~Narra Margot~
Nos esperábamos de todo menos eso.
Al abrirse las puertas del ascensor, dos policías nos recibían sosteniendo una pistola en sus manos. Sentí que Pablo al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo se quedaba pálido y apretaba mi mano con fuerza mientras ellos nos miraban sorprendidos por lo que habían contemplado. Yo, en cambio, fui la que tomé la palabra en el asunto.
-¿Qué queréis?-les pregunté ilusa, como si esas dos armas no significasen nada, Pablo me dio un golpe en las costillas como señal de que callada estaba más guapa.
Mis palabras les hizo reaccionar de una manera que a ninguno de los dos nos hizo gracia. Uno de ellos sujetó sus manos poniéndole unas esposas y a mi me arrastraban al exterior con tal de no ver lo que le hacían-¿Qué hacéis?-comenté ya más desesperada, como podía intentaba huir de las garras que me aferraban pero su fuerza era superior a la mía.
-Está detenido por secuestro-me quedé paralizada, ya no me resistía y lo único que pensé es que mi descabellada idea lo estaba sufriendo una de las personas que más quiero.
Si, lo reconozco, me encanta Pablo, estar a su lado, su perfume, su manera de comportarse conmigo, su forma de hacerme rabiar, su barba cuando pincha mi piel, por no hablar de sus besos, pero no fue suficiente para darme cuenta de lo que sentía.
-Él no me secuestró ¿Cómo lo iba hacer? Si es un cacho pan-rió pero yo no, lo dije muy en serio, cualquier cosa menos meterle en un lío.
Me adentré en uno de los coches que había aparcado mientras a lo lejos observé como Pablo intentaba ocultar su rostro en el momento que salía del edificio y se adentraba en el coche que teníamos detrás. Por suerte, no había paparazzis, ni prensa, ni nada, al menos disimulaban lo que es una gran mentira. Me apoyé en el respaldo de atrás y di golpes en la ventana con tal de recibir respuesta, Pablo lo percibió y me dio una tímida sonrisa provocando que mis nervios se tranquilizasen un poco.
-¿Por qué te escapaste?-me preguntó con un acento que en otro momento me hubiese hecho gracia pero no fue el gran día.
-No me escapé, avisé a mi madre que me iba-otra vez se rió y mi mal humor relució con un calor sofocante ¿Qué tiene de gracioso?
-¿Lo hiciste por él?-claro que no, aún así, si supiese que iba a pasar estos grandes días si lo hubiese hecho por él.
-No.
-Si os queríais ver, tan sencillo como que se hubiese pagado un billete a París, digo yo que dinero tiene suficiente para hacer lo que él quiera.
-No es de esos que lo malgastan-las lágrimas cayeron por la impotencia de no poder darle su merecido por lo que acaba de decir, solo yo puedo decirle que vivía de lujo ¡Yo! Y nadie más y mucho menos un paleto como el que tenía delante-Menos mal que no te ha tocado nunca la lotería, porque por lo que me has contado, tú eres uno de esos que lo despilfarra-zas, en toda la boca, si fue verle la cara de mala leche que se le puso para darse cuenta que le ha molestado.
-Niñata-la gota que colmó el vaso de agua, solo Pablo puede decirme eso ¡Solo él! Le di un golpe a su asiento y de repente paró el coche delante de un semáforo que estaba en verde-Yo no soy guardia, soy un voluntario que se ofreció para buscarte, yo estaba muy feliz con mis cabras en el monte pero mi mujer me obligó porque tu noticia dio pena a España y Francia, que por una mocosa de tres al cuarto como tú han estado más unidos que nunca por las movilizaciones que hemos hecho para nada.
-¿Y no deberíais darme las gracias? Gracias a vuestras deliraciones he unido dos países.
-¿No te vas a callar? ¿No te vas arrepentir? Piensa en la preocupación de tu madre al menos.
-No tengo nada de lo que arrepentirme-no iba a caer en su trampa de hacerme sentir como la mierda, mal hablando.
-Piensa que Pablo va a ir a la cárcel por tu culpa.~Narra Pablo~
Con delicadeza el hombre me ayudó para bajarme del coche y con su cuerpo ocultó mi identidad ante las personas que pasaban por allí, no sabía como agradecérselo, este lío hubiese acabado con mi carrera y con mis sueños. Al entrar en la comisaria lo único que me recibieron fueron cuchicheos y yo sentía tanta vergüenza que no levanté la cabeza del suelo. Lo hice mal al no avisar, al dejarme llevar, que estas fueron las consecuencias.
Me sentaron en una pequeña sala delante de un guardia-Pablo Moreno-asentí mordiéndome el labio-Me cuesta creerlo.
-No hice nada, solo la ayudé.
-Según la llamada que hemos recibido hiciste todo lo contrario.
-¿Qué llamada?-levantó los hombros y la primera persona que se me ocurrió fue en el presunto hermano de Margot.
Aquello me enfureció pero esto me hacía sentir débil por lo que solo asentí en el mismo momento que aparecía ella llorosa sujetada del otro guardia. Yo quise levantarme y abrazarla pero me lo impidieron, así que solo me quedó ver como hablaban los dos hombres mientras Margot se sentaba en una silla apartada de los demás con un gesto que me daba a entender que estaba tramando algo.
-Os vamos a dejar solos, si necesitas ayuda, gritas-le comenta a ella, no dijo nada y al fin nos dejaron solos.
Se levantó, se acercó y se sentó en mis piernas, una imagen muy satírica, parecía a Santa Claus apresado por ayudar a los niños. Como pude la rodee con mis brazos y ella apoyó su cabeza en mi pecho-¿Qué te han dicho?
-Gilipolleces-de mi sale una pequeña sonrisa, la cabezona de mi Margot aparece hasta en los malos momentos, acarició mis muñecas enrojecidas por las cadenas-¿No te hacen daño?-claro que si, pero no tenía otra opción, negué para tranquilizarla y volvió apoyarse en mi-Todo esto es por mi culpa-y mi camisa empezó a mancharse de sus lágrimas.
-La culpa fue mía-suspiré porque ya había llorado suficiente hoy y no me quedaban fuerzas para volverlo hacer.
-No, no digas eso.
Menos mal que la discusión se cortó cuando el mismo que me estaba preguntando apareció por la puerta quedándose atónito-Margot levantate-le susurré.
Pero ese fue el caso que me hizo, ninguno-Margot...-me miró a los ojos y se negó.
-No me van a separar de ti-cabezona, pensé, mi dulce cabezona.
-Creo que me tienen que contar muchas cosas.
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Una taza de café en París
Fanfiction¿Amor o solo atracción? ¿Ilusión o fracaso? ¿Razón o desesperación? Pablo Alborán se meterá en un mundo lleno de secretos del que no podrá escapar ¿Quién ganará esta partida? ¿La inteligencia o el corazón?