—¡Keana ya despierta!
La latina gimió cuando su prima le removió la colcha que usaba para poder frenar el frío que cada vez se hacía más potente. Sólo estaban a finales de octubre, y ni quería imaginarse lo insoportable que estaría cuando ya sea Navidad.
Y ni pensar que lo deseó tanto cuando residía en su amado caluroso país.
¿Con que amas el calor ahora eh?
—Zóe —Se quejó saliendo de la cama tallándose sus adormecidos ojos —. ¿Qué acaso quieres que muera de una hipotermia?
—No seas exagerada, sólo métete bajo la ducha caliente y veras que se te pasa.
Le echó una mala mirada y procedió a sacar la ropa que usaría ese día... De las más abrigadas que podría encontrar entre sus pertenecías.
—Zóe, creo que tendré que comprar ropa más adecuada para el invierno.
—¿Tía no te preparó el equipaje adecuado para estos meses? —Inquirió terminando de arreglarse el cabello frente al espejo.
—Algo así... Pero, nunca había experimentado ésta clase de frío —Declaró estremeciéndose un poco a causa del mismo —. Así que quiero cosas más abrigadas, la verdad es que no creo poder aguantar.
Zóe rió.
—Entiendo Keana, tú sólo dime cuando y saldremos de compras.
—De acuerdo... Por cierto, ¿por qué te has preparado tan temprano?
—Shanon y yo tenemos una clase de apuesta con Jean y Jason. Estamos en la misma sección de Cultura y Civismo, y hay una exposición para hoy que vale la mitad de las calificaciones de éste mes.
—Pero, ustedes tienen carreras diferentes, ¿no? —Preguntó Keana confundida.
—Así es, pero esa es una materia que está en todas las carreras. Y como te decía, la apuesta consiste en que Shanon y yo deberemos aprendernos la exposición antes de que empiece la clase. Por lo que sólo tendremos 40 minutos.
—Ya veo... —La miró divertida —. Y ¿creen poder?
—Oh sí, esa es nuestra especialidad —Contestó con seguridad guiñándole un ojo y tomó su mochila —. Nos vemos luego.
Al escuchar la puerta cerrarse detrás de sí, tomó su toalla y antes de entrar al baño, le echó un vistazo a su celular que descansaba —conectado a su cargador— encima del gabetero. Fue a su mensajería de WhatsApp suspirando al ver que Matthew aún no le había respondido a su último mensaje.
Pero lo cierto era que no se podía quejar. Matthew y ella se habían vuelto más cercanos. Gracias a sus esfuerzos.
Se veían con más frecuencia después de clases, o en la noche. Se había creado una confianza más grande —y para Keana, ese era algo sumamente increíble— ya que se había familiarizado con el hábito de Matthew, de no querer abrirse con los demás.
Matthew hasta ahora le había contado parte importante de su niñez y adolescencia.
Y Keana por su parte, no lo ha vuelto a presionar con el asunto que tanto lo atormentaba. Pudo confirmar eso con Andrew, y fue la única información que había podido sacar de su hermano.
Matthew no había vuelto a desmoronarse como aquella vez delante de ella, que de sólo recordarlo, su corazón se encogía de tristeza.
Al día siguiente de la salida, le había preguntado a Zóe para obtener respuestas.
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Ojos grises
Teen FictionKeana nunca pensó que podría vivir en Estados Unidos, igual como ir a una universidad en donde hospedan a sus estudiantes con residencias de la misma. Encontrarse con su prima favorita; y revivir las locuras que hablaban y hacían. Pero lo que menos...