Capitulo Dieciseis

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Len condujo a casa para cambiarse de ropa.

—Mierda. —Dio un volantazo para evitar una ardilla y volver a la carretera. Haz el favor de prestar atención a la carretera. Su mente estaba definitivamente en otra parte. Janelle les había pillado juntos en la cama. Casi sonrió, y realmente lo hubiera encontrado gracioso si no fuera porque ella ahora mismo le asustaba. Entró en el patio y aparcó junto al coche de su madre. Apagó el motor, y apoyó la cabeza contra el volante.

Abriendo la puerta, salió y entró en la casa. Su madre salió de la habitación y cerró la puerta de su habitación tras de sí.

—No esperaba verte esta mañana.

—Necesito ropa limpia. —Len se dio cuenta de que había algo distinto en su madre. Sonreía y parecía feliz. Len miró hacia el pasillo, comprobando la puerta cerrada de su habitación. Se giró hacia ella y sonrió, y ella se puso roja como un tomate—. Mamá, ¿estás viendo a alguien? —Su sonrojo se hizo aún más pronunciado y asintió despacio—. Eso es genial. ¿Te hace feliz y te trata bien?

—Sí, lo hace —dijo ella con un tono de voz bajo—. Es uno de los administradores del hospital y nos hemos estado viendo durante las últimas semanas.

—¿Y por qué no me lo habías dicho? —preguntó él, bajando también la voz.

—Esperaba a saber si era algo serio.

—¿Es serio? —Ella asintió, y Len sonrió, abrazándola con fuerza.

—Estoy muy contento por ti.

—Hablando de felicidad, ¿qué tal fue tu noche?

—La noche muy bien. La mañana un poco extraña. Janelle nos ha pillado en la cama, y probablemente podrás oír los cohetes desde aquí.

—Estabais... ¿ocupados? —preguntó, aunque él podía verla intentar contener la sonrisa.

—¡No! Estábamos dormidos cuando entró por sorpresa en la habitación de Mark.

Su madre no pudo evitarlo más, y rompió a reír.

—Siempre ha sido demasiado cotilla. Le está bien empleado — dijo entre risas. Gimió de tal modo que parecía un alce en celo. Lorna perdió la batalla, y comenzó a carcajearse hasta que le dolieron los costados. Finalmente, la puerta de su cuarto se abrió, y un hombre que Len no conocía salió y cerró la puerta.

—¿Estás bien, Lorna?

—Estoy bien. —Consiguió decir ella, mientras intentaba recomponerse—. Jerry, este es mi hijo Leonard. Len, este es Jerry Foster.

—Encantado de conocerte. Lorna me ha hablado mucho de ti. — Extendió su mano, y Len la estrechó.

—No quería interrumpir. Solo necesito cambiarme para ir a trabajar. Serán solo unos minutos. —Len se excusó y se fue a su cuarto, cerrando la puerta tras de sí. Se cambio deprisa y empaquetó unas cuantas cosas para tenerlas en el maletero de su coche. Cuando hubo terminado, abrió la puerta y caminó en silencio hacia la cocina.

Su madre parecía estar esperándole.

—¿Estás realmente bien con lo de Jerry y yo?

—Por supuesto que sí —dijo él abrazándola—. Te mereces a alguien que te haga feliz, y parece un tipo majo. Así que vuelve con él, y te veré más tarde. —La besó en la mejilla y dejó la casa, el drama de Janelle y la familia de Mark quedó olvidado temporalmente mientras volvía a trabajar.

Cuando llegó al patio de la granja, Mark le esperaba aparentemente muy nervioso.

—Mis hermanas vendrán a comer, y tendré que decírselo.

AMAR SIGNIFICA... TENER CORAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora