Le escupí toda la Coca-Cola en la cara y me dio un ataque de risa heavy.
-Nah, me estái webiando -le dije entre risas mientras él se limpiaba la cara con el puño del chaleco.
-¡Joder, qué asco, Pepi! Me has bañao.
-¿Por qué me dijiste 《Te amo》? -seguía riéndome, pero prolongué la risa como Viñuela porque la weá ya no me parecía graciosa y ahora ya todo mi cuerpo temblaba de nervios.
-No, no es enserio, es una broma -dijo Ibizo con cara rara.
-¿Cómo así?
-Qué estaba jodiendo -dijo furioso, poniéndose de pie.-¿Y por qué te enojai?
-Bueno, qué va -respondió aún limpiándose la cara-. Me empapaste con Coca-Cola, encima Life, ¿quieres que lo celebre, coño?
-Entonces yo no te gusto -lo dije en tono de webeo pero mis nervios me delataban. Me había puesto muy roja y menos mal que estaba oscureciendo porque qué plancha que viera que sus palabras me había afectado.
-Me gustas, como amiga, ¿vale? Imagínate todo, como amigos. Siempre amigos. Siempre Ibizo el gilipollas que viaja siguiéndote, que arriesga el pellejo, que te cubre con una manta cuando te quedas dormida en el sofá de tanto jugar Zelda. ¡Como amiga, joder!
-¿Qué onda? ¿Qué te pasa Ibizo?
Ibizo me fulminó con una mirada brillante y peligrosa, llena de rabia, quizá rabia acumulada.
-¡Tengo clarísimo que sigues enamorada del hijo de puta del Español, pero yo ya no seguiré haciendo el tonto! -gritó. Me encogí en mi silla-. No te creas que iré a poner una bomba al metro de Madrid para conseguir tu amor. Si a ti te gustan los facinerosos, bucéfalos, botarates y gilipollas como Español, allá tú.
Se dio media vuelta y salió dando grandes trancos hacia la escalera mientras yo aún procesaba esos insultos, sin entenderlos.-¿Andaí con la regla? -le grité para alivianar el ambiente. La cagué.
-¿Sabes una cosa, Pepa? -dijo desde allá-. Yo no quería liarme en este asunto, que es peligroso. Ningún español querría tener algo que ver con el terrorismo y el 11 M, no sé si te has puesto a pensar en eso. Aún así vine acá, porque no quería dejarte sola en caso de que el Español decidiera seguirte. Y de ti todo lo que escucho es Español, Español, Español. No te esfuerzas ni un poquito en aclarar tu mente o en darte cuenta de qué es lo realmente bueno para ti. Creo que me equivoqué al pensar que eras una tía inteligente. Haz lo que quieras, Pepa, yo ya me harté de ti.
Y se fue.
Me quedé un rato ahí mirando el atardecer sola, sola como un guarén de acequia pobre y abandonado. No entendía a Ibizo, o lo entendía, pero me quería decir a mí misma que no lo entendía, porque si finalmente asumía que lo entendía, tendría que hacerme cargo de sus sentimientos y, peor aún, de los míos.
Pero na, eso no tenía sentido. De cualquier manera tenía que hacerme cargo de lo que yo sentía, y eso estaba muy difícil porque todo era una maraña. Siempre he creído que no se puede amar a dos personas a la vez o, más simple aún: no te pueden gustar por igual dos personas al mismo tiempo. Si eso pasa estás mal de la cabeza o eres superzorra.En ese momento me sentía superzorra. Amaba al Español, me gustaba Ibizo. ¿O no amaba al Español? ¿Amaba a Ibizo? ¿¡O a ninguno de los dos y solo sentía confusión!?
Me agarré la cabeza con ambas manos, la sacudí y después me paré y me fui al hall.
-¿... Nada de nada? -Ibizo conversaba con Bambana-. ¿Segura? ¿Hasta cuándo?
-Un par de semanas, por lo menos -contestó Bambana mirando el registro de huéspedes.
-Y bueno, ¿alguna alternativa?
-Podemos llevarte otra cama hoy mismo -contestó Bambana, complicada.
-Y un biombo, por favor -agregó Ibizo antes de darse media vuelta y subir las escaleras hacia la terraza sin siquiera pegarme una mirada.
Bufé como rinoceronte y me esparramé en el sillón del hall. Frente a la tele estaba Obiwan y el Greñas discutiendo con Tulenka sobre lo que iban a ver.
-¡Batman! -decían los minos.
-¡Cazador X! -decía Tulenka.
-¡Estoy chato de tu cagá de ánime! -gritó Obiwan con exasperación.
-Batman, Batman, Batman -se burló Tulenka poniendo voz de weoncia. Les tiró el control de la tele por la cabeza, se paró y me agarró del brazo para que la siguiera.
-Oye, Pepi la Fea, tengo un sueño -me susurró con emoción. Fue raro que me llamaran por ese apodo-. Quiero ir a carretear contigo, como esos carretes que leía en el blog. ¿Vamos a la disco?
Quedé perpleja pero en dos segundos ya me picaban las patas por salir.

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Pepi La Fea 2
Genç KurguCuando Pepi llegó a estudiar en España nunca imaginó todo lo que le iba a pasar: descubriría que su mejor amiga la había engañado con el Español, su gran amor cibernético; conocería a tantos buenos amigos y sobre todo a Ibizo, el más incondicional;...