Noche de estrellas.

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¿Su boca estaba levemente abierta? Sí.....¿Era por lo confundida que se encontraba? No..... Lo cierto era que desconfió cuando siguiéndole el paso se fijó en que iban camino al bosque; pero para su alivio se detuvieron a unos metros más adelante de la entrada a él.

—¿Te quedarás ahí parada? —Sólo ahí pudo salir del pequeño trance en donde se encontraba —Creo que hay suficiente espacio para los dos.

¡Por supuesto que lo había! No le agradaba la idea de entrar al bosque a esas horas de la noche, pero..... ¿Aquel chico mandón recostado en el pasto verde con la vista fija en el oscuro cielo, que apostaba que estaban más fijas en todas las estrellas que se asomaban? No. Definitivamente no se lo esperaba.

Pero... A pesar de todo su babeo no se debía a eso; no. Se debía a lo hermoso que se veía su rostro a la luz de la luna. Un dios griego podría quedarle corto, un dios griego no podría hacer su corazón palpitar como lo lograba el dueño de las mareas grises. Que a pesar de que no la miraba, pudo admirar el contraste claro que adquirían esa noche..... Esa noche en donde podría conocerlo más.

Se sentó silenciosa como un ratón a su lado derecho (al mismo tiempo que él puso ambos brazos detrás de su cabeza) y cruzó los pies en forma de mariposa mirando hacia sus manos unidas —¿Por qué me trajiste aquí?

—Pensé que me harías preguntas más interesantes —No apartó la mirada del cielo, con su voz, tan neutra como casi siempre.

—Mmmh —Lo miró —¿Tocas el piano?

—Si... ¿Te gusta?

Sonrió —Siempre me ha encantado como suenan las melodías al tocarla... Me parece más que mágico —Contuvo la respiración por un momento cuando sus ojos favoritos hicieron contactos con los de ella por un segundo. Matthew tenía ese don de paralizar a cualquiera con su potente mirada, y con ella sobre todo lo lograba... Cada vez que él quisiera.

¿Por qué él tenía la necesidad de responderle a sus preguntas? No lo sabía, no se lo explicaba. Pero... No se arrepentía. No con esa respuesta que le dio. Desde el día en el bosque sentía que con ella podría hacer un poco de lo que sentía que le faltaba; Abrirse a alguien que por primera vez no sea su hermano.

Aún así no respondió a lo que dijo, sólo volvió la mirada hacia el cielo.

La latina decidió controlar más sus respuestas mirando hacia sus manos (nerviosa), miró nuevamente su perfil —¿De dónde eres?

—London, Inglaterra.

–¿Qué día es tu cumpleaños?

—22 de febrero.

—¿Cuántos años llevas en tu carrera?

—Dos y medio.

¿Por qué no me besaste el otro día?

—¿Qué cosas te gustan hacer? —Se aclaró la garganta —¿La mayor parte el tiempo?

En lugar de responder palmeó el espacio a su lado —Recuéstate conmigo.

Keana frunció el ceño —Pensé que responderías a mis preguntas.

—Keana —Pronunció en tono autoritario.

Claro mandón.

Suspiró en derrota y se recostó a su lado. Algo es algo, pero, las palabras en realidad no significaban mucho cuando compartía ese momento con él. No sabía si era la única... Pero, ahora no tenía importancia. No con sus brazos casi rozándose haciéndola sentir un hormigueo en su interior, no cuando descubrió una de las cosas que más le gusta hacer.... —¿Cómo lo sabía? —. Esa mirada tan profundamente absorta se lo decía todo. Quizás, por eso no había querido responderle la última pregunta.

Y como si le leyera el pensamiento —Preguntas banales no tienen importancia, siempre habrá tiempo para cada una de ellas. O incluso si muero puedes obtener las respuestas —La miró un momento y regresó su vista al cielo —Pero, ¿si muero podrías obtener un momento así?

Entendía lo que le decía, pero... ¿Esa era su forma de decirle que se callara?

Sonrió de nuevo —Matthew no quería responder a sus preguntas, quería tenerla de compañía ahí.... A ella —.

Justamente había luna llena esa noche. Justo al lado derecho a donde miraban, con estrellas esparcidas al costado. Era un poco fanática de las películas románticas pero, nunca soñó con estar recostada bajo las estrellas con un chico que le gustara tanto como le gustaba el dueño de las mareas grises.

Las respiraciones suaves de cada uno se sentía, una tranquilidad mágica que los hacía flotar en las nubes; Matthew llevó la mirada a su lado, y sonrió; la latina cerraba sus ojos repetidamente y los abría amenazando con dormirse. Su mano tomó vida propia, y fueron a entrelazarse con una pequeña mano delicada, haciendo a su compañera echar un suspiro de sentimientos antes de perderse en el sueño más bonito.... Que en realidad no lo fue.

<Los dos absortos en sus pensamientos, mirando aquella noche inundada de figuritas diminutas amarillas, con la presencia del otro, les creó más sentimientos de lo que hubieran logrado mil palabras>

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Bueno Sayu, dije que iba a hacerlo largo pero.... Yolo :v ✌🏻️
Te prometo hacerlo largo para hoy...... Sí y a ti también Luna xdxd

So..... Matthew se abre a las personas con el silencio..... Qué cosa (equisde).

Votos y comentarios sino me ahorqueo. (Carlitos plox).

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