Capítulo 23.

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Una voz se aproxima, grita mi nombre con intención de despertarme. Ayer me despedí de Niall con un beso, pienso que fue el beso más profundo, largo y leal que nunca nos hemos dado. Algo entre nosotros dos sucede, pero no encuentro la definición perfecta. Él es tan diferente a mi, completamente opuesto, pero finalmente nos hemos ido uniendo cada vez más.

—¿Qué pasa, joder, qué pasa? —pregunto casi exclamando—. ¡Es domingo! —grito enfurecida colocando la sabana por mi cuerpo.

—¡Sarah, por favor! Va a venir Ross en escasos minutos y no permitiré que vea a mi compañera de habitación de esta manera.

—¿Quién es Ross y por qué no me has comentado nada? —le pregunto, mi mirada se clava en sus ojos como si de una espada se tratase, como si ella fuera mi enemiga y mi intención fuese matarla. Salgo de la cama apresurada y me miro en el gran espejo que de alguna manera u otra me intenta decir que estoy horrible y que me debo arreglar.

Claro, ayer ni me molesté en desmaquillarme. No soy una chica que se maquille habitualmente, solo un poco de rímel. Pero solo eso ha bastado para dejarme más horrible de lo que ya soy de por si.

—Ross es mi actual novio. —suelta de sopetón y frunzo el ceño. Esto es penoso. —¿Y esa cara? ¿Qué sucede?

—Amy. Tan solo es curiosidad, nada más. ¿Cuántos novios has tenido en tu vida?

—La respuesta a esa pregunta la averiguarás contando las estrellas del cielo, al anochecer.

Mis ojos se abren aún más y mi boca se abre, me quedo a cuadros. Ella ríe como respuesta a todas mis cuestiones.

—Hazme el favor de decirme si lo que me has dicho es cierto o no. —mi mente espera la respuesta 'no' ansiosamente.

—¿Acaso eres tonta, Sarah? —dice en tono de coherencia. Menos mal. —Estaba bromeando. He tenido alrededor de cuatro.

Supongo que es un número válido. Siempre he sido una persona que en su vida ha estado rodeada de amigas con unas considerables condiciones básicas que tuvieron que aprobar al pasar por mi test de amiga. Mis pensamientos son graciosos. Creo que mis padres fueron los que me enseñaron a ser así. Yo eso lo veo como un defecto pero aveces tiene sus virtudes, ya que en mi vida no ha entrado nadie con un rendimiento por el subsuelo, en todos los sentidos. Bueno, realmente si. Niall, Niall Horan. El chico que en tan solos unos meses hizo que mi vida diese un giro radical. Posiblemente todo lo malo que me sucede sea por su culpa. Aunque más de una vez haya intentado alejarme de el lo más posible, acababa resultando en vano. Analizo la situación. Joder, es todo tan complicado. Si estamos en la misma Universidad sin ningún remedio nos tendremos que ver, no hay otra opción.

Al terminar de arreglarme salgo por la puerta del cuarto de baño. Ahí me encuentro con ese tal "Ross".

—Hola —se acerca a mi y me saluda con dos besos en las mejillas.

—Soy Ro... —le interrumpo con un frío y cortante 'ya'.

Amy me mira y luego posa su mirada en la puerta pero no entiendo lo que intenta decirme.

—Bueno... Sarah ya tenía que irse. —dice Amy con un hilo de voz intentando animar la situación.

Abre la puerta que comunica con el pasillo y salgo de la habitación. Quieren estar solos. Ahí afuera me encuentro a multitud de personas con las que aún no he mantenido ningún tipo de comunicación.

¿Debería hacerlo? No, para nada.

Me espera un largo domingo, el que practicamente utilizo para autotorturarme con tan solo pensar que mañana es lunes y que tengo que actuar delante de todos mis compañeros.

START | Niall Horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora