Capitulo 21: Antiguo hogar

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Escuché el timbre desde mi habitación. Estaba ojeando una revista que me había dejado Kendall sobre su último desfile en Milán. Hoy había tenido que volver a viajar a Europa para otro; Londres concretamente. La echaría de menos estos días. El timbre volvió a sonar. Me pareció tan extraño que nadie abriera la puerta. Kris no me había avisado de que fuera a salir. Cerré la revista dejándola sobre la cama y bajé. Al abrir la puerta me quedé helada por lo que vi.

-¿Qué estás haciendo aquí?-pregunté.

-He venido a buscarte. Vuelves a casa.-dijo mi padre.

-¿Qué? Ni hablar.-intenté cerrar la puerta pero me lo impidió.

-Dakota, vengo en son de paz.-dijo alzando los brazos.

-¿Quién te ha dado esta dirección?-pregunté extrañada.

-Ha sido Anne.

Me quedé de piedra. No podía creer que mi mejor amiga me hubiera traicionado de esta forma. Anne sabía muy poco de mi relación con mis padres, al igual que todos, pero lo poco que sabía era que me llevaba bastante mal y que quería evitarlos a toda costa. Me pareció tan repugnante que se hubiera atrevido a decirle mi dirección.

-Vete, por favor.-le dije.

-Dakota, tu madre y yo solo queremos hablar contigo.

-Vosotros no sois mis padres.-escupí.

Él soltó una carcajada.

-¿Qué te hace pensar eso?

-Las pruebas que me hice.

Él volvió a reír.

-Dios, eres tan estúpida. Esa familia tiene el dinero de sobra para falsificar esas pruebas, ¿no crees?

-¿Y por qué iban a querer falsificarlas?

-¡Para dar que hablar!-exclamó.-Cariño, esta familia vive de eso. Del drama, de la prensa. Se le acaban los argumentos y necesitan cosas nuevas.

Sacudí la cabeza.

-No les conoces.

-¿Y tú sí?-preguntó.

Pensé durante unos segundos. En realidad solo llevaba un mes y medio en esta familia. No les conocía del todo, pero sentía como si lo hiciera de toda la vida. Dios, estaba tan confusa.

-Cielo, no seas ingenua.-dijo en un tono tierno.-Vuelve a Miami. Todavía podemos solucionar las cosas.

-No quiero tener ningún tipo de relación con vosotros, creo que os lo dejé bien claro.

-Lo sé. Y no lo entiendo, pero lo respeto. Solo queremos hablar contigo. Creo que tenemos muchas cosas de las que hablar y después de eso...dejaremos que hagas tu vida. Te lo prometo.-sus palabras sonaban sinceras y convincentes.

-Está bien.-suspiré.-Solo un día. Y me dejarás volver con mi familia.-dije.

-Dios, eres tan testaruda...igual que tu madre.-dijo sacudiendo la cabeza.


Subí a mi habitación, me cambié de ropa y recogí mis cosas. Guardé la revista que tenía sobre la cama en mi maleta. Ojalá Kendall estuviera aquí, pensé. En cuestión de minutos bajé al hall. Mi padre ya había llamado a un taxi para que nos llevara al aeropuerto. Le fui a mandar un mensaje a Kris, pero mi móvil estaba sin batería. Había olvidado ponerlo a cargar la noche anterior. Tenía un nudo en el estómago, todo esto me resultaba tan sumamente extraño, que mi padre se presentara aquí, volver a Miami...tenía la sensación de que me había metido en un lío y de los grandes. Tras horas de avión, aeropuertos y coche, a lo que ya me empezaba a acostumbrar llegué a la mansión de mi padre. Un año sin haber estado aquí y no la había echado de menos para nada. Entré a la casa, estaba todo en silencio. No sé como algún día podía haber llamado a esto hogar. Caminé detrás de mi padre, era tan grande que a penas me acordaba de donde estaba cada habitación.

-Creo que tu madre ha salido con unas amigas de compras. No sé a que hora volverá, pero puedes instalarte en tu habitación si quieres.

-Claro.-dije sin gracia ninguna.

¿Sabría acaso mi querida madre que yo venía hoy a casa? Seguro que si, pero que importa, tus amigas siempre son más importantes que tu hija a la que no has visto en un año. Subí a mi antigua habitación. La última vez que había estado ahí aún tenía la colcha rosa y mis cojines con cara de un gato y un perro encima. Cuando abrí la puerta no era ni por asomo la habitación que yo recordaba. Habían pintado las paredes de un tono marrón y la colcha que había sobre mi cama era a rayas marrón y roja, incluso juraría que la cama era más pequeña. Dejé mi maleta y bajé al salón. Esta no era mi habitación y no me agradaba en absoluto.

La guerra de las Jenner [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora