pelo de tonto, y con más razón cuando carece de él. El gato asustadizo vuelve a su dueño y al ver que las pocas monedas que había conseguido durante toda la tarde les da para cenar algo, se marchan dejando a pocos metros a Pablo impaciente por no verla allí. Los minutos pasan y el tiempo continúa de la manera más lenta que había recordado él en lo que lleva de vida.
A lo lejos, unos tacones suenan como el trote de un caballo, esta corre al ver que llega tarde a su cita y necesita no estropear nada para volver a conseguir el cariño del hombre al que daba como la media naranja de otra mujer.
En el momento en el que sus ojos se encuentran en la distancia, ninguno de los dos sabe como acercarse, sus cuerpos se han quedado paralizados, tal vez por el miedo o la impresión de lo que han cambiado en estos últimos años. Ella no lo recuerda así, él no la recuerda así.
Al final quien da el paso es Rebeca que con cierta timidez se dan dos besos en ambas mejillas, y sin más dilación, los dos se ponen en marcha en busca de una cafetería en el que contarse todo lo que han sentido estando distanciados, metiendo más que una mentira en sus palabras, pero, esa noche, solo quieren disfrutar y tomar una taza de café.
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Una taza de café en París
Fanfiction¿Amor o solo atracción? ¿Ilusión o fracaso? ¿Razón o desesperación? Pablo Alborán se meterá en un mundo lleno de secretos del que no podrá escapar ¿Quién ganará esta partida? ¿La inteligencia o el corazón?