IV

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Huídas nocturnas.


—Es una broma.

Era la hora de la cena. Harry había terminado de contarle a Ron todo lo sucedido cuando dejó el parque con Cyrine y la profesora McGonagall. Ron tenía un trozo de pastel de carne y riñones en el tenedor, pero se olvidó de llevárselo a la boca. Cyrine se mantuvo distraída en la explicación dejándole a Harry que contara toda la historia sin interrupciones

—¿Buscador? —dijo—. Pero los de primer año nunca... Serías el jugador más joven en...

—Un siglo —terminó Harry, metiéndose un trozo de pastel en la boca. Tenía muchísima hambre después de toda la excitación de la tarde—. Wood me lo dijo. Así como también Cyrine será la cazadora más joven.

Ron estaba tan sorprendido e impresionado que se quedó mirándolo boquiabierto.

—Tengo que empezar a entrenarme la semana que viene —dijo Harry—. Pero no se lo digas a nadie, Wood quiere mantenerlo en secreto.

—Pero sabiendo como se corren los rumores en Hogwarts, ten por seguro que para mañana ya estarían hablando de ti—dijo Cyrine luego de tragar un trozo de salchicha.

—Y de ti.

Cyrine enarcó una ceja no muy convencida y Harry le sonrió divertido.

Fred y George Weasley aparecieron en el comedor, vieron a Harry y se acercaron rápidamente.

—Bien hecho —dijo George en voz baja—. Wood nos lo contó. Nosotros también estamos en el equipo. Somos golpeadores.

—Te lo aseguro, vamos a ganar la copa de quidditch este curso —dijo Fred—. No la ganamos desde que Charlie se fue, pero el equipo de este año será muy bueno. Tienes que hacerlo bien, Harry. Wood casi saltaba cuando nos lo contó.

—Buen trabajo con esa cosa por tu parte también —mencionó George viendo a Cyrine con expresión satisfecha—jamás creí ver a una chica Grey montando una escoba o que supiera lo que fuera quidditch.

Encogiéndose de hombros, Cyrine masticó lentamente un trozo de patata asada, llenando sus mejillas como las de una ardilla y haciéndole soltar risas a los gemelos por igual.

—Bueno, tenemos que irnos. Lee Jordan cree que ha descubierto un nuevo pasadizo secreto, fuera del colegio.

—Seguro que es el que hay detrás de la estatua de Gregory el Pelota , que nosotros encontramos en nuestra primera semana.

Fred y George acababan de desaparecer, cuando se presentaron unos visitantes mucho menos agradables. Draco, flanqueado por Crabbe y Goyle.

—¿Comiendo la última cena, Potter? ¿Cuándo coges el tren para volver con los muggles?

—Eres mucho más valiente ahora que has vuelto a tierra firme y tienes a tus «amiguitos» —dijo fríamente Harry.

Por supuesto que en Crabbe y Goyle no había nada que justificara el diminutivo, pero como la mesa de los profesores estaba llena, no podían hacer más que crujir los nudillos y mirarlo con el ceño fruncido.

—Nos veremos cuando quieras —dijo Malfoy—. Esta noche, si quieres. Un duelo de magos. Sólo varitas, nada de contacto. ¿Qué pasa? Nunca has oído hablar de duelos de magos, ¿verdad?

—Por supuesto que sí —dijo Ron, interviniendo—. Yo soy su padrino. ¿Cuál es el tuyo?

Malfoy miró a Crabbe y Goyle, valorándolos.

—Crabbe —respondió—. A medianoche, ¿de acuerdo? Nos encontraremos en el salón de los trofeos, nunca se cierra con llave.

Asintieron de acuerdo y se sumergieron en una batalla de miradas que Draco rompió cuando volteó a ver a Cyrine. Su expresión era indiferente mientras cortaba la carne de su plato.

「Loyalty」 HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora