XV

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Reconciliación y un corazón herido.

Pasó cerca de una hora y media en el despacho de Dumbledore mientras esperaban a que el profesor Snape acabara la poción antes de hacerle la entrega a Cyrine. Sin embargo, debieron llamar a la señora Pomfrey para que le arreglara la apariencia  para que pudiera ir a clases con los demás y no perderse de nada el primer día. Por suerte, el profesor Dumbledore había hecho aparecer comida en el despacho y pudo saborear una rica tarta de melaza junto a una taza de espumoso chocolate, dado a que no pudo bajar a tiempo para desayunar.

Logró asistir a la primera clase de la mañana, recuperando su tono natural de ojos y cabello. Aunque primero debió pasar al despacho de la profesora McGonagall para recoger su horario de clases y recibir un permiso por su retraso y el porqué.

No hizo muy buena cara mientras se adentraba con nerviosismos al invernadero donde la profesora Sprout debió interrumpir su discurso para abrirle la puerta. Decir que la cara de la profesora Sprout no se veía sorprendida era una vil mentira.

—¿A qué se le debe el retraso, señorita Grey?—preguntó en la puerta del invernadero tres.

Cyrine no quiso ver por sobre su hombro a la clase observando curiosa el intercambio. Pasó saliva y le entregó el pergamino que le dio la profesora McGonagall. La profesora Sprout leyó el contenido y la dejó entrar dándole una seña con la cabeza.

Ella se ubicó rápidamente al lado de Hermione que le llamó con la mano alzada, no queriendo ver los rostros de Ron y Harry. Aún.

—¿Qué sucedió ahí dentro? ¿El profesor Dumbledore aclaró tus dudas?—se apresuró a preguntar Hermione, susurrándole al tiempo que Cyrine se colocaba unos guantes y asentía.

—Te contaré más tarde, te lo juro, ¿de acuerdo?

Con rostro resuelto, Hermione movió afirmativamente la cabeza, colocándole atención a la clase y Cyrine la imitó, con la mente aún revuelta y los ojos atentos a la rechoncha figura de la profesora Sprout.

—Hoy nos vamos a dedicar a replantar mandrágoras. Veamos, ¿quién me puede decir qué propiedades tiene la mandrágora?  

Sin que nadie se sorprendiera, Hermione fue la primera en alzar la mano.

—La mandrágora, o mandrágula, es un reconstituyente muy eficaz —dijo Hermione en un tono que daba la impresión, como de costumbre, de que se había tragado el libro de texto—. Se utiliza para volver a su estado original a la gente que ha sido transformada o encantada.

—Excelente, diez puntos para Gryffindor —dijo la profesora Sprout—. La mandrágora es un ingrediente esencial en muchos antídotos. Pero, sin embargo, también es peligrosa. ¿Quién me puede decir por qué?

Al levantar de nuevo velozmente la mano, Hermione casi se lleva por delante las gafas de Harry. Sin embargo, Cyrine le acompañó alzando la mano segundos después con tranquilidad y la profesora Sprout la señaló.

—El llanto de la mandrágora es fatal para quien lo oye —dijo Cyrine, recordando el libro que leyó en el expreso.

—Exacto. Otros diez puntos —dijo la profesora Sprout—. Bueno, las mandrágoras que tenemos aquí son todavía muy jóvenes.

Mientras hablaba, señalaba una fila de bandejas hondas, y todos se echaron hacia delante para ver mejor. Un centenar de pequeñas plantas con sus hojas de color verde violáceo crecían en fila. A Cyrine le parecían completamente vulgares, a pesar de haber leído sobre ellas.

—Poneos unas orejeras cada uno —dijo la profesora Sprout.  

Hubo un forcejeo porque todos querían coger las únicas que no eran ni de peluche ni de color rosa. Sin problemas, Cyrine se alcanzó unas de peluche que no resaltaban y volvió a posicionarse rápidamente en su lugar.

「Loyalty」 HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora