Capítulo 25.

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¿Por qué a mi? ¿Por qué me hace a mi esto? ¿Me ha visto con cara de tonta?

Lágrima sobre lágrima recorren un largo recorrido por mis mejillas dejándolas húmedas y rojizas.

Amy entra a la habitación en la que yo estoy en la cama, de espalda a la puerta, llorando sin pausa.

—¿Qué te ha pasado cariño? —deja la tarjeta caer y recurre a mi. Sigo sollozando e intento calmarme para poder contarle todo lo sucedido pero me es imposible—. Shh tranquila.

Me giro y nos fundimos en un cálido abrazo. Lo que me sorprende de Amy es que apesar de haber tenido una pelea hace nada me consuela como si nada hubiese pasado. 

Cojo un pañuelo y me limpio la cara en él. Me tranquilizo y empiezo a contarle todo lo que ha pasado.

—Pero bueno éste tío es un gilipollas sin escrúpulos —grita desesperada, ansiosa por ver a Niall y decirle todo lo merecido—. Lo siento Sarah pero yo no puedo seguir aguantando esto, yo no puedo seguir aguantando cómo éste gilipollas se besa con otras y tu de mientras llorando por él. No me parece justo porque no merece tus lágrimas, mereces a alguien mejor —la miro a los ojos.

—No hagas nada, por favor Amy. Hazlo por mí. Te juro que la que más jodida está de todo esto soy yo y con diferencia —no me deja terminar la frase cuando soy interrumpida por su cabezonería.

Cierra la puerta de un portazo y escucho sus pisadas fuertes y decididas por lo que está a punto de hacer.

Niall Horan P.O.V

—Por favor, vete ya. Sería lo mejor para ti, para Sarah y para todos —me desespero y me ahogo en un vaso de agua.

Pienso en cómo se debe de sentir Sarah en este mismo instante y se me eriza la piel. Soy un mierda, ella no merece esto.

—Ah, claro. Ahora te importa más lo que le pase a esa pija, antes que lo que me pase a mi. —gestualiza y clava su mirada en la mía, noto cómo la tristeza se apodera de ella. Sé lo mucho que me quiere, sé lo mucho que siempre me ha querido pero esto no puede ser posible. Nuestra relación acabó hace mucho tiempo.

De repente aparece Amy, la mejor amiga de Sarah e interrumpe nuestra conversación.

—Te parece bonito... ¿te parece bonito todo lo que has hecho? Eres un cabrón, con todas las letras. Y me quedo corta. No quiero volver a verte con ella, ni que la vuelvas a ilusionar. Ni siquiera que le hables... Porque si eso sucede, te castro con unas tijeras oxidadas en la sala de enfermería sin anestesia. ¿Entendido? —abre los ojos y los pone como platos, clava su mirada en la mía y si lo que intenta es darme miedo, está resultando en vano.

Janeth coje sus maletas y se va rápidamente, la conozco mucho y sé que en este momento está cansada de seguir aguantando.

—Tú no me amenazas. Eres inocensiva, no eres capaz ni de matar a una mosca, niña —sonrío pícaro.

—¿Quieres comprobarlo? —acepto con la cabeza.

Me coje del brazo y me lo retuerce, hasta un punto en el que el dolor es insoportable.

Muesto mi cara de dolor y también la de asco, que es lo que tengo hacia ella.

Me suelta el brazo.

—Me das asco. Tu sabrás lo que haces pero atente a las consecuencias que pueden atraer tus tonterías —le advierto y me despido de ella escupiéndole en el calzado.

Me dirijo al almacén que tengo situado en esta ciudad, a unos escasos metros de la Universidad, lleno de transportes.

Me monto en el coche y aprieto el volante con fuerza y coraje. Aprieto los dientes y tenso la mandíbula. Me concentro en la conducción pero sobretodo en los pensamientos que no desaparecen de mi mente.

Pienso en todo lo vivido con Sarah, todos nuestros momentos se han convertido en un recuerdo y ahora permanece en mi memoria. Siento cómo poco a poco estoy perdiéndola, se distancia cada vez más de mi y temo que llegue el momento en el que ya ni siquiera recuerde mi nombre.

Aprieto aún más el volante hasta alcanzar una rapidez descomunal cuando sin darme cuenta choco con una farola. En ese mismo instante pasan por mi cabeza imágenes de Sarah. Su pelo rubio sedoso, largo y suave al tacto por lo cual se puede dar por entendido que lo cuida como un tesoro, siempre tiene un olor a cerezas en este. Tiene una contextura delgada y curvilínea, que combina a la perfección con las facciones delicadas de su rostro. Facciones finas que van desde su nariz pequeña y delicada, hasta sus labios carnosos de manera no exagerada claro no como los de Angelina.... Posee largas pestañas rizadas pero esto solo hace que te enganches en sus ojos medianos de tono azul mar mismos que hace que su tez blanca resalte demasiado cuando sus labios y mejillas están sonrojadas por el pintalabios o de manera natural debido al clima muy frío o cálido.

(...)

Sarah Parsons P.O.V

—No puedo asegurarte que esto no le deje secuelas, se ha llevado un gran porrazo en la cabeza, y la cabeza es muy sensible. ¿Entiendes lo que quiero decir?

—Háblame sin tapujos —le suplico con los ojos llorosos—. Tiene que hacer todo para salvarle de la amnesia.

—Ya no puedo hacer nada. Lo siento mucho, de veras. —pongo los codos sobre la cama en la que  se encuentra Niall y le ruego al médico.

Las lágimas brotan de mis ojos de nuevo, sin pausa, sin freno. Nada más que sentir que puede faltarle la memoria o que podría haber perdido la vida en ese desdichado y nefasto accidente un nudo surje en mi garganta. Los ojos en este momento están inundados en lágrimas y se me entornan.

Me enfado conmigo misma porque, quizá todo fue culpa míNO, SARAH. NO. Tú no tienes la culpa de nada más bien la tiene él mismo, él mismo ha causado esto.

—Ahora hay que esperar hasta que la morfina reaccione. Por ahora se puede decir que está en coma, y esto puede durar días, semanas, meses o incluso años —me informa sobre todo y las lágrimas siguen cayendo, ahora lloro incluso más.

El médico sale por la puerta, dejándome a solas con él.

—Niall, sé que no me estás escuchando pero te digo que voy a esperar hasta que te recuperes. No voy a perder la esperanza en ningún momento. Te quiero, te quiero muchísimo. —intento expresarme de la mejor manera posible pero se me atropellan las palabras.

Está tumbado, con dos pinzas en los dedos. Con una máquina al lado de él, la cuál informa de los latidos de su corazón. Su pelo rubio alborotado... Me gusta todo de él y estoy totalmente segura de que cualquier chica caería rendida a sus pies.

Los ojos se me cierran totalmente y le doy un beso en los labios, y más tarde otro en la frente más extenso.

—Tengo fé en ti, Niall. Sé que te vas a mejorar.

El manillar de la puerta es forzado, estoy atenta a aquel ruido y giro la cabeza.

—NIALL, Niall. Mi niño. ¿Está bien, estás informada? —es una señora que nada más al haber entrado por la puerta se ha dirigido a Niall. Más preocupada que por él solo puede estar su madre así que sospecho de que sea ella.

—Sí... Bueno. —me llevo un mechón de pelo detrás de la oreja y me cruzo de brazos.

Después de una larga conversación... Sí, había acertado, era su madre. Me informa sobre la preocupación de ella y su marido, el cuál no ha podido entrar porque sólo se permitía una persona, el cuál sigue todavía preocupado afuera esperando alguna noticia.

La puerta es abierta por el médico, y ésta chirria.

Luego de una larga charla entre los tres para tratar de tener a la madre de Niall al tanto de la situación sobre su hijo...

—Deberías de irte a descansar... Llevas aquí desde un primer momento —me aconseja.

La madre de Niall (Emma) es muy guapa, una mujer alta, pelo rubio (ya sé de quién lo heredó Niall) ojos marrones claros, de unos 40 años pero aparenta menos.

—Tengo algunas cosas pendientes que hacer... Me tendría que ir. Lo siento mucho. Si sucede algo nuevo mantenme informada. Éste es mi número: ________ —me mira a los ojos y acto seguido sonríe ampliamente dejando mostrar sus dientes con un tono blanquecino.

(...)

START | Niall Horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora