¿Quién lo diría?

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Aburrido, así se sentía desde que se entero que no podría ver a sus amigos durante las clases y en serio se lamentaba por ello, seguramente Gokudera y Yamamoto debían de estarse matando en esos momentos, o algo así.

–Tsuna-kun, ¿No vas a participar en educación física?–La suave voz de Enma distrajo al castaño quien negó con su cabeza.

–No, tengo un mal presentimiento"Sin contar que el rayo de Varia vestía ropas deportivas" la inocente sonrisa de Tsunayoshi no engaño en lo más mínimo al hitman que lo vigilaba desde las sombras.

Desde que Sawada había aceptado ser el sucesor de Vongola su intuición parecía haber terminado de desarrollarse y esquivaba con todas sus fuerzas los peligros que amenazaban su vida y bienestar, aunque había excepciones, pero aún así Reborn no podría nergarse a sí mismo que estaba orgulloso de él y Enma era más que consciente de la evolución que había tenido su mejor amigo, es por eso que también había desestimado la idea de participar ese día en la clase que, como bien supo Tsuna, fue dirigida por Levi y eso implico mucho dolor para los alumnos normales de aquella secundaria, ya que Bel no parecía realmente afectado, lo correcto sería decir que se veía desinteresado y aburrido.

–Tsuna-kun, ¿Crees que estarás bien de ahora en adelante?–El mencionado suspiro y miro con burla a su acompañante.

–Es obvio que no, Enma-kun, pero recuerda los mejores amigos se apoyan en las buenas y en las malas lo que significa que si yo me hundo tu vienes conmigo–Kozato palideció cuando sintió el cariñoso abrazo que le daba Sawada, "Alumno de un sádico tenía que ser, bien dice Adel que debería aprender a escoger mejor a mis amigos".

El rubio observaba por el rabillo del ojo los movimientos juguetones de los jóvenes capos y se sintió inconforme, a sus diecisiete años nunca había sentido por alguien el interés que tenía en esos momentos por el castaño, sin embargo poseía una vaga idea sobre lo que podría llegar a ser puesto que en algún momento durante su infancia sintió algo similar por su hermano, antes de que el deseo de matarlo se hiciera insoportablemente fuerte, es por eso que le molestaba tanto la décima generación.

–¡Belphegor, presta atención!–La imponente voz de Levi lo hizo mirarle y no pudo evitar reírse entre dientes.

–¡A mi no me das órdenes, lame botas!–Una extraña risa se escucho bastante cerca confirmando los pensamientos del rubio, el jefe y el capitán estaban cerca.

Los infantes sonreían divertidos antes la extraña situación que parecía estarse desarrollando, aunque Reborn tenía que admitir que no les estaba gustando demasiado precisamente.

–No te esta gustando nada de lo que esta pasando–Canturreo el ilusionista con diversión.

–Deberías hacer silencio y concentrarte en encontrar a Fran–Gruñó el hitman provocando que el otro niño se pusiera nervioso.

Ajenos a los tics nerviosos que estaban desarrollando hitman e ilusionista, un trío de chicos con uniformes de la secundaria Kokuyo caminaban en dirección al que suponía era su hogar con expresiones aburridas, en los rostros inexpresivos, mientras el rubio del grupo exclamaba con emoción sobre todas las actividades que seguramente debía estar haciendo Mukuro-sama en esos momentos.

–Ken-niisan, molestas–La monótona voz del menor interrumpió las chácharas que balbuceaba el mencionado.

–¿¡Qué has dicho, renacuajo!?–Exclamó furioso, deteniendo su caminata y cruzándose de brazos frente al francés.

–Fran te ha dicho claramente que molestas y yo le apoyo así que por favor, cierra el pico–Chikusa ignoró la mirada asesina de su mejor amigo antes de seguir su camino junto al ilusionista.

Ken se dedicó a hacer pucheros el resto del camino mientras los inexpresivos de sus amigos le ignoraban, era en momentos así que extrañaba compartir sus rutinas con Chrome, sin embargo nunca lo admitiría en voz alta o si no tal vez el menor se encargaría de dejarle algún que otro trauma, era bien sabido que el pequeño tenía una especie de flechazo con la guardiana.

Dokuro suspiro mientras observaba distraídamente por la ventana en dirección a su querido boss y al pelirrojo, a pesar de compartir clases con Kyoko-san y divertirse fugazmente con los comportamientos extravagantes de Lussuria se sentía sola, Mukuro-sama no estaba cuando regresaba a casa y ya no podía pasar mucho tiempo con los demás guardianes de su cielo, sin mencionar que Chikusa y Fran se habían vuelto demasiado unidos, M.M seguía sin soportarla y Ken... Él era un total misterio.

–Chrome-chan, ¿Estas escuchando lo que estoy diciendo?–La voz cantarina del travestí la distrajo y no tardo en ruborizarse al darse cuenta de que todos le prestaban atención.

–Lo siento–Murmuró avergonzada y dispuesta a prestar su completa atención a las barbaridades que decía el Varia.

Un sonoro suspiro escapo de los labios de Sawada al notar la mirada insistente de Levi sobre su persona y es que, al igual que Belphegor, había notado las intenciones que tenía el rayo de lucirse frente a su amado boss para ser felicitado como si de un perro se tratase, es así como, con pereza y cierta molestia, se acercó al hombre para ver ¿Qué demonios quería?.

–¡Sawada! ¡Tienes que participar en los ejercicios!–Las exclamaciones del supuesto profesor llamaron la atención de todo el mundo, y cuando es todo el mundo es todo el mundo, quienes miraron esperanzados el rechazo del chico, si se unía a ellos el ejercicio sólo aumentaría.

–Lo siento, pero no puedo hacer eso–El tipo de bigote raro miro con molestia al Vongola, ¿Es qué no leía el ambiente?.

–¿¡Cómo que no!? ¿¡Qué te lo impi...!?–La presencia de su imponente jefe le hizo cerrar la boca y mirarlo con, demasiado obvia, adoración.

–Escoria, no molestes a los estudiantes y comportate como se te ha ordenado antes de llegar–Superbi no tardo en colocarse junto a su, no tan querido, jefe bastardo y mirar con reproche al idiota.

–¡Voiii! ¡No olvides a qué vinimos aquí!–Gruñó dejando bien claro que no se refería sólo a Bel, quien había aprovechado la conmoción para alejar a Tsuna y unirse a la discusión con una sonrisa desquiciada.

Enma sonrió divertido al notar la, casi imperceptible, buena acción que hizo el príncipe y la expresión de total confusión que se plasmo en el rostro de su amigo al verse salvado por las personas menos esperadas, y ¿Quién no lo estaría? Nadie creería que esos tres podían ser buenos con el décimo en algún momento, sobretodo el azabache y el rubio, ni siquiera él mismo lo habría visto venir y eso que Kozato era conocido por ser un paranoico con una imaginación bastante amplia.

Misión imposible: ¡Proteger al décimo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora