Capítulo 28. Un tipo loco quiere pelea.
Bea intentaba no llorar y se limpiaba la cara con las mangas de su polera. Aunque más lágrimas caían nuevamente, su rostro estaba negro por el maquillaje. Temblaba un poco y yo... Yo aún procesaba lo que me dijo.
— Tu mamá...
— Él llegó de repente mientras tenía mi cita con John —cierro la boca y la miro, ella frunce el ceño—. Lo arruinó todo, idiota. Quise golpearlo y...
— Lo golpeaste, bien, tengo esa imagen mostrándose en mi cabeza —completo mientras lo imagino—. Es una imagen hermosa.
Bea sonríe de lado. Yo me inclino hacia ella y le doy un abrazo. Normalmente no lo haría, pero ahora sé que ella lo necesita. Acaricio su cabello y ella me rodea con sus brazos para darme un buen apretón.
Respira hondo cuando nos separamos. Me mira a los ojos, está más calmada.
— Él la conoció en uno de sus conciertos —comienza a decir, murmurando—. Ella tenía una banda, y dice que era muy genial... Tenía el cabello azul —sus ojos brillan, otra vez las lágrimas—. Él dice que cantaba hermoso y que era algo loca, pero que aún así le gustaba. Entonces se embarazó de mí... Y aún así siguió cantando en muchos lugares hasta que ya no le permití moverse.
Rió cerrando los ojos. Tal vez ella también imaginaba a una mujer de cabello azul, embarazada, sudando y cantando en un escenario con un montón de gente gritando a su alrededor.
— Cuando nací dejó de hacerlo por al menos cinco meses, y volvió al escenario porque no soportaba quedarse en casa y en silencio.
— Eso me recuerda a alguien —susurro a su oído sentándome a su lado.
— Eso pensé —admite inclinando su cabeza sobre mi hombro—. Se ganaron una gira luego de que un gran representante los oyera en un concierto de un bar —era de esperarse, sonreí—... Murió en el viaje por un accidente automovilistico.
La sonrisa que se había formado en mi rostro desapareció de inmediato. Una opresión apareció en mi pecho. Conmigo, mi padre no era el biológico, pero el biológico estaba condenadamente vivo.
— Bea...
— Sé que estás sin palabras, así que mejor escucha en silencio —asiento esperando a que siga—. Apolo no podía quedarse conmigo. Oh, era de esperarse, digo, tiene mil malditos hijos, ¿dónde mete a todos? Los envía por cuotas al campamento, maldito bastardo...
Escucho sus groserías hacia Apolo durante dos minutos. Escucho unas ramas crujir y levanto la vista al instante. Apolo está a unos cuantos árboles. Se lleva el dedo índice a los labios indicándome que permanezca callada.
Quiero escuchar todo lo que piensa de mí. Su voz resuena en mi cabeza. Casi doy un brinquito y abro los ojos como platos.
Ummm, ¿y tú me escuchas a mí? Pruebo mirándolo a los ojos con el ceño fruncido.
Perfectamente.
Entonces, aprovecho esto para decirte que eres un cretino idiota, y que ojalá... Ojalá...
Entiendo la idea. Lo veo bajar la cabeza mientras tiene sus manos en ella. Por favor, no me lo digas tú también.
— Un hijo del diablo maldito, pero... —Bea se incorpora y dejo de mirar a Apolo—. Siento que me ha dicho muchas cosas con sinceridad.
Sus labios tiemblan y yo veo de reojo a Apolo. Él asiente enérgicamente ante eso.
— ¿Qué exactamente te dijo?
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Solo soy una Greengrass. (SSG)
Fiksi PenggemarMarlee Potter, definirla en una frase es simple. Ella es el fin, y el inicio.