Capitulo 22: Viejos tiempos

340 17 0
                                    

Mi madre a penas había cambiado. Seguía teniendo su pelo rubio (natural, aunque yo fuera completamente morena) sus ojos verdes, su esbelta figura y su cara perfectamente maquillada marcando cada una de sus facciones. Parecía tan solo un par de años mayor que yo. Solo nos habíamos saludado con un frío beso en la mejilla, después de que ella me hubiera analizado de arriba a abajo comprobando que nuestra vestimenta era totalmente diferente. La señora que trabajaba en la casa nos sirvió la cena.

-Bueno, querida, ¿y hasta cuando te quedas?-preguntó mi madre con una falsa sonrisa.

-Tenía pensado marcharme cuanto antes, la verdad. Mañana por la mañana si es posible.

-Vaya.-dijo.

-Dakota, no seas tonta. Puedes quedarte el tiempo que quieras, además creo que lo necesitas. Deberíamos pasar más tiempo juntos, ¿no crees cariño?

Mi madre asintió.

-Bueno, podías haber pensado eso dieciocho años atrás.-dije cortante.

El silencio se hizo en el enorme comedor, hasta que por fin mi madre rompió el hielo.

-¿Como fue que conociste a las Kardashian y te dió por decir que eras de su familia?

Le lancé a mi madre la mirada más acuchillante jamás pensada.

-Nunca te ha interesado mi vida, ¿por qué iba a hacerlo ahora?

-Porque yo no he criado a una niñata caza fortunas.-dijo.

-Exacto, porque mientras otras chicas se quedaban dia y noche en casa velando por mi tu te la pasabas de fiesta con tus amigas.

-Niña insolente.

-Dakota, no seas desagradecida.-dijo mi padre.

-Solo digo la verdad. Esa familia me ha dado en un mes más cariño del que me habéis dado vosotros en dieciocho años.-dije alzando mi voz.

Solté la servilleta y me marché de allí. Subí a mi habitación. Miré mi móvil, tenía varias llamadas perdidas de Anne pero no la llamé. No tenía intención de hacerlo, después de lo que me había hecho. Me tumbé en la cama, esta cama que parecía de un extraño. Mi teléfono sonó. Era Kris.

-¿Dakota? ¿Dónde estás? Te estoy esperando para cenar.

-En Miami.-contesté.

-¿Qué? ¿Qué haces allí?

-Tenía que enfrentarme a mis padres, ¿no?

-Oh Dios...-dijo.-Pero no sola.

-Si, es la mejor manera. No quiero meter a nadie de la familia en esto.

-Cariño, estamos metidos todos, hasta el cuello.

-No.-me giré en la cama.-Esto es problema mío, yo debo resolverlo con ellos.

-No quiero que te pase nada malo.-dijo Kris por la otra línea.

-No te preocupes, mamá. Volveré mañana.


Ni siquiera había desayunado cuando bajé maleta en mano dispuesta a dirigirme al aeropuerto. Mi sorpresa fue cuando la puerta de entrada estaba cerrada con llave, la cual yo no tenía, al igual que la trasera. Me acerqué al despacho de mi padre, donde la mujer que la noche anterior me había servido la cena pasaba el plumero por las estanterías.

-Perdona, ¿podrías abrirme la puerta? Tengo prisa y no tengo llaves.

-Lo siento señorita Stevens, su padre me ha dado orden de que no la deje salir de aquí?

¿Qué?

-¿Disculpe?

-Lo siento.-dijo agachando la cabeza.

-Dejeme salir ahora mismo. Voy a perder mi vuelo.

-No puedo.-dijo algo apenada.

Esto es secuestro. Salí de aquella sala cabreada. Mi teléfono vibró. Era Anne. No lo pensaba coger, pero volvió a sonar insistentemente una y otra vez.

-¿Qué quieres?-pregunté cortante.

-Pon las noticias. Kylie ha hecho una de las suyas, y esta vez es gordo.

Corrí al salón y al encender la tele lo primero que me apareció fue un canal de cotilleo, mi madre se debe pasar viendolo dia y noche. Ahí estaba Kylie sentada en sillón sobre el plató de uno de los típicos programas de televisión sobre famosos.

-¿Qué puedes contarnos sobre tu nueva hermana? Últimamente no la hemos visto por Los Ángeles.-preguntó la presentadora.

-Lo único que sabemos mi familia y yo es que volvió con sus padres a Miami.-dijo apoyando sus manos sobre las rodillas.-Es una pena, porque la empezábamos a querer mucho.

-¿Con sus padres? ¿Pero entonces todo lo que ha pasado en estos meses ha sido una farsa?

-Parece que sí. Ya nos dejó claro que prefiere estar con su verdadera familia que con nosotros.-dijo con su voz de inocente.

Maldita perra. Anne no le dijo la dirección a mi padre, fue ella.

La guerra de las Jenner [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora