De todos un poco: Discontent

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Y nuevamente tenía que entrar ahí - pensó el ojiazul-. Se había prometido que tan pronto pudiera tendría que terminar con todo los males que entraron en su vida, y no es que aquellos extraños que le ofrecieron cumplir su más grande sueño en ese entonces fueran la cosa más bondadosa de la tierra pero, había sido un completo niñato de dieciocho años que no sabía que cosas le traería consigo hacer realidad algo tan preciado para él.

Dicen que en la vida hay que hacer sacrificios, pero él, completamente, no contaba que le arrebataran cada cosa a lo que él solía llamar felicidad. ¿Qué era ese sentimiento que te invadía por completo? Para el castaño, eso parecía un deseo que se derrumbaba con su realidad, ¿qué era estar feliz? Ni siquiera podía describirlo. Podía recordar con facilidad cada cosa, por supuesto que sí; como se sentía el latir de su corazón golpetear su pecho, la sonrisa que en momentos solía jurar que le partiría el rostro en dos, el erizar de su piel y la sensación en su estómago.

¿Qué había pasado con todo eso? No lo sabe o eso es lo que quiere hacer creer a todo el mundo.

¿Por qué le era tan difícil tener un poco de felicidad?

Suspiro, tratando de ignorar nuevamente esa pregunta de su subconsciente, en estos momentos no se encontraba con las energías para atormentarse a sí mismo con todas las respuestas, no ahora.

― La entrada está llena de chicas. ― escucho decir al castaño, mientras estacionaba su automóvil cerca de la entrada del enorme edificio de Modest! Management.

― ¿Cómo se enteraron que vendríamos al lugar?

―Creo que eso es lo que menos importa, Louis― negó para después salir del vehículo seguido inmediatamente por el ojiazul. ―Lo importante aquí es saber para que nos citaron.

El ojiazul asintió en acuerdo y sin decir alguna palabra más, ambos chicos emprendieron camino a lo que podría ser otra forma de destruirles la vida.

Él trataba con todas sus fuerzas de cambiar su estado de ánimo siquiera por un momento. Lo que menos quería en estos momentos es que las chicas se preocuparan por él; porque
realmente eran grandiosas para darse cuenta de toda la realidad que lo rodeaba.

Contesto preguntas que eran fáciles y nada comprometedoras y dejo de lado todas aquellas que lo hacían sentir más mierda de lo que ya era. ¿Qué pasaría con ellos durante el descanso? ¿Qué sabia sobre los planes individuales de los chicos? ¿Cuándo iba a nacer su pequeño?

Su pequeño. Esa era la peor mentira que pudieron haber inventado para entretener a los medios. ¿Por qué tenían que ser de esta manera las cosas? Jugar a ser padre de una criatura. Utilizar a un pequeño e indefenso bebe que no tenía siquiera que estar envuelto en todo este embrollo. ¿Tan bajo había caído?

Y las preguntas sobre Harry. Si supieran el deseo tan grande que tenía para saber qué era lo que estaba pasando con el rizado.

Todo se estaba desmoronando a su alrededor.

Ambos chicos entraron al edificio entre gritos de alegría y uno que otro empujón por parte de cada una de las chicas que esperaron ansiosas ese momento.

Los dos estaban preocupados, o al menos eso era lo que el castaño ojimiel pensaba mientras caminaban por el extenso pasillo para tomar el elevador. ¿Desde cuándo tenía que vivir con preocupaciones? Ni siquiera él pensaba que terminaría de esta manera. ¿Por qué el tener lo que tanto deseaste traería consigo una cantidad no considerable de problemas?

El ojiazul no era el único que cargaba con situaciones nada buenas y no es que se quejara de que Louis siempre estuviera lamentándose por sus decisiones, pero, él también tenía que con llevar algo parecido a lo de Louis aunque gracias a cualquier cosa que cuidase de él, no tenía que lidiar con problemas más grandes de los que ya cargaba.

Juls - L.S ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora