Después de que Niall había llegado a casa de Harry con esa notica, que en verdad no era nada buena, ninguno de los dos volvió a tocar ese tema. ¿Por qué? Porque en realidad era algo que no podía evitar que pasara, por más que me apresurara a tratar de arreglar las cosas, no encontraba manera de deshacer eso, por ahora.
Así que, cuando mi decisión estuvo tomada, todos seguimos con nuestro día, desayunamos y disfrutamos con el temor de que en cualquier momento las cosas empeoraran sin más. Eso servía como un incentivo para apresurar las cosas.
Sin embargo, las cosas no duraron tanto tiempo bien. Como si de repente el clima cambiara, la noticia se esparció de forma tan rápida como si se tratara de una pandemia. Una pandemia que no solo afectó a todos aquellos fanáticos de Louis Tomlinson, sino que, también afectó a Harry de la peor manera.
Y es que después de dos días, de algún momento a otro, todo lo que estaba bien explotó.
Harry gritó. Un grito tan desgarrador que no planee escuchar nunca y mucho menos de él. Sentí como si arrebataran alguna parte de mí, como si me quitaran esa estabilidad que llevaba cuidando. Mi corazón se detuvo, yo me detuve, por unas milésimas de segundos que parecieron ser una completa eternidad antes de volver a reaccionar y salir corriendo hacia Harry.
Cuando llegué a su habitación y lo vi recostado en su cama, con un pequeño movimiento suave por el hipeo que soltaba entre sollozos, sentí como si me estrujaran el corazón con dos manos, apretándolo hasta sentir un fuerte dolor en mi pecho. Me acerqué a abrazarlo con fuerza sin poder evitarlo, rodeándolo con mis brazos y sosteniéndolo, mientras le escuchaba sollozar con ímpetu.
Fue la peor imagen que pude haber visto de él. Sus lindos jades se combinaban con aquella ligera capa acuosa que los volvía más intensos y ligeramente rojos. Aquellos ojos algo hinchados por el agua salada que derramaban como cascada, resbalándose por su piel clara hasta caer a sobre mí, mi ropa absorbiendo cada una de ellas.
Realmente me destrozó verlo en su allí, llorando por algo inentendible, por lo menos eso pensé hasta que vi la razón. En su teléfono estaban aquellas imágenes que habían empezado los rumores del nacimiento del primer hijo del famosísimo Louis Tomlinson.
Negué. Sabía que las cosas pasarían tarde o temprano, que pronto se arruinarían algunas cosas en las que me mantuve trabajando, pero nunca creí que el rizado llegara a reaccionar de aquella manera tan… destrozada.
Tenía que apresurar mi trabajo y, antes de hacer cualquier otra cosa, tenía que ir a aquel bendito hospital a visitar al lindo hijo del castaño de ojos azules, pero, no quería dejar al rizado solo en esta situación. No podía.
Tan solo pensar en dejar al ojiverde llorando como aun lo seguía haciendo era algo completamente absurdo. Pero necesitaba arreglar las cosas u obtener algo que me beneficiara a mí o alguno de los chicos, incluido el castaño que estaba siendo en este momento la causa del llanto del rizado en su regazo.
—Tie-enes que ir.
La voz rota del rizado me hizo salir de mis pensamientos, negando a lo que acababa de decir. No, se negaba completa y absolutamente a dejarlo solo.
—Julianna, ya estoy— hipó. — ya estoy grande… puedo cuidarme solo.
—Definitivamente no me iré.
Negué de nuevo, acariciando sus rizos con mis dedos, procurando traerle una tranquilidad a su cuerpo mientras me preocupaba en algo que pudiera servirme para actuar.
—Puedes llamarle a Niall— escuché nuevamente la voz ronca y rota del mayor —. Él cuida-ará de mi como veces a-anteriores lo ha hecho… solo llámalo-o.
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Juls - L.S ©
Fanfiction«Es difícil reparar un corazón roto cuando éste quiere regresar con quien lo rompió y es aún más difícil prometer que le vas a ayudar a hacerlo» **Prohibida cualquier copia o adaptación de esta obra. Todos los derechos reservados.***