Capítulo 25

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~Narra Pablo~
Pensaba que olvidar era fácil.
No lo digo porque todas las relaciones que he tenido no me han importado nada, si no, más bien porque en todas ellas los buenos momentos se han convertido en odio, en pérdida de tiempo en sonrisas malgastadas. Olvidas esa felicidad para darle oportunidad al odio.
Con Margot es diferente.
No me puedo enfadar con ella, me veo incapaz de hacerlo cuando fui yo el que decidió alejarse por el bien de todos. Los recuerdos que tengo a su lado me producen nostalgia más que rabieta, es como, si mi mente fuese un casete y rebobinara una y otra vez  su nombre, su presencia, sus enfados, todo lo que es ella.
No hay noche que no la piense, en que está en mi cama, a mi lado, con la piel desnuda para rozarla como algo delicado, algo preciado que vale mucho más que el propio oro, pero lo único que acaricio es el aire.
Esos rizos que representan el caos de mis emociones, mis sentimientos son  ahogados en la almohada, que duro es extrañar a alguien y más cuando sabes que ese alguien no se acuerda de ti.
Siempre, en noches como estas, miro a través de mi ventana la luna, imaginando que Margot hace lo mismo.

***

Oh, dulce y querida Navidad, por fin llegaste al fin y contigo traes las tardes frías de invierno en el que las calles desaparece cualquier rastro de vida mientras las farolas iluminailuminan la propia soledad. Se fue la ilusión, las reuniones familiares y los niños poniendo sus caras en los escaparates de las tiendas. Vuelve la rutina, las ojeras, el insomnio y los agobios para todos a excepción de la mía.
He de volver al estudio, sin prisas pero sin pausas. He de tener todo el repertorio acabado para antes de Marzo y tan solo tengo un mes y medio para finalizarlo. Tengo ideas, muchas que no encuentran sentido y que se reflejan en todas las canciones que he empezado y no he acabado.
Lo intento, intento concentrarme, intento escuchar, ver, sentir cualquier cosa para inspirarme, sin embargo todos tienen el nombre de ella.
Tanto es así que otra tarde más salgo a la calle, para despejarme, para imaginar las historias de la gente que pasa a mi alrededor, cualquier cosa con la que pueda estructurar una melodía.
Van, vienen, así es la monotonía de estos días, los dependientes quitan los adornos de Navidad, los jóvenes disfrutan de sus últimos días de vacaciones antes de volver a los estudios. Mientras, una joven con sombrero y chaqueta marrón me observa fijamente.
He de decir la verdad, por mucho que me haya pasado estas situaciones sigo sin acostumbrarme a esas miradas, a ser el centro de atención aunque mi trabajo me lo exija. La miro como respuesta y forma una leve sonrisa, y hasta aquí la función, o eso pienso.
Camino de nuevo pensando en mis cosas que no me fijo que esa misma chica se ha colocado delante de mi para detenerme, me sorprende, y más cuando choco con ella.
-Perdona-digo algo abrumado por lo que acaba de suceder, todo lo contrario a ella cuya primera pregunta me deja totalmente atónito.
-¿En quién piensas Pablo?-un marcado hoyuelo hace que me ponga todavía más nervioso de lo que estaba.
-En nadie-no muy convencida, cruza los brazos por unos segundos hasta que me entrega su mano como saludo.
-Eli-comenta con un tono francés que esta vez si me hace pensar en ella-Amiga de Margot.
Un escalofrío sacude mi cuerpo, mientras una descarga se centra en mi  estómago y me quedo paralizado. Mi boca quiere pronunciar alguna palabra pero es tal la emoción que me lo impide-Te echa mucho de menos.
-Y yo-digo sin ser consciente-¿Cómo está?
-Sin ti, fatal.
-Yo, yo no puedo hacer nada.
-Sí que puedes, basta con visitarla y decirle lo que sientes-un silencio incómodo se interpone en nuestra conversación.
-No siento nada por ella.
-No te creo.
-¿Cómo que no me crees?
-Ni me has mirado a los ojos-aquello me cansa, tanto que cojo de su barbilla para fijarme en ellos y a la hora de la verdad, no me atrevo.
Me invita a que la acompañe a un bar al que nunca había entrado. El ambiente huele a humo y a alcohol. Los hombres que hay en las barras empiezan a observar con detenimiento a Eli y ella intencionadamente se cruza de piernas poniendo caliente a cualquiera de los que ya llevan varias copas bebidas. Le acarician el cuello cuando se quita su pañuelo e intento quitarle la mano de encima a aquel gordinflón que de su boca salen estupideces, solo que, ella me detiene cogiendo mi mano y mi camiseta para acabar en sus labios.
Somos el hazme de hablar del local, aún así, consigue que dejen de mirarla como si de un trozo de carne se tratase-Es solo un beso-comenta llenando nuestros vasos de licor-No por eso la estás traicionando.
-Este no es un buen lugar.
-Me encanta ver como los hombres perdéis la razón cuando se os presenta una mujer atractiva.
-No todos somos así-ríe sarcásticamente.
-Por poco babeas cuando me he quitado la chaqueta y has visto mis hombros desnudos.
Y de esta forma sé que no estoy hablando con cualquiera-Brindemos.
-¿Por qué?
-¿Por tu próxima relación con Margot?-alza el vaso y choca con el mío.
Pero, no sabíamos que con este acto cometeríamos un grave error.

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⏰ Última actualización: May 02, 2017 ⏰

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Una taza de café en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora