Capítulo 11

87 10 0
                                    

~Narra Margot~

Desde esa cita, esos dos hombres no han vuelto aparecer más en las conversaciones que hemos tenido a lo largo de la semana entre mi madre y yo, pero, tuvieron que ser importantes en mi vida cuando están produciendo que sienta incertidumbre y confusión por cada cosa que intento descubrir de sus identidades. Aún así, por mucho que lo intento, no encuentro nada, solo fotos de una época que no recuerdo y si tuviese memoria tampoco lo haría. Es como si nuestra familia fuese un puzzle en el que faltan dos piezas importantes para conpletarlas.

No he querido contarle a nadie que los estoy buscando ya que mi curiosidad siempre ha podido conmigo, ni siquiera a Eli con quien me he distanciado mucho últimamente, siempre respeta mis decisiones pero esta última ha hecho que nuestra amistad penda de un hilo. Los profesores, como siempre me preguntan sobre mi mejoría y yo les respondo levantando los hombros, dando a entender que sigo igual, olvidando las cosas. Pero, también debería recordar que hay personas que no se me van de la cabeza, como es el caso de las víctimas de mi confusión y sobre todo Pablo, no sé que es lo que ocurre con él. Fue tanta la obsesión y las ganas de pegarme un tiro si así podía olvidar su nombre que lo busqué en Internet para ver sus redes y mandarle a la mierda como agradecimiento de todas las personas que me han preguntado por él y no he sabido responderles. Sin embargo, no lo hice al ver quien de verdad era y como no, al recordar al cabezón que acogimos mi madre y yo hace unas semanas. Ese día me llevé las manos a la cabeza y no sabía si gritar o llorar, lo único que podía pronunciar ¡No puede ser! Mi madre pensó que me había dado un brote, incluso llegó a contárselo a mi querido amigo guaperas pensando que las pastillas me habían dejado trastornada, como si ya no lo estuviese, pensaba por cada palabra que le decía, por lo que la sesión fue de hablar de él, cosa que no quería, como si ya no tuviese suficiente protagonismo por donde fuese que también lo tuvo que hacer allí, en cambio, me hizo bien hablar de él. Lo puse verde, le dije de todo menos guapo, después lloré como una cría que se le acababa de caer su chupete y la razón por la que lo hice era porque lo echaba de menos.

-Hubiese preferido no acordarme nunca más de él-recuerdo que fue lo último que le comenté, bueno, eso narra mi diario.

El guaperas me dejó ir porque se lo exigí al acabar de pronunciar esas palabras, recorrí medio París, de un lado para otro, sin ningún lugar al que ir y ya de medianoche regresé a casa encontrándome la nota de mi madre diciendo que llegaba tarde por culpa de su estúpido trabajo en el que la explotaban pero que no tenía más remedio que hacerlo para sacarme adelante, resoplé, no sabe cuanto odio que me diga eso.

Mi madre grita desde la planta de abajo la hora de la cena, resoplo todo lo que puedo y cierro el diario en el que estaba escribiendo las últimas novedades de mi padre y mi hermano, esta mañana he descubierto que se trasladaron a la capital de España por tema de trabajo, según la directora, pero claramente que yo no me creo que sea solo por eso.

-¿Qué tal el instituto?-me pregunta, no le respondo ya que solo he ido la primera hora para hablar con los maestros y después me he saltado las clases para tomar aire y no soportar la panda de idiotas que me rodean-Me han dicho que has faltado a casi todas las horas.

Mi madre, es así, dice la verdad pero no continúa con la discusión, sabe que estoy avisada y que habrá consecuencias, no es necesario que me lo repita cien mil veces para que yo lo entienda. 

-Quiero ir a Madrid-es tanta la sorpresa que deja la cuchara en su tazón de leche-Quiero aprender más español y a habituarme a su lenguaje-la excusa no parece convencerla y ella me niega-¿Por qué no?

-Porque no te voy a dejar sola-mi enfado aparece ya después de calmarlo hace unos días con una discusión con ella-No te sabes depender tú sola-escucho como mi corazón se hace pedacitos por esa frase.

Mis lágrimas luchan por salir pero mi orgullo se las impide-Lo que no quieres es que vea a papá, ese es el problema.

-¡Basta!-grita, me asusto echándome para atrás y cayéndose mi cuchara al suelo, nunca la había visto de esta manera, que yo recuerde, como es obvio.

La dejo en la cocina arrepintiéndose de su comportamiento y yo me encierro en mi habitación, tendiéndome en la cama e intentando que mi cabeza vuelva a estar vacía para olvidar todo esto.

~Narra Pablo~

Llevo todos los día de un lado para otro trabajando cuando se supone que yo mismo dije que iba a descansar, pero me es inevitable, ya me lo decían de pequeño, soy un culillo de mal asiento y no sé quedarme quieto. Acabamos de grabar lo que va a ser el próximo lyric de la versión de Donde Está El amor con Tie y proponen celebrarlo con alguna copa por el éxito o por lo bien que nos está tratando la vida. 

Ya sentados en una de las mesas de la pequeña terraza, mi compañero llama a uno de los camareros para pedirle lo que vamos a tomar, divertido, tarareando la música que ambienta el lugar se acerca con una amable sonrisa. Lo observo varias veces y mi cabeza me hace recordar a alguien pero no sé a quien puede ser, este al reconocer quien soy me habla de su hermana pequeña que era muy fan de mi música y que le había consolado muchas veces.

-¿Era?-pregunta uno de los del equipo que ha estado pendiente de lo que hablaba.

Él aisente-Tuvistéis problemas.

-¿Problema?-vuelve asentir y por culpa del jefe la conversación acaba aquí.

No recuerdo haber tenido problemas con ninguna de mis fans, si no lo hubiese solucionado de una forma u otro. Sea quien sea, ha hecho que todo me sea amargo y no disfrute de la pequeña fiesta improvisada.

Una taza de café en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora