¿Era irreal lo que sentía en ese momento? ¿Por qué el dueño de las mareas grises siempre sabía qué decir para ponerla tan nerviosa? Fuera intencional o no, no quería que parara. No quería dejar de sentir aquello, al contrario; Quería sentir más.
—¿Q-qué haces? —Le preguntó nerviosa tras sentir el dedo frío de Matthew trazar su labio inferior después de decir aquello. Estaban tan cerca que podía sentir ese aroma que la hacía flotar en las nubes.
—¿Sabías que puedes volver loco a cualquiera con esos labios? —Le susurró haciendo que el corazón de Keana dé un vuelco. La latina negó rápidamente al mismo tiempo que mordía su labio inconscientemente —No —La detuvo —No vuelvas a hacer eso —Terminó de advertirle al mismo tiempo que acunaba sus mejillas en sus manos pálidas.
Definitivamente sí se sentía irreal. Pero su cuerpo, su cara, sus labios tan cerca de los suyos, le decía que todo lo que sucedía en ese momento era real, que estaba pasando.
Sólo faltaba que uno de los dos inclinara la cabeza para sentir lo que la latina no puede negar que quiere, y lo que Matthew desea secretamente. Sus narices se tocaban mientras ambos sentían sus pesadas respiraciones. Se miraron directamente a los ojos sin dar ese pequeño paso que aumentaría sin duda los sentimientos de ambos drásticamente.
—No puedes besarme, ¿recuerdas? —Le habló bajito Keana —No hasta que la palma de mi mano haga contacto con tu mejilla.
Matthew sonrío al mismo tiempo se relamía los labios —Pensé que ya sabías que hago lo que quiero sin importar que —La retó mirándola ahora intensamente.
—¿Y qué quieres hacer? —Lo retó de vuelta mientras cerraba sus ojos y sentía que el aire no le entraba a sus pulmones.
Y de repente ya no sentía sus mejillas calientes, sólo el frío viento de los alrededores que la hacía estremecerse. Abrió los ojos encontrándose a Matthew aún cerca pero sintiéndolo tan lejos después de aquel momento.
—Te enseñaré lugares que son perfectos para tus fotos —Le dijo refiriéndose a aquello que quería hacer.
La latina abrió un poco los labios, se aclaró la garganta y trató de ocultar su decepción —Gracias —Le agradeció con una sonrisa forzada —Eso sería genial.
—Sígueme —Le ordenó cortante mientras metía las manos en los bolsillos de su chaqueta y empezaba a caminar.
Comenzó a seguirle los pasos mientras trataba de calmar su corazón. Estuvo tan centrada en él que sólo ahora pudo reparar en lo hermoso que era el interior de ese bosque. Sacó la cámara de su bolso y la sostuvo en su mano derecha mientras veía como el viento hacía caer las hojas de los árboles debido a que ya entraban a la estación de otoño.
—Puedes comenzar por aquí Keana —Escuchó que Matthew le dijo cuando se detuvo.
La latina asintió y se quedó mirándolo por un momento antes de comenzar a tirar fotos. Esa aura fría que lo caracterizaba ya la tenía activada. Solía confundirla pero le molestaba un poco que lo hiciera en ese momento, ese momento en donde antes estuvieron a punto de besarse, ese momento en donde casi la hizo casi desmayarse.... Y él actuaba como si no hubiera pasado nada.
Anduvieron por lugares del bosque que sin duda Keana las dejó capturadas en su cámara. La felicidad que sentía era inmensa al ver esos árboles con un tono gris a su alrededor como siempre había querido, hacía algo de frío que su abrigo fino de manga larga no retenía del todo, pero al estar en movimiento con su cámara lo soportaba, y al contrario hacia el momento perfecto.
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Ojos grises
Teen FictionKeana nunca pensó que podría vivir en Estados Unidos, igual como ir a una universidad en donde hospedan a sus estudiantes con residencias de la misma. Encontrarse con su prima favorita; y revivir las locuras que hablaban y hacían. Pero lo que menos...