cap. 4

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Los chocolates con almendras -los preferidos del abuelo José- estaban listos, y Charlie caminaba junto a Wonka hacia su vieja choza.
El menor estaba asustado. Tenía miedo de entrar y presenciar el cadáver de su amado abuelo, pero con todo el valor que logró reunir -y el apretón de la mano de su acompañante- giró el picaporte, y abrió la puerta chirriante de madera desgastada.
Se adentraron a paso lento en la casa, con sumo cuidado de no molestar a sus padres, quienes dormían la siesta.
- Abuelo. - susurró Charlie, al oído de José. Éste despertó por el escalofrío gracias al aliento de su nieto junto a su rostro.
- ¡Charlie! - se alegró al verlo. Hacía mucho tiempo que no estaba completamente consciente, por lo tanto no había podido presenciar cómo se veía el muchacho a sus recientes 17 años.
- Hola. - sonrió el menor ante la reacción del anciano - Te traje algo. - anunció, entregándole la caja de chocolates.
- No era necesario, Charlie. Cómelos tú. - se los devolvió, pero el chico no iba a aceptarlos de vuelta.
- Los hice especialmente para ti... Son tus favoritos. - lo tentó, a lo que José se rindió y abrió la caja.
Se sorprendió al ver tanta cantidad de dulces únicamente para él, y giró la cabeza para observar al pequeño -ya no tan pequeño- Charlie, con amor.
- Gracias, Charlie. - el mayor le hizo señas para que se acercara a abrazarlo, y el muchacho no se negó. Abrazó a su, por fin consciente, abuelo, quien quería despedirse de él.
- Tengo algo que decirte. - susurró el anciano, a lo que Charlie lo miró con interés - Lamentablemente, mi hora se acerca... Pero no quiero que estés triste, porque me iré siendo la persona mas feliz del mundo. ¿Y sabes por qué? Porque tú eres mi nieto. Es por eso que no quiero que llores cuando ya no esté, pues siempre estaré en tu corazón. Te agradezco todo, todos los momentos que disfrutamos juntos. Te agradezco y te amo. Te amo mucho, mucho. No quiero que me olvides... - volvió a abrazarlo aún mas fuerte, como si fuera la última vez.
- Yo también te amo, abuelo. - sollozó el menor.
- Ahora vete, disfrutaré de estos dulces. Adiós. - se despidió finalmente.
Wonka tuvo que despegar a Charlie como una garrapata de su abuelo, y lo llevó casi a rastras afuera.
Charlid suspiró repetidas veces, y levantó la cabeza. Sin expresión alguna, pero entonces sonrió.
- Bien, ¿Qué haremos hoy? - preguntó, para luego sorber su nariz con naturalidad.
- Chicle. - respondió Willy, devolviéndole la sonrisa forzada.
Si Charlie quería hacer como si nada de eso hubiese ocurrido, él lo aceptaría.

(...)

Mas boletos negros fueron hallados. Tres mas, para ser exactos. Lo que dejaba solo uno restante.
Los ganadores fueron 2 chicos y 1 chica. De Alemania, Gunter Sbrizza; de Italia, Luiggi Friccs; y finalmente, de España, Lucía Pérez.
Los cinco "elegidos", como los llamaban, ya estaban de camino a Inglaterra para recibir su premio misterioso.

¿Quién encontrará el último boleto? ¿Será esa persona la ganadora final, tal y como había ocurrido la última vez?

Chocolate Love (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora