Capítulo 13.

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El resto de los días surgieron rápidamente, me las arreglé para evitar a Niall. 

Era lunes y se presentaba un día muy atareado. Me vestí con unos pitillos negros, camiseta blanca en la que ponía "DESTINY" y converse negras. Escogí una chaqueta vaquera que se encontraba en la perchera. Hice una cola en mi pelo. Finalmente me coloqué mi mochila en la espalda y salí de la habitación intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a Amy. Comencé a andar por el pasillo hacia el comedor para desayunar. Noté una presencia detrás mía, me puse nerviosa y a ratos se me cortaba la respiración. "Tranquila" me decía a mi misma. Me agarraron de la camiseta y me arrastraron hasta a alguna de las habitaciones. Me empujaron hacia la cama. Me giré y era Niall, Niall Horan. Bajé la vista.

—¿Qué quieres de mi? —pregunté.

—No vas a salir de aquí.

—Déjame salir —y aporreé la puerta.

—No te voy a dejar salir —rió.

—Te lo suplico Niall —repliqué.

Me cogió en brazos y me tiró a la cama.

—Eres el ser más despreciable de este planeta —le grité.

—Me da igual lo que digas. No vas a salir —se sentó en la silla.

—Niall. He invertido gran cantidad de dinero en esta Universidad para cumplir uno de mis sueños. Y tú no vas a destruir nada —y cerré los ojos— ¿qué tengo que hacer para que me dejes ir?

—Mírame a los ojos y dime que no me quieres.

—Pero..

—Sí quieres salir hazlo —me interrumpió.

—No te quiero —le dije a la vez que le miraba a los ojos. 

—Dilo otra vez —y se acercó a mi.

—No te quiero —desvié la mirada.

Niall acercó sus labios cada vez más a los míos. Estaba super nerviosa, mi corazón latía a mil por hora. No podía respirar en condiciones.

—Sientes algo por mi —mordió sus labios conforme se acercaba cada vez más.

Tengo una habilidad envidiable: cuando alguien me dice lo que no quiero oír, me aíslo.

—No.. no. Déjame.

—Vete —se alejó de mi a la vez que se frotaba los ojos.

Sujeté mi mochila y salí corriendo de su habitación. Intente ser prudente. Observé el reloj que marcaba las 8:00. Tenía que darme prisa si no quería llegar tarde. Corrí escaleras abajo y entré a la habitación donde todos se encontraban sentados, pero, gracias a Dios el maestro aún no había llegado. Me senté en mi sitio y saqué el libro musical discretamente. Apareció Brad, el director y nos informó de que el maestro no podía asistir debido a un resfriado, pero si tendríamos clase, con la maestra. O sea, hoy tendríamos dos horas junto a ella.

—Cerrad vuestros libros.

Todos comencemos a murmurar.

—Silencio —nos ordenó— Austin (un alumno) canta, te lo ordeno.

—Pero, no tengo ninguna canción en mente.

—Que cantes —vociferó.

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—No está mal —le dijo— su turno Mike.

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—Bien. Le toca Sarah.

Me angustié y canté una canción cualquiera ya que no me dio tiempo de pensar en alguna en concreto.

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—Muy bien.

—¿Habéis observado? Esto lo vamos a hacer todos los días, para que comprobéis que siempre hay que venir con la voz entrenada.

La clase se terminó lo antes posible. Recordé que aún me quedaba otra hora y me lamenté. Entré de nuevo a la siguiente clase y esperemos a la maestra. Durante los minutos de descanso Niall me había confesado un poco torpemente lo mucho que le gustaba. Yo sólo le esquivaba, no me separaba ni un sólo momento de Amy. Yo no dejaba de mandarle miradas furiosas, de esas que pretenden desintregarte.

Durante toda la hora no puse atención. Me dolía la cabeza de tanto pensar. Cuando parecía atender durante un segundo me volvía a distraer. Estaba en las nubes. Sonó el sonido del timbre y salí bruscamente de ahí, rápidamente para no volverme a tropezar con la dureza de los ojos de Niall. De mientras que subía hacia mi habitación empecé a jugar a el buscaminas del iPhone. Llegué a la habitación y me encerré en ella. Cuando me coloqué los auriculares, subí el volumen al máximo, cerré los ojos y me aísle del mundo. En la habitación sólo estaba yo, así que me puse cómoda y procuré dormir, cuando de pronto entró Amy.

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