Capítulo 19.

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No sé la razón del por qué decidí quedar con Stephen, pero lo hecho está hecho y ya no hay vuelta atrás, debo asumirlo. Voy a comportarme con naturalidad, no va a suceder nada malo. Pienso en clase mientras el profesor explica y gesticula a la vez. Me sumergo en mi particular burbuja y los problemas y pensamientos de todo tipo flotan en ella. Existe la ilusión de que no explote.

—Srta. Parsons. ¿De qué estamos hablando? —me pregunta, todos giran sus cabezas y posan su mirada en mí, algunos cuchichean y otros tantos ríen al observar mi cara que cada vez se sonroja más. Tan solo Michael y Amy se mantienen en silencio.

Puedo escuchar un sonido y lo identifico, es el del timbre que anuncia que las clases han llegado a su fin. Lo agradezco, estoy salvada gracias a el. Y desgraciadamente me da verguenza asumir que mis notas han bajado, mis nueves y dieces se han ido convirtiendo poco a poco en cincos. No sé por qué, pero tan solo voy a intentar centrarme en mis estudios y no quiero descuidarme, quiero volver a se lo que era antes, aunque parezca realmente imposible. Salgo de la clase y espero desesperadamente a Amy que aún sigue recogiendo sus materiales.

—Amy, ¿nos puedes dejar un rato a solas a Sarah y a mi? —se dirige a ella señalando la puerta.

Amy me mira y dirige la mirada al profesor de nuevo, con la misma expresión, así varias veces. Asiento porque sé lo que me está intentando decir y empieza caminar con la vista fija en el suelo. 

El profesor mira la puerta que es cerrada por ella y empieza a hablarme seriamente.

—Sarah, esto es serio, y quiero que te mantengas formal durante toda la conversación —dice, con tan solo eso ya tengo miedo de lo que viene acontinuación, acepto y empieza a hablar—. Sabes que tus notas han bajado muchísimo. Eras unas de mis mejores alumnas y estaba orgulloso porque cada día ibas progesando más y más y eso me reconfortaba. ¿Tienes algún problema? Deberías saber que aparte de ser tu maestro de Universidad también me puedes contar lo que te suceda, tus problemas y demás y yo intentaré solucionarlos.

—¿Siempre has sido así de amable con todos tus alumnos? —digo sorprendida por su amabilidad tan repentina.

—Siempre, no solo con mis alumnos sino con todos en general —dice jugueteando con sus manos—. Pero ese no es el tema que viene al caso, estoy hablando de ti. ¿Te pasa algo, Sarah?

—No. Todo se está complicando y cada vez se me hace más difícil —admito.

—¿De qué hablas, de la Universidad o de tus problemas personales? —pregunta con cierto interés.

—Esto no te interesa —me coloco la mochila y empiezo a andar hasta la puerta de la clase que da la salida al exterior y me paro en seco—. Buenas tardes.

El profesor se ha quedado quieto y no ha intentado poner remedio a que me marche. Supongo que comprende que ese tema de conversación me resulta incómodo y no puedo resistir las ganas de zanjar el tema y dar la conversación por finalizada. 

Me dirijo hacia la taquilla para quitarme todo este peso de encima, sacudo los bolsillos de la camiseta y el pantalón pero las llaves no están. Busco entre la mochila pero tampoco doy con ellas. Me llevo las manos a la cabeza y suspiro varias veces.

—¿Es esto lo que estás buscando? —me giro y me encuentro al rubio de ojos azules sujetando mis llaves con la mano izquierda por encima de mi estatura para que no las llegue a alcanzar.

—¿Otra vez tú? —me lamento pero en el fondo sé que está situación me encanta y que cuándo no le veo me siento vacía—. Dámelas, Niall.

—¿Eso crees? —frunce el ceño y seguidamente deja escapar una carcajada leve. 

—Niall por favor, esto no me hace ni pizca de gracia.

—¿No? —dice riéndose sin pausa y se lleva la mano al pecho. Sonríe de oreja a oreja y resplandece, me encanta cuando eso sucede, sin venir a cuento yo también sonrío. 

—¿Qué tengo qué hacer para que me las des? —le pregunto y pongo una mano sobre la taquilla para descansar  mi cuerpo agotado.

—Dame un beso —dice sonriente como si esta situación le resultara graciosa.

Oh vamos Sarah, tan solo es un beso, nada más ni nada menos. Y lo vas a tener que hacer, es por tu taquilla, una cosa que vas a necesitar día a día, es razonable y comprensible. Se debe de entender. Tampoco es la primera vez que has tenido que hacer algo de este tipo aunque no te gustase la petición. "Dame un beso" Recuerdo las palabras que salieron de su boca. Tu puedes Sarah.

Me aproximo a él y nuestras miradas hablan por si solas. Nuestras narices topan y noto su respiración agitada, su aliento cálido que inunda mi rostro cada vez que abre la boca. Me encanta su sabor, ese sabor tan dulce a fresa que tiene. Tal y como lo imaginé el primer día que le vi. El sabor de mis sueños. No parece real, es justamente el chico que llevaba esperando toda mi vida, con sus defectos que aún así le hacen ser más precioso e imposible de creer que sea un humano. Parece subrreal, como de ensueño. Desvío la dirección a la que se dirgía mi cuerpo y le doy un beso en la mejilla a lo que él desvía su cara y nuestros labios se mantienen en contacto. Los cables de mi interior se vuelven a cargar de electricidad y el contacto que sentí en el momento que nuestra piel rozó fue increíble. Abre la boca y su aliento inunda mi rostro, inhalo y  siento su pecho como sube y baja por la respiración agitada. Sonríe. Comprendo que lo que estamos haciendo no está nada bien y me separo de él, perdiendo el contacto que hasta hace unos escasos segundos manteníamos.

—Ahora dame mis llaves —protesto haciendome la enfadada para que me las dé de una vez por todas, él solo se limita a sonreír.

Estira el brazo y opta por darmelas, al fin. Las cojo y me giro, introduzco la llave más pequeña en el hueco especializado para eso y empiezo a darle vueltas. Cuando me percato de que ya son bastante impulso hacia mi y la taquilla se abre. Meto todos los libros que no necesito en ella y dejo otros tantos en la mochila; los que obviamente necesito.

Me giro y Niall ya no está ahí, habrá ido a su habitación, al campus o a algún otro lugar. Subo las escaleras y abro la puerta de mi habitación en la que Amy se encuentra besandose con un chico. ¿QUIÉN ES ESE CHICO? ¿CÓMO TIENE LA POCA VERGUENZA DE BESARSE EN MI HABITACIÓN CON ESE SABIENDO QUE YO ESTARÍA AL VENIR? Necesito explicaciones. Me quedo  paralizada y Amy pone sus ojos en blanco, el chico se da cuenta de que he intervenido y también posa sus ojos en mi. ¿Ahora qué se supone que debo de hacer? 

START | Niall Horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora