Capítulo 23

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~Narra Margot~
Querido diario
Ya estoy en París y siento un gran vacío en mi interior. Al final lo consiguieron, nos separamos, por suerte, él volvió a Málaga sin nada que lamentar y llevaron discreción con lo que había pasado por su bien.
Aún así, tan solo recordar su nombre y saber que está tan lejos duele.

Querido diario

Ya se han pasado cinco días de la última vez que estuve en Madrid. No salgo de mi habitación, solo para comer ante la atenta mirada de mi madre que aún no asimila lo que hice, mejor dicho, lo que soy capaz de hacer. Ya no tenemos la misma relación de antes, ya no me recibe con un abrazo y lo extraño. A la vez que extraño a Pablo, ojalá estuviese a mi lado, lo necesito más que nunca.

Querido diario
Hace ya dos semanas de algo que no recuerdo muy bien. Volví a la rutina de siempre, con ella volvieron las pastillas que controlan mi estado de humor. También volví al instituto recibiendo el cariño de Eli, los demás solo me observan como si de un bicho raro me tratase. Por no hablar del grupo de chicos que no quitan ojo de mi. Pero, nadie me mira como lo hacía él. Aún no lo he olvidado, cada noche embriaga mis sueños con su perfume.

Querido diario
Hace ya un mes y varias semanas de algo que no entiendo porqué llevo la cuenta. Solo quería decir que varios rayos de luz han iluminado mi vida. Mi madre vuelve a tratarme como antes, y más cuando me ve tan feliz. Muy extraño ¡Pero ! Y la culpa la tiene un chico. Lo descubrí por casualidad por Whatsapp y desde entonces no paramos de hablar. Se llama Sebas y ¡Es de Madrid! Además le encanta viajar y yo no dudaría en hacerlo a su lado. Es más, viene a pasar las Navidades con sus padres en París. Por fin una Nochebuena en familia.
Querida yo del futuro, espero que no sea la única cena que celebre junto a él.

Los nervios pueden conmigo, hoy es el gran día que conoceré a Sebas en persona y mis uñas bien lo saben. Me levanto de la cama y con un movimiento abro la ventana dejando entrar la poca luminosidad que me ofrece el día nublado. Lo primero que hago es meterme en el baño para darme una ducha, no puedo estar impresentable en un gran día como es el de hoy. Tan solo con cerrar la puerta un escalofrío recorre mi cuerpo, pero ¿el pestillo no estaba roto? No recuerdo haber visto un cerrajero por aquí. Aún así, no quiero darle importancia, hoy no me voy a preocupar lo de siempre, pasará a ser el segundo plato.

~Narra Pablo~
Mis sobrinos recogen los utensilios de la mesa nerviosos por lo que está por venir, saben que después de esto vendrá Papa Noel con sus regalos y como está claro, yo soy quien le toca disfrazarse junto a mi hermano. Si Margot me viese con estas pintas hubiese sido tema de burla para toda la vida, pero ella no está, como lleva haciéndolo un mes y pico. No ha habido momento de la cena que no me haya acordado de ella, que no me haya imaginado en como sería Jolie y ella en esta mesa, brindando por la felicidad que ofrece estas fechas. La extraño demasiado, sin embargo, cada vez voy llevando mejor este dolor, desde que pasó lo de la comisaría me di cuenta que no era posible. No es una rendición, es un por el bien de los dos.
-Pasarán los años pero sigues ridículo con ese disfraz.

~Narra Sebas~
Me coloco la americana, paso mi mano por el pelo y les repito a mis padres que no hagan el ridículo en la cena, es una ocasión muy importante para mi. Ellos, como ya saben lo que es enamorarse hasta las trancas me tranquilizan con Lo haremos lo mejor que podamos.
Con las manos temblorosas llamo al timbre revisando otra vez mi vestuario para ver que no me he puesto nada del revés. La puerta se abre y con ella sus ojos que con un brillo me observa de pies a cabeza, al igual que yo pero al revés.
-Estás muy guapa-comentó sonrojándola, nos quedamos varios segundos así hasta que mi madre me da un pequeño empujón.
-Entrad, entrad-el último que lo hace soy yo que la acompaño hasta la única sala que no parece tan sombría como las otras.

Discurre la cena con la conversación que mantienen mis padres con su madre, mientras tanto nosotros dos degustamos la comida, que por cierto, no había probado platos tan buenos hace tiempo.
-Voy a por el postre-se levanta de la silla alisandose su vestido rojo tan precioso que lleva.
-

¿Por qué no le acompañas Sebas?-a los dos nos parece una buena idea por lo que la sigo hasta la cocina quedándonos los dos solos, lo que deseábamos.
-Mousse de chocolate, hecho por mi-me da un pequeño vaso y al probarlo una pequeña sensación de placer explota en mi boca, me encanta el chocolate, a la vez que Margot.
-Delicioso, ¿Por qué no salimos afuera?

~Narra Jolie~
-Margot-comento buscándola en la cocina y lo que veo me sorprende y a la vez me agrada.
Sabía que acabarían juntos y verlos besarse me lo confirman.

~Narra Margot~
Me ofrece su chaqueta al ver que me estaba quedando helada allí afuera. Nos apoyamos en el tronco de uno de los árboles del jardín, observando las estrellas del cielo mientras escucho como a ambos se nos acelera el corazón.
-Margot, yo quería decirte que te quiero, me encantaste desde el día que te conocí, yo...-y se queda callado cuando mis ojos se posan en los suyos, porque eso justo es lo que quiero, que se calle y reaccione.
Se acerca a mi y al fin sus labios se posan en los míos pero no era lo que tanto ansiaba. Deseaba algo inesperado, apasionado, que una barba me pinchase mientras tanto, deseaba a Pablo, solo que él no es Pablo.
Me aparto al darme cuenta de lo que estoy haciendo, sollozo y me limpio los labios sin importarme que le estoy haciendo daño, más daño me estoy haciendo a mi misma al traicionar de esta forma a quien yo pensaba que quería.
-Lo siento, no puedo.

Una taza de café en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora