cap. 8

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Charlie, con una gran sonrisa, se agachó hasta llegar a la cerradura y giró la llave. Se abrió una enorme puerta, y a través de ella se podía divisar un paraíso hermoso. El sueño de todo niño, cabe decir. Todo allí era comestible. El pasto, los arboles, el río,  las plantas, las flores, todo. Todo excepto los Oompa Loompa, claro.
- Wow... - susurró Jacob, al ver tal sueño hecho realidad.
- ¡Un maldito río de chocolate! ¡Esto es un sueño! - se pellizcaba Luiggi.
- Bueno... ¡Disfruten! - anunció Charlie. Todos lo miraron confundidos - Todo se puede comer, vayan. - al oírlo, todos salieron corriendo en distintas direcciones. Como niño en dulcería...
- Sólo espero no perder a nadie en la primer etapa... - susurró para sí mismo.

Robin era el único que caminaba tranquilamente junto al río, admirando la vista. A decir verdad, no era fanático de los dulces.
Finalmente decidió tumbarse en el césped bajo un árbol de cerezas.
- Hola. - saludó alguien, a quien Robin reconoció como Charlie al abrir los ojos.
- Hola. - respondió sentándose con una sonrisa.
- ¿No quieres comer nada? - él negó con la cabeza - Eres como yo cuando vine la primera vez. Todos corrían como muertos de hambre, cuando el único muerto de hambre de verdad estaba caminado con su abuelo. - rió ante aquel recuerdo y tomó asiento junto al canadiense.
- No me gustan mucho los dulces. - hizo una mueca, que no llegaba a ser una sonrisa.
- Comprendo... ¿Cómo te llamas? - le preguntó Charlie al pelirrojo.
- Robin. - respondió éste.
- Pareces de mi edad... ¿cuántos años tienes?
- 15. - sonrió.
- Creía que eras mas grande. Yo tengo 17. - le devolvió la sonrisa, a lo que el menor se sonrojó. La charla iba a continuar, se habían caído bien, pero debían ser interrumpidos.
- ¡Charlie! ¡Charlie! - llamaba Lucia a gritos.
El nombrado no dudó ningún segundo en correr hacia la chica y preguntar qué ocurría. Ella se limitó a señalar, y al seguir con la mirada aquella dirección, Charlie vio a Luiggi a punto de lanzar a un Oompa Loompa al río.

Y parecía un muchacho tranquilo... Pensó Charlie.

- ¡Detente! - gritó, pero el italiano se hizo el sordo. Soltó al pequeño hombre, haciendo que cayera al río. Fue pura suerte que el tubo lo absorbiera antes de que se ahogara... ¿a qué me recuerda aquello?

Como ya era de esperarse, el resto de los oompa loompas comenzaron una nueva e improvisada canción sobre el "rebelde Luiggi". Bailaban sincronizadamente, tanto así que parecía haber tenido semanas de práctica.
Finalmente, uno de los hombrecitos empujó al italiano hacia el chocolate. Así repetimos la historia de Augusto...
- ¡Agh! ¡Recién comenzamos y ya perdimos a uno! - se quejaba Charlie, sin ponerle ni la mas mínima atención al chico que luchaba por su vida contra la cascada.
- Se va a ahogar... - susurró Lucia.
- ¿Qué importa? - respondió Jacob, entrometiéndose - ¡Es un idiota, se lo merece!
- ¡Tú eres un idiota! ¡Nadie merece morir! - contraatacó ella.
- Basta... Continuemos con el recorrido. - intervino Charlie.
Ambos chicos cabreados el uno con el otro, se cruzaron de brazos y caminaron alejados.
Robin los seguía desde un poco mas atrás, apreciando cada detalle... Incluso aquella misteriosa choza destruida en medio del prado.

Chocolate Love (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora