De cómo Daryl Dixon siempre está con Carol Peletier.

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La noche estaba tan silenciosa que se podría escuchar caer a un alfiler, calmada y cálida desde la oscuridad rota apenas por la luz danzante de una vela que amenazaba con apagarse en cualquier momento. Llevaba horas despierto, podía permanecer así toda la noche, en la comodidad que su cama le ofrecía pareciendo la oferta de dormir un par de horas muy tentadora pero la idea de seguir contemplando a la mujer que dormía profundamente a su lado parecía muchísimo más interesante. Ya tendría tiempo de dormir cuando estuviera muerto.

Uno, dos, tres lunares adornando su espalda y cientos de pecas más alcanzó a contar mientras su pecho se elevaba y se contraía en una respiración calmada y relajante, rozó apenas con la yema de sus dedos la delicada piel de ella desde el hombro y hasta su codo concentrado en lo bien que sentían esas pequeñas descargas eléctricas que empezaban en su mano y terminaban en su nuca haciéndolo estremecerse a ratos de una manera tan placentera que le parecía casi imposible como el contacto más pequeño era una explosión de sensaciones si se trataba de ella, era en ocasiones como esas cuando se preguntaba sobre lo que estaría pensando ella, lo que en realidad estaba pensando y más allá de eso, lo que estaría sintiendo, si se sentía del mismo modo que él o solo le gustaba avergonzarlo, pero averiguarlo implicaba algo para lo que no era bueno: expresarse, era simplemente una habilidad que no tenía, el más bien se consideraba así mismo como un "hombre de acción" era mejor olvidarlo, hacerlo a un lado y no pensarlo demasiado. Suspiro haciendo más ruido del que hubiera deseado, acomodando algunos cabellos detrás de la oreja casi sin darse cuenta de lo que hacía

-Hola- dijo ella hablando muy bajo y girándose sobre la cama para poder verlo de frente

-hola ¿cómo te sientes?- respondió él en un susurro feliz de ver sus azules ojos abiertos

-mejor- le sonrió y él le devolvió el gesto -¿has estado aquí toda la noche?-

-alguien tenía que vigilar esa fiebre-

-no tienes que quedarte, ve a dormir yo estoy bien-

-no estoy cansado, todo lo que hice hoy fue sentarme aquí-

-lo siento- dijo ella levantándose un poco sobre la cama -sé que tenías esa salida...-

-no lo sientas- se apresuró a responder -Glenn lo hizo bien, ahora vuelve a dormir, esos niños van a matar a alguien si no te recuperas para la hora del cuento- agregó provocando una pequeña risa en la mujer que no tardó en obedecer y volvió a apoyar la cabeza en la almohada cerrando los ojos en el proceso

-¿Daryl?- ella deslizó su mano hasta la de él sosteniéndola suavemente

-¿uhm?-

-gracias por estar siempre conmigo-.

Del porque Daryl Dixon ama a Carol PeletierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora