—Cálmate, hermano. Lo está haciendo tan rápido como puede —dice Josh.
—¡Ya pasaron tres días!
—Jonas, hackear el servidor de una universidad no es cosa de niños. Tienes queser paciente.
Gruño.
—Sé que la paciencia no es tu fuerte, pero, por favor, intenta relajarte.
—No hay manera de que me relaje.
—Al menos inténtalo. Te llamo pronto. El tipo dice que ya casi lo logra.
—Gracias. Lamento actuar como un idiota. Agradezco tu ayuda.
—No te apures. No se puede ser guapo y, además, tener una gran personalidad;algo tenía que tocarme a mí.
—Llámame tan pronto sepas...
—Sí. Adiós.
¿Relajarme? ¿Josh cree que debería relajarme? Sólo hay dos cosas en este mundoque me ayudarían a relajarme, y desde que Sarah me sacó de su vida hace tres díassólo he podido hacer una de ellas: ejercitarme como desenfrenado. Pero sigoenganchadísimo. No puedo sacármela de la cabeza. No entiendo qué hice paraasustarla de esa forma, excepto mostrarle que soy un auténtico patán. Ahora que lopienso, quizá fue eso. Pero ella ya sabía cómo soy desde antes de enviarme ese primercorreo. Entonces, ¿qué cambió? ¿Qué hice? Imaginarla alarmada y queriendo huir demí a como dé lugar me está matando. Un minuto se está tocando y gimiendo minombre, y al siguiente corta toda comunicación. Debo encontrarla y reafirmarle queno tiene nada que temer, que no deseo hacerle ningún daño.Estoy sentado en la cocina vestido apenas con un par de jeans, y con las manos enla cabeza. Debería estar trabajando. Estamos planeando otra gran adquisición y haymucho por hacer. Josh ha estado cubriéndome, pero no puede hacer todo desde Los Ángeles en este caso en particular. Debería estar en la oficina, dirigiendo a mi equipo.Pero no logro concentrarme. No hago otra cosa que mirar la pantalla del teléfono,esperando que Josh me llame para decirme que ya la encontró.
He intentado enviarle un par de correos más, con la esperanza de que hubierareconsiderado las cosas y hubiera reactivado la cuenta. Pero no tuve suerte. Ambasveces recibí la misma notificación de error.
Abro la laptop y entro a mi correo una vez más, por si acaso.
Hay un correo de El Club, es de ayer en la tarde.
Estimado señor Faraday:
¡Bienvenido a El Club! El motivo del correo es notificarle que hemos recibido con éxito la transferenciadel costo de su membresía. Oficialmente es usted socio de El Club. Mañana recibirá un paquete debienvenida a la dirección que proporcionó en su solicitud, en el cual encontrará todo lo necesario paraaprovechar al máximo su membresía. Si tiene alguna duda, pregunta o sugerencia, escríbanos aAyuda@ElClub.com. Tenga la tranquilidad de que todos los correos se manejarán con absolutaconfidencialidad. Por favor, no conteste este mensaje, ya que es de una cuenta automatizada. Bienvenido aEl Club, en donde todas sus fantasías se harán realidad.
Tengo náuseas. Acabo de gastarme doscientos cincuenta mil dólares en algo que ya noquiero. Odio desperdiciar el dinero, sobre todo si se trata de un cuarto de millón de dólares.
Hace dos noches estuve acostado en la cama sin poder dormir, pensando en formas de retirar mi solicitud de membresía sin afectar a Sarah. Lo repasé una y otra vez, recostado en la oscuridad, pero no pude imaginar un escenario en el cual cancelar el pago no ocasionara que despidieran a Sarah, lo cual implicaría una traición de mi parte. Por un momento contemplé la opción de retirar mi solicitud de membresía y acordar pagarle un año de salario de mi bolsillo (lo cual seguramente sería apenas una fracción de los doscientos cincuenta mil dólares). Pero también eso implicaría romper mi promesa y perder su confianza para siempre, lo cual no estoy dispuesto a hacer. Además, ¿qué tal si los altos mandos de El Club son cabrones vengativos? La demandarían por interferir intencionalmente con un contrato y le exigirían que pagara mi anualidad con sus propios recursos. Cuantas más vueltas le di, más me convencíde que debía olvidarme de ese dinero, aun si lo último que quiero en este momento es formar parte de ese Club. Le prometí que no la afectaría de ninguna manera. Y prefiero pagar mucho, lo que sea, antes de lastimarla o de traicionar su confianza. Espero que, cuando se entere de que no frené la transferencia de dinero, se dé cuenta de que puede confiar en mí por completo. Entenderá que soy un hombre de palabra. Quizá entonces me contacte de nuevo. Es mi única esperanza, porque en este instante estoy completamente perdido.
ESTÁS LEYENDO
EL CLUB
Teen FictionSarah es una chica joven que trabaja como agente de admision en un club de citas por internet para poder costearse la carrera de Derecho. Jonas Faraday, un hombre adinerado y exitoso profesionalmente, entra en contacto con El Club despues que se lo...