AMAR SIGNIFICA... TENER CORAJE

Capitulo Dieciocho

-¿Estás preparado para ver los fuegos artificiales? -Mark tiró a Louis hacia arriba, y después le abrazó con fuerza, padre e hijo jugaban a sus juegos habituales. Mark miró a Len-. ¿Está la silla del coche lista?

-Sí, y tengo bolsas con bebidas y cosas para picar en la camioneta junto a las mantas y algunos cochecitos para Louis.

-Pues vámonos. -Mark estaba a punto de cerrar la puerta cuando sonó el teléfono. Pasándole el niño a Len, volvió al interior y este llevó a Louis hasta el coche, sentándole en su silla y poniéndole el cinturón.

-Papi estará aquí en unos minutos y después nos podemos ir. - Louis estaba excitado y hacía botar las piernas contra el asiento de delante. La puerta del copiloto se abrió, Mark entró en el coche y se marcharon al pueblo.

-Era Mari, dice que nos verá allí.

-También mi madre y Jerry. Va a ser divertido. -Len condujo con cuidado porque había mucho tráfico que se dirigía hacia el área donde se iban a lanzar los cohetes. Según se acercaban, el tráfico se hizo aún más intenso, y se alinearon para entrar al aparcamiento. Len bajó la ventanilla para dar su donación a la fundación de los artificieros antes de aparcar en el sitio que un encargado vestido de naranja le indicó. Salieron del coche, Mark sacó a Louis y Len sacó las cosas del maletero. Entonces se dirigieron hacia lo que normalmente era el campo de entrenamiento de fútbol.

Las familias extendían sus mantas por todo el campo, y Len buscó a su madre y a Jerry en la oscuridad, encontrándoles casi en mitad de la multitud. Les habían guardado un sitio, y Len extendió la manta para que pudieran sentarse. Después de hacer las presentaciones, Len sacó los juguetes de Louis, y el pequeño comenzó a hacerlos correr por toda la manta. Hablaron hasta que Mari llegó y se sentó en las mantas. Mark la presentó a Lorna y Jerry, y Louis tiró de la manga de Len, señalando el carrito de los helados. Mark se levantó.

-Voy a por helados. ¿Quiere alguien? -Hicieron sus pedidos, y Mark comenzó a moverse entre la multitud de mantas.

-Voy contigo. -Levantándose, Mari comenzó a buscar un camino entre las mantas también. Louis se quedó sentado en el regazo de Len, haciendo correr sus coches a lo largo de sus brazos.

-Siempre desee que tuvieras hijos -dijo Lorna, con un poco de resentimiento en la voz.

-Lo sé, mamá. Siempre quisiste ser abuela. -Giró la cabeza hacia la camioneta de los helados, y vio a Mark y a Mari hacer cola, profundamente inmersos en su conversación.

-¡Len! -Se giró, dándose cuenta de que su madre había estado hablando con él.

-Perdón.

-Te preguntaba qué tal iban las cosas.

Len suspiró.

-Tuvimos algún problema en el Dairy Barn la otra noche. -Le contó todo sobre el enfrentamiento con la mujer. También le contó lo que él había contestado, y tanto Lorna como Jerry se doblaban de la risa.

-Le está bien empleado por ser una metomentodo -dijo Jerry cuando su risa cesó-. Siempre me he preguntado qué piensa la gente para actuar así.

-Yo también. -Louis comenzó a retorcerse, y Len vio a Mark y Mari volver trayendo delicias heladas. Len se dio cuenta de que Mark parecía estar a punto de explotar. Su cara estaba roja, y sus brazos temblaban. Le pasó un helado antes de sentarse en la manta, tomando a Louis y sentándolo en su regazo. Decir que algo iba mal era poco, Len observó mientras Mark le abría su sándwich helado a Louis y le daba la mitad, comiéndose él la otra mitad-. ¿Qué ocurre, Mark?

Para su sorpresa, Mark negó con la cabeza y dio la sensación de estar intentando quitarse las lágrimas parpadeando rápidamente.

-Te lo diré más tarde -consiguió decir con voz ronca, y volvió su atención a Louis que estaba feliz comiendo su helado.