¡Quiero mi dinero!

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Caos. Esa era la palabra que definiría completamente lo que estaba pasando en Kokuyo.

Kakimoto observaba la para nada útil búsqueda de su mejor amigo, había puesto patas arriba toda la destruida zona de Kokuyo land en el intento de encontrar al francés que tenían bajo su cuidado, M.M sólo se dedicaba a observar los alrededores en busca de aquél "mocoso" sin tener muchos resultados.

–Ya les dije que no está aquí, si lo estuviera lo habría encontrado hace horas–Los tsunderes detuvieron sus búsquedas y miraron al azabache con molestia.

–¿¡Cómo puedes estar tan tranquilo cuando Fran no esta por ningún lado!?–Chikusa suspiro al escuchar el grito de sus amigos.

–Poniéndose histéricos no resolverán nada, además, Chrome y los demás guardianes de Vongola están por llegar–Joshima y la pelirroja gruñeron al escuchar aquello–Por si no lo sabían Sawada es bastante hábil a la hora de encontrar a los miembros de su familia.

–¡Fran no es miembro de ninguna mafia!–El único inexpresivo presente volvió a suspirar y miro al rubio directamente a los ojos.

–Nadie dijo nada de la mafia, no sé si lo recuerdas pero nuestro pequeño Fran le dice a Sawada Tsuna-nii–Ken bufo con molestia ante las palabras de Kakipi.

La francesa imitó las acciones del salvaje del grupo y dejó su, para nada efectiva, búsqueda y se dedicó a observar detenidamente el rostro del azabache, no conocía demasiado a Kakimoto Chikusa, pero aún así podía estar segura con sólo verlo que el chico era el más preocupado entre ellos, "Sólo espero que Fran esté bien, sino ¿A quién le daré el peluche de rana que traje de regalo?".

Mukuro tuvo un mal presentimiento, la reunión con el noveno había terminado dos horas atrás y había estado intentando contactar con sus lacayos y su querida Nagi sin que ellos le respondieran, ¡Incluso Sawada Tsunayoshi estaba ignorando sus llamadas! La ansiedad estaba empezando a a carcomerlo.

–Mukuro-kun, será mejor que vayas a preparar algunas cosas, partiremos está noche–El ilusionista desvío la mirada de su celular hasta los violáceos ojos de Byakuran.

–Todo esta preparado desde que el plan fue culminado, no tengo nada más que hacer–La sonrisa del albino desapareció al notar la seriedad del menor.

–¿Sucedió algo? ¿Están los chicos bien?–La piña suspiró y dejo aquél aparato maligno sobre la mesa para darle su completa atención al cielo.

–No lo sé, nadie me responde y los mensajes molestos de Fran se detuvieron, puede que suene pesimista o qué se yo, pero por mi experiencia con mafiosos te aseguro que nada bueno esta pasando en namimori–El Gesso fue testigo de la mirada preocupada en el rostro del siempre burlón guardián de la niebla y no supo que decir.

Fuera de aquella habitación, Hibari apretó los puños al igual que su casi imperceptible acompañante, Uni había recibido una mensaje de Reborn anunciando la presunta desaparición del aprendiz de ilusionista y Kyōya por su parte había escuchado de Adelheid que Enma le había cortado una llamada diciendo que no tenía tiempo para hablar con ella, ¡La madre de Simon estaba teniendo una crisis!.

Tsuna se estremeció al notar la mirada desconfiada del rubio, y no precisamente aquél que se encontraba a su lado, habían llegado a la guarida de Mukuro, también conocido como el hogar de Chrome, y no habían tardado mucho en recibir un grito de parte de Ken, reclamándoles el "tardarse tanto".

Misión imposible: ¡Proteger al décimo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora