Capitulo Siete

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—No sé qué voy a hacer, mamá. —Len se sentó en el sofá de su salón, apoyando la cabeza entre las manos—. Estoy tan confundido. —Había estado actuando indeciso durante toda la semana anterior, y aún más desde su cena con Janelle el viernes.

Su madre se sentó a su lado, colocándole una mano en la espalda.

—Lo sé, cariño, pero pasará, como todo. Cuando me dijiste que eras gay, ya lo sabía. Pero la confirmación fue un poquito chocante, aunque intenté ocultártelo.

—¿Por qué no me lo dijiste? —Le preocupaba haber podido herirla.

Ella le tomó la mano, y apretó con cuidado.

—Porque en aquel momento era más importante que supieras que realmente no me importaba, que te quería de todos modos, y con el tiempo lo comprendí. La cosa es que ser honesta conmigo significó que no tenías que ocultarte más, al menos no conmigo.

—Eso no me ayuda mucho. —Le estaba empezando a doler la cabeza.

—¿Seguro? —Len levantó la cabeza mientras su madre hablaba—. Necesitas ser honesto contigo mismo y con aquellas personas en tu vida. ¿Recuerdas lo feliz que fuiste cuando Johannah lo supo y podías hablar con ella sobre estas cosas, y ser tú mismo sin tener que esconderte y mentir?

—Sí, lo recuerdo. —Suspiró en alto. Dios, cómo la echaba de menos.

—La mayoría de la gente te diría que te callaras y que te lo guardaras para ti mismo, y hasta cierto punto es verdad. No tienes que andar pregonando que eres gay, pero tampoco tienes que esconderlo. Necesitas decidir cómo quieres vivir tu vida: asustado y solo o siendo honesto y libre. —Ella le dio un golpecito en la rodilla y se levantó del sofá—. Solo tú puedes decidir qué es lo correcto para ti, ni yo ni nadie más. —Se giró para apagar la televisión—. Me voy a la cama. Te veré mañana. —Le dio un suave golpecito en el hombro, y él oyó sus pasos mientras iba hacia su habitación y cerraba la puerta.

Len se sentó en silencio sin moverse, dándole vueltas a las cosas una vez más. Le gustaba su trabajo en la granja y no quería perderlo. Era un trabajo duro, pero estaba aprendiendo mucho de Nicole, y él y los chicos se estaban convirtiendo en un equipo. Habían vendido casi todo el heno extra, y juntos Mark y él habían decidido posponer la venta de lo que quedaba, especialmente porque habían usado algo del dinero ganado en construir más cajones en el granero.

El boca a boca funcionaba, y habían añadido un nuevo caballo justo ayer, y ya hacían doce, con cuatro nuevos cajones para caballos y dos más para ponis que estaban casi listos. Y mañana Mark tenía una cita en el banco, le había pedido a Len que fuera con él.

Lo más duro era lo que comenzaba a sentir por Mark. Habían trabajado juntos para construir los nuevos cajones, acercando el cajón de arena de Louis para mantenerle ocupado.

—Maldita sea, Len, predica con el ejemplo. Le has estado dando la murga a Mark por esconderse y vivir en su propio mundo, mientras tú estás haciendo exactamente lo mismo. —Con un pequeño gruñido, se levantó sobre sus piernas cansadas de tanto trabajo y se dirigió a la cama. Había un montón de cosas que hacer por la mañana antes de ir a su cita en el banco.

Len se levantó a su hora habitual y se preparó para ir a trabajar en silencio, comiendo algo, preparando su almuerzo, y echando un par de ropa extra en el coche antes de conducir hacia la granja. Como era habitual, todavía estaba oscuro afuera cuando llegó, pero los caballos ya estaban activos, y los reunió en el pasto antes de comenzar el trabajo constante de limpiar los establos. Había limpiado y quitado lo más gordo de los cajones antes de llenar los bebederos de agua y alimentar a los caballos que se habían quedado dentro. A las siete, oyó la puerta del granero abrirse, y los chicos se le unieron para lo que había pasado a ser su reunión mañanera para hacer planes. Len le había hablado a Mark de ellas, pero por ahora, no había venido a ninguna. Len siempre le hacía un resumen cuando le veía un poco más tarde.

AMAR SIGNIFICA... TENER CORAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora