cap. 9

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El recorrido continuó como lo habían planeado. Los cinco chicos restantes seguían en pie, y ya era bastante tarde.
- Bueno, creo que seguiremos mañana. Hay habitaciones preparadas para ustedes. - anunció Charlie - Los oompa loompa los acompañarán.
Allí fue cuando un pequeño grupo de éstos seres aparecieron como salidos de la nada, y llevaron a los invitados a sus cuartos.

Charlie se dirigió hacia donde supuso estaría su jefe: su "Wonka-Zone".
- Señor Wonka... - le llamó el menor, entrando por la enorme puerta de roble.
- Aquí. - gritó el otro para que lo localizara.

"Qué específico, señor..." pensó Charlie, sarcásticamente.

Caminó hasta el primer lugar que pasó por su mente en aquel momento.
La habitación de Willy era muy espaciosa. La conformaban cuatro paredes blancas, muebles negros y una gran cama de dos plazas, con sábanas oscuras... Y Wonka en medio.
- Charlie, recuéstate conmigo. - pidió el mayor, haciendo espacio a su lado.
El muchacho dudó unos segundos, pero luego se acomodó junto al chocolatero, quien en seguida lo abrazó.
- Te quiero, Charlie. - le susurró. El niño estaba completamente rojo ante las palabras del mayor, y no sabía qué decir - ¿Tú me quieres? - en definitiva el corazón de Charlie se detuvo.
- S-sí. Cla-claro que lo quiero. - tartamudeó. Aunque antes de responder, pensó unos milisegundos.
- Te lo pensaste. - le recriminó Wonka, separándose.
- N-no es cierto. - se sorprendió ante la acusación.
- Sí es cierto. Significa que no me quieres... - Charlie rodó los ojos por el comentario.
- Willy, no seas tan exagerado. Eres la reina del drama y lo comprendo, pero por pensar en la respuesta correcta no significa que esté dudando de lo que siento por ti. - Charlie ni siquiera supo cuándo comenzó a tutearlo, pero se sorprendió mas al oír sus propias palabras. En seguida se sonrojó y bajó la mirada por la vergüenza.
- Eso quería oír. - sonrió Wonka, acercando mas su rostro al del menor; uniendo sus labios en un tierno beso.

Esa noche así durmieron, abrazados y susurrándose cosas bonitas. Mientras que en los dormitorios de los invitados, pasaba algo un poco distinto...

- ¡Te dije que no entraras a mi cuarto! - le gritaba Lucia a Lucas, quien intentaba infiltrarse a la habitación de la española.
- ¡Sólo quiero pasar tiempo a solas contigo! - se excusó.
- ¡Mientes! ¡Tu mente está muy corrompida, niño! - respondía ella, intentando cerrar la puerta mientras el otro empujaba del otro lado.
- ¡Charlemos! ¡A las chicas les gusta charlar! - decía mientras aumentaba la fuerza con la que empujaba.
- ¡Déjame en paz!
- Déjala. - interrumpió una voz mas grave.
- Ja-jacob... Yo sólo... - comenzó Lucas, para ser interrumpido.
- Olvídalo. Es hora de poner el plan en práctica. - anunció el australiano.
- Pe-pero...
- ¿De qué hablan? - curioseaba Lucia.
- Nada de tu incumbencia. - dijo Lucas, cerrándole la puerta en la cara.
- Tenemos que encontrar dónde se esconde. - el argentino asintió.
- ¿Seguro de que debemos hacer esto? - cuestionó.
- Claro que debemos hacerlo. Mira, así es la cosa: Yo soy tu jefe, y haces lo que digo; yo tengo un jefe, y hago lo que dice; entonces tu haces lo que mi jefe quiere, lo que significa que mataremos a Willy Wonka.

Chocolate Love (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora