cap. 14

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A la habitación donde se encontraba la pareja no llegaba ningún rayo del reluciente sol que brillaba alto en el cielo; no había ninguna ventana por donde admirar la hermosa vista repleta de construcciones; los pajaros no se oían, y el ruido de las maquinas a todo motor no alcanzaba a ser escuchado por quien se encontrase en el interior. Un cuarto aislado completamente. Inaccesible sin la llave que porta Wonka siempre en un compartimento de su sombrero hecho especialmente para ella. Pero aún así... El chocolatero yacía muerto en la cama, con una limpia cortada en la yugular.
- ¡Ayuda! ¡Alguien que venga a ayudarme! ¡Willy, por favor, Willy! ¡Ayuda! - gritaba desesperado, Charlie, tomando a Wonka en sus brazos, abrazándolo lo más fuerte que pudiese, como si con eso consiguiese devolverle la vida.
Pero así como nada se escucha del exterior al cuarto, del interior hacia afuera tampoco. Nadie oía su llamado de auxilio.
- Willy... No me abandones... - sollozaba el menor, sin poder detener las lágrimas que fluían libremente por sus mejillas.
El nudo en su garganta le hacía difícil respirar, y la vista no la podía tener más nublada por el llanto.

El silencio era ensordecedor.

Pasados unos minutos, Charlie decidió abandonar el cadáver de su amado, con el objetivo de buscar ayuda.
- Ya regreso... Sí... En un momento regreso. - le hablaba al difunto, fingiendo que Willy no se encontraba allí muerto, sino que inconsciente.

Corrió por los pasillos de la fábrica, sin importarle que solo llevaba los calzoncillos puestos.
- ¡Alguien que me ayude! ¡Por favor! ¡Ayuda! - gritaba y gritaba, sin detenerse. Buscando a cualquier persona que pudiese escucharlo... Cualquier persona que pudiese ayudarlo.
- ¿Charlie? ¿Qué sucede? - preguntó un adormilado Robin, saliendo de su habitación en pijama.
- ¡Robin! ¡Necesito que llames a emergencias! - se abalanzó rápidamente hacia el pelirrojo, rogándole con la mirada.
- ¡¿Pero qué pasó?! - se preocupó el canadiense, e interrogó al contrario sacudiéndolo por los hombros.
- Es Willy... Él está... Él está... Llama a emergencias rápido. - se quebró antes de terminar de contar lo sucedido, dejando al otro con la incertidumbre.
Robin no dudó más, y llamó a número que le indicó Charlie.
- Sí, hola. Hay una emergencia en la fábrica Wonka... Sí, la de chocolates... Por favor, envíen gente de inmediato. Ambulancias especialmente. - mientras hablaba con la muchacha del 911 tuvo la corazonada de que algo muy malo le había pasado a Willy Wonka, y requería atención de inmediato.
- Listo, dijo que en cinco minutos llegan. - le informó al que aún no dejaba de llorar.
- ¿Dónde están todos? ¿Por qué eres el único aquí? - preguntó Charlie, con la voz temblando, intentando cambiar de tema durante unos minutos.
- También está Gunter... pero parece no haber escuchado tus gritos. - Robin pensó un poco más en aquello, y le pareció extraño, pues el pedido de ayuda no había sido nada bajo. Gunter también debería haberlo oído.
Se acercaron lentamente a la puerta del susodicho, y tocaron levemente. No fue necesario esperar a que abrieran, pues ésta estaba simplemente apoyada, sin cerrar por completo. Robin entró a la habitación del alemán primero, seguido por Charlie.
- ¡Diablos! - masculló el pelirrojo - ¡Charlie, sal de aquí! - se apresuró a sacar al contrario antes de que presenciara la horrenda escena frente a él. Gunter se encontraba en su cama, una daga en su mano izquierda, y una cascada de liquido carmesí manchando su pecho desde la garganta.
El canadiense no tardó en seguir al ahora dueño de la chocolatería fuera de la escena del crimen.
- ¿Gunter está bien? - le preguntó Charlie, inocentemente.
El pelirrojo pensó unos segundo en qué responder. Miró a sus ojos, con una suave sonrisa en sus labios y dijo: - Claro, todo está bien. Vayamos a esperar a emergencias. - se quitó la camiseta de pijama y se la dio a Charlie para que se cubriera, le dio la mano, y juntos caminaron hasta la entrada, donde dos ambulancias y seis patrullas aguardaban.

Aquella madrugada ya se había convertido en tarde, y luego de que los policías registraran todo, Charlie y Robin vieron cómo las ambulancias llevaban dos bolsas negras de cadáver. Una para Gunter Sbrizza... y otra para Willy Wonka.
- Disculpen... - habló un oficial, interrumpiendo el caos que había en la cabeza de Charlie al observar cómo llevaban lejos a su amante y mejor amigo en una bolsa para cuerpos.
- ¿S-Sí? - reaccionó.
- Encontramos esto junto al cuerpo del más joven. - dijo, y le tendió un pedazo de papel dentro de una bolsa plástica de evidencia.
- ¿Qué dice? - preguntó curioso el último sobreviviente de la competencia y heredero de la fábrica, aún sin librarse del fuerte agarre de la mano de su superior... y amigo.

"Es una pena... es verdad que si quieres algo hecho, debes hacerlo tú mismo.

Muchos creen que los grandes nunca caen... Que son eternos. Pero al final  somos todos humanos... Humanos con un inicio y un final.

- Gunter."

FIN

Chocolate Love (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora