Capítulo 46. Señor sonrisas.

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Capítulo 46. Señor sonrisas.

Siete meses desde que Jerome murió. Los primeros tiempos fueron difíciles, teniendo en cuenta que mientras más tiempo tenía aquel collar encima, más cosas recordaba. Mis sueños fueron viejas experiencias junto a él, nuestro primer beso, las peleas con extrañas reconciliaciones, la vez que él conoció a mis padres... Todo era muy doloroso. Pues sólo yo sabía que eso había pasado, ahora que él no estaba sólo yo notaba que todo había cambiado. Pero después de todo fue mi decisión, una muy estúpida y desesperada decisión.

A veces desearía no haber hecho ese trato con las Moiras. Así no lo habría perdido, tal vez esto no habría pasado. Aunque está esa pequeña parte de mí que me dice que igual habría sucedido... Incluso dolería mucho más. Tendría encima dos muertes.

Lo recordé. Hace dos semanas tuve un sueño donde había una gran tormenta, y yo... yo era la causante de una muerte. No dormí por cuatro días, entré en una especie de depresión exagerada. Apenas quería comer, bajé mi rendimiento en las clases con Alex. Entonces él se acercó a mí, y con cierto enojo me preguntó qué pasaba.

—Estábamos progresando, Marlee, ¿por qué ahora empeoras así?

Yo me estremecí mirando al suelo —Es que... Yo... Podría lastimar a la gente si lo uso.

Me refería a mis poderes, a esa capacidad de controlar la electricidad. Últimamente estábamos trabajando en ella, ya que al fin era capaz de tener un digno combate cuerpo a cuerpo. Ahora sólo faltaba perfeccionar aquello.

—Por eso debes practicar.

—Yo no quiero lastimar a alguien con esto —balbucí mirando mis manos electrificadas—. No creo que pueda controlarlo.

En realidad me aterraba hacerlo. Era demasiado poder, y yo a veces gozaba de él. Temo perder el control en mí misma y volver a hacerlo.

Alex tomó mis manos, abrí los ojos como platos antes de recordar que no le afectaba. Los pequeños rayos iban y venían de nuestras manos. En él eran de color blanco, en mí parecían unos arcoiris electrificados.

—Por eso practicas conmigo, Marlee. No importa cuánto te equivoques aquí, no vas a hacerme daño. Lo harás una y otra vez, hasta que puedas controlarte, controlarlo.

Su mirada me transmitía confianza. Entonces asentí, dándole una media sonrisa. Alex me la devolvió, con expresión fraternal, antes de soltarme y retroceder.

Después de tanto tiempo logré tener cierto apego hacia él. Como un hermano mayor que me enseñaba de la vida. Estábamos juntos prácticamente todos los días desde que esto inició. Y Nico se nos unió hace como un mes, cuando acabó su séptimo año en Hogwarts.

Si bien él parecía ser natural con respecto a todo lo que sea lucha cuerpo a cuerpo, pues el primer día me derribó sin esfuerzo, aún le faltaba algo de... Pensar antes de actuar. Alex decía que ambos teníamos ese problema, el de perder la paciencia y atacar a diestra y siniestra.

—No es atacar hasta lograr que el oponente caiga —nos dijo—. Es pensar cómo hacerlo caer, y atacar para lograrlo sin terminar muertos antes.

Nico seguía brillando en tonos dorados a veces, cuando se ponía muy nervioso e iba con todo hacia Alex. Una vez casi creí que quería matarlo, pues no dejaba de lanzarle estocadas, pero no lo logró. Alex no puso mucho esfuerzo cuando lo desarmó y lo lanzó al otro lado de la habitación. Entonces Nico y yo nos pusimos de acuerdo para intentar dejar de ser tan histéricos y comenzar a pensar antes de atacar.

Mamá no me dejó ir con Alex para entrenar. El plan era ir a otro lugar, a otro país. Pero ella y papá se negaron rotundamente. Y cuando comencé a protestar diciendo que necesitaba un ambiente adecuado, ella me mostró una parte interesante debajo de la casa.

Solo soy una Greengrass. (SSG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora