De todos un poco: ¿Louis?

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El rizado procuraba buscar detalladamente en toda la habitación mientras que la pelirroja trataba de encontrar algunos documentos o cualquier cosa que le sirviera en los cajones del escritorio de Cowell.

Julianna sabía que esta tarea se estaba haciendo más tardada. No podían perder demasiado tiempo buscando archivos que no tenían ni una mínima idea de que estuvieran realmente en la oficina. Y ella no estaba dispuesta a retirarse del lugar sin algo que pudiera utilizar a su favor.

Julianna bufo.

—Steve, esto está tardando más de lo planeado ¿podrías buscar en su computador y en cualquier cuenta en donde podría guardar documentos o algo que nos beneficie a nosotros?

—Claro— escucharon en respuesta.

Niall veía entretenido como Francis volvía a acomodar cada piececilla del motor que él había quitado cuando escucho como un automóvil entraba al estacionamiento. Pudo reconocerlo al instante, entrando en su Ferrari F430 negro.

— ¡Oh, Simon ha llegado! —Simulo sorpresa esperando que Paul lo hubiera escuchado —Iré a hablar con él.

Y corrió hacia el hombre mayor que bajaba de su automóvil. Tendría que encontrar una muy buena excusa para entretenerlo.

Harry y Julianna buscaban desesperadamente, ambos ya habían recorrido cada rincón de toda la inmensidad que era la oficina personal de Simon Cowell. No encontraron nada, ningún papel que les ayudara en lo más mínimo y para colmo de ellos, Paul les había avisado que Simon estaba en el estacionamiento del edificio siendo entretenido por Niall.

Se les acababa el tiempo.

—Debe de haber algún lugar en donde guarde sus documentos importantes. — dijo Julianna —. ¿Sabes si tiene alguna caja fuerte?

El rizado lo pensó con detenimiento mientras escuchaba a Julianna mover los libros del pequeño estante que colgaba en la pared. Para ventaja de ellos, recordó aquel tan lejano día en el que enojado con Cowell entro a su oficina sin ser previamente anunciado y pudo observar como este escondía algo detrás de un gran cuadro de uno de sus tantos reconocimientos.

Con un par de zancadas Harry pudo alcanzar aquel cuadro. Lo miro por lo que fueron segundos exactamente contados y lo descolgó de la pared encontrando la puerta de lo que era una caja fuerte electrónica.

Sonrió. — La encontré pero tenemos un gran problema, ninguno de los dos sabemos la contraseña.

—Maldición. Steve, ¿hay alguna manera en la que puedas hackearla? —Miro la caja con detenimiento — Es una caja fuerte electrónica, supongo que debe de estar conectada a la red. ¿Podrías entrar, no?

Silencio.

—Desgraciadamente la caja de seguridad es una de las más avanzadas por ahora en el mercado, la marca que las fabrica está en el puesto número uno por ello —Dijo Paul—. Simon debe de esconder cosas importantes allí dentro.

—Chicos, tenemos tres oportunidades para tratar de abrirla. La caja tiene un sistema de alerta muy llamativo y no queremos quedar en evidencia antes —intervino Steve—. La clave es de seis dígitos, tardare un poco en obtenerla. Por ahora piensen en algo e intenten.

— ¿Cómo sabremos eso? — Harry estaba irritado.

No respondieron.

— ¡Genial! ¿Cuál podría ser la contraseña? ¿Alguna idea, Hazza?

—Debería de ser algún número o fecha importante para él —pensó—. Podríamos intentar con su fecha de nacimiento, es la única cosa que se me ocurre por ahora.

Juls - L.S ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora