Charlie estaba pegado a la heladera, esperando a que sus preciados chocolates -preparados especialmente para su moribundo abuelo- estén listos.
- Estar tan cerca de la nevera te dañará el cerebro. - de burló Willy, abrazando al muchacho por la espalda.
- ¿Acaso ésta cosa no puede enfriar mas rápido? - se quejó el mas joven.
- Tranquilo, solo hay que esperar. - intentó calmarlo, pero el niño ya había comenzado a hiper ventilarse.
- ¡El abuelo José no tiene tiempo para andar esperando! ¡Tal vez muera en estos minutos en los que estamos hablando! ¡No puedo esperar! No puedo... - explotó.
Estaba rojo de la frustración. Se sentía tan inútil... Su abuelo agonizaba, y él no podía hacer nada para ayudarlo.
- El abuelo se irá cuando sea su hora. Si su hora no ha llegado, no habrá nada que pueda matarlo; pero si sí llegó, no habrá nada que pueda salvarlo. Es la cruda realidad... Todos moriremos algún día. - le explicó el mayor a Charlie, a quien las lágrimas se le derramaban por las mejillas y los labios le temblaban.
- Sí... No hay nada que podamos hacer. - susurró desanimado - Voy a tomar una siesta. Vigila los chocolates.
Charlie se alejó como zombie hacia la habitación del mismísimo Willy Wonka, donde solía pasar algunas noches.Willy caminaba de un lado a otro en la cocina, por poco y hacía un agujero en el suelo. "¿Qué se puede hacer ante situaciones como éstas?" se preguntaba. Pero lastimosamente, no encontró respuesta alguna.
Finalmente se dicidió por hacer una locura. Algo que probablemente era innecesario y poco inteligente, pero era su única idea.
Él en persona se encargó de hacer los arreglos, las llamadas, y los boletos. Boletos negros, a diferencia de los dorados. Boletos que invitaban a 6 adolescentes, de entre 15 y 18 años, a un tour por su famosa fábrica chocolatera. Pero a diferencia de la primera vez, los boletos eran para encontrar un amigo digno de Charlie, y no otro sucesor. Ese puesto ya estaba ocupado por el mejor candidato posible.(...)
Por todo el mundo la noticia fue esparcida. No había quien no supiese de la "competencia", por lo menos no fuera de la fábrica, ya que Charlie no estaba enterado de las locuras de su jefe.
Adolescentes al rededor del mundo buscaban los boletos negros con afán y desesperación. Como si encontrar aquel trozo de papel fuese la llave hacia la vida eterna.
Todos los adolescentes, exceptuando a Violeta, Veruca, Miguel y Augusto, quienes no pensaban volver luego de aquella extraña experiencia.
Augusto jamas volvió a comer chocolate, pues había quedado asqueado luego de lamerse todo lo que quedó en su cuerpo al caer en el río. Luego de eso, tuvo un cambio de aspecto radical. ¡Bajó 20 kilos en 8 meses!
Violeta, a pesar de estar azul, aprovechó su elasticidad y fue ganadora de múltiples concursos de gimnasia artística.
Veruca continuó siendo una niña malcriada, aunque su padre se puso un poco mas estricto con respecto a las mascotas. Decidió que dos perros, cuatro gatos, seis conejos, dos periquitos, tres canarios, un loro verde, una tortuga, una pecera llena de peces, una jaula de ratones blancos y un hamster, eran suficientes.
Y finalmente, Miguel terminó estudiando en casa gracias a las burlas de sus compañeros hacia su raro y delgado aspecto. Ahora se encargaba de inventar artefactos, que jamás funcionarían, en el ático.Dos de los boletos fueron encontrados. El primero en Australia, por un joven llamado Jacob Martin. Y luego uno en Argentina, el afortunado fue Lucas Gutierrez.
Esos chicos ya tenían asegurado un lugar en la visita -claro está que la fábrica no cubría los gastos del viaje o del hospedaje-.- Charlie, los chocolates están listos. - le susurró al oído Wonka para despertarlo. Increíble que todo aquello lo halla hecho en un par de horas... Todo es increíble tratándose de Willy Wonka.
- Mhm... - balbuceó el menor.
- ¿Se los llevarás a tu abuelo o lo hago yo? - preguntó, para incentivarlo a levantarse.
- Yo lo hago. Dame un segundo... - se despertó de repente.
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Chocolate Love (Yaoi)
FanfictionYa pasaron 7 años desde aquella visita a la fabrica Wonka. 7 años de que Willy y Charlie se conocen. 7 años en los que su amor por el otro creció con cada día juntos. ¿Pero qué pasará si llega alguien más a dar vuelta su mundo de golosinas? **** Wo...