cap. 13

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Todo el escándalo sobre la repentina muerte de Lucia, y el encarcelamiento de Jacob, hizo que cierta tensión se estableciera en la fábrica.
Wonka decidió que lo mejor sería pausar la competencia y tener un día de luto por la pérdida de la española.
Nadie tuvo objeción alguna, y el día siguiente al acto, todos se quedaron en sus respectivas habitaciones.

Wonka se encontraba devastado, no porque sintiese alguna clase de afecto hacia la difunta, sino porque se sentía culpable por su muerte. Si él no hubiese permitido que Jacob use el cañón, nada de eso hubiese sucedido.
Se sentía vacío, como antes de que Charlie llegase a su vida.
- Willy... Esto no es tu culpa. - intentó calmarlo el menor.
- Sí que lo es. Ella seguiría viva de no haberlo dejado tomar los explosivos. - sollozó el chocolatero, desplomándose en su suave cama.
- Jamás pensaste en que eso llegaría a pasar. No te culpes a ti mismo por algo que Jacob hizo. Él es el asesino, no tú. - lo abrazó Charlie, sintiendo mojado su hombro por las lágrimas del mayor.
- No puedo dejar de pensar en ella... En el suelo... Ensangrentada. - tartamudeó Wonka.
Charlie se quedó helado, sin saber qué hacer. Aquella imagen había sido perturbadora para todos los presentes, pero pareció haber sido mucho peor para el chocolatero.
- Creo... Creo que puedo hacerte olvidar todo por un rato. - susurró Charlie en la oreja del mayor, para luego sonreír de lado.
Comenzó besando los dulces labios del dueño de la fábrica, atacando cada punto de su cavidad bucal con la lengua. Wonka no tardó en responder a la acción de su aprendiz, y pronto sus bocas se transformaron en un campo de batalla entre ambas lenguas.
Charlie llevaba el control de la situación, y en cuanto rompió el apasionado beso bajó hasta el cuello del contrario, dejando leves marcas en este. El joven bien sabía que aquel era el punto débil de Willy, por lo que el chocolatero gemía suavemente ante el tacto de los delicados labios en su tersa piel.
- Te amo. - susurró Wonka. Charlie dejó lo que estaba haciendo para mirar al contrario directo a los ojos.
- También te amo - respondió con una sonrisa - . Y deseo que hoy... Me hagas tuyo. - agregó el menor, con un dejo de timidez en su tono de voz.
Sus labios volvieron a unirse, pero no con la pasión con la que anteriormente lo hicieron, sino que este beso expresaba la calidez de sus corazones, y el amor que se tenían.
Delicadamente, Charlie se quitó su camiseta, dejando expuesto un torso pálido que no ha visto la luz solar en mucho tiempo. Este acto logró despeinar su fino cabello, dándole una apariencia salvaje y pícara que despertó algo en el interior de Willy Wonka.
Seguido de esto, optó por liberar sus delgadas piernas, deslizando el pantalón lentamente hasta que llegase a sus tobillos, entonces los abandonó en el suelo, y se recostó junto al chocolatero, en una posición que le pareció haber visto en una revista alguna vez.
- ¿Por qué te detienes? - preguntó alarmado Wonka.
- Si quieres ver más, quítalo tú mismo. - respondió Charlie, con la voz ronca.
Willy, excitado sobremanera por la actitud de su pequeño, se apresuró a sacarse de encima toda la ropa que llevaba, quedando completamente desnudo.
Charlie portaba una sonrisa pícara, y miraba expectante cada movimiento del mayor. Su rostro enrojeció cuando este se posicionó sobre él, y empezó a bajar la fina tela que cubría lo que lo hacía hombre... Hasta que finalmente ésta desapareció.
Un poco avergonzado, el aprendiz, colocó las piernas a los lados de su pareja, permitiendo al otro tener una espléndida vista de su entrada.
El dueño de la fábrica se lamió tres dedos de la mano derecha, dejándolos absolutamente ensalivados, y lentamente los acercó a donde pronto estaría su hombría.
No tardó en meter uno, logrando hacer que Charlie gruñiera levemente. Pronto fueron dos, luego tres, hasta que metió un cuarto dedo que jamás había estado en su boca.
El menor parecía estar disfrutando de los movimientos circulares del chocolatero, y se sintió confundido y decepcionado cuando estos se detuvieron abruptamente.
- ¿Estás listo, Charlie? - le preguntó Wonka, cuando su miembro estaba posicionado y listo para entrar en el contrario.
El mencionado afirmó con la cabeza, dando paso libre al mayor, quien comenzó a meter su extremidad, delicadamente, en Charlie, quien clavó las uñas en la espalda de su pareja por el inmenso dolor que sentía en su parte baja.
Wonka gruñó al sentir la mayor parte de su miembro dentro de su amante, y Charlie gemía, luchando por acostumbrarse al dolor, que luego de unas cuantas embestidas, se convirtió en el placer más abrumador que jamás haya sentido en su vida.
Sus labios atacándose; sus manos sin dejar de tocarse; los agudos gemidos del menor; ambos cuerpos cubiertos de sudor, y el sonido de estos chocando con cada estocada, complementaban la erótica escena.
Ninguno tardó demasiado en alcanzar el clímax, pero fue Charlie el que primero se vino, sobre ambos pechos, seguido por Wonka, dejando su semilla en el interior del contrario.
El mayor, con cuidado, abandonó el cuerpo de su pareja, y se recostó a su lado, aún respirando con dificultad.
- Espero haber ayudado a levantarte el ánimo. - suspiró Charlie, acomodándose junto a Willy.

"Con una simple sonrisa podrías alegrar el día más lúgubre, Charlie, y es por eso que te amo", fue el último pensamiento del chocolatero, antes de caer en la dulce oscuridad de los sueños.

Chocolate Love (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora