De cómo Daryl Dixon supo que estaba enamorado de Carol Peletier.

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Las estrellas de papel que colgaban desde el segundo piso brillaban bajo el sol de la tarde, girando suavemente con la brisa que se filtraba desde afuera y reflejando su luz azul en los grises muros de la prisión, había niños corriendo de celda en celda, colgando cualquier cosa que brillará aunque fuera solo un poco en las puertas provocando sonrisas en los más grandes mientras que otros permanecían sentados en el suelo recortando papel de colores haciendo su mejor esfuerzo para que las estrellas mantuvieran su forma sin tener mucho éxito, incluso así, había algo en la risa de esos niños que era reconfortante. Volver a casa, cuando el mundo afuera de ella era un infierno se sentía tan bien.

No tenía que preguntar de quien había sido esa idea, rodeada por los niños, tijeras en mano y con sus piernas cruzadas sobre el suelo estaba Carol sonriendo si es que era posible más ampliamente que cualquiera, ella levanto su rostro para encontrarse con el suyo, sostuvo su mirada unos segundos para después sonreírle contagiando también a él y provocándole una pequeña sonrisa, uno de los niños la llamó rompiendo la conexión y mirándola una última vez retomo su camino hacia su celda.

Dejó su ballesta a un lado y se recostó sobre la cama mirando el techo de su litera, disfrutando de la tranquilidad que podía tener dentro de esas cuatro paredes cuando se percató de la docena de estrellas que a él más bien le parecían un intento de nubes brillando en la entrada de su celda, estas no eran azules, eran rojas, cerró unos minutos los ojos sin la verdadera intención de dormir, solo intentando concentrarse en las risas que desde su celda se oían muy lejanas

-Hey- escucho la voz suave de Carol y el abrió los ojos regresándole el saludo –la cena pronto estará lista, debes estar hambriento ¿vienes?-

-seguro- dijo él sentándose sobre la cama, dos días fuera de la prisión y ya extrañaba la comida de Carol -¿qué es todo esto?- dijo señalando las pequeñas estrellas

-solo quería...- se tomó un momento para pensar lo que iba a decir tomando el lugar en la silla frente a él -"elevar sus espíritus" un poco-

-"¿elevar sus espíritus?"- repitió con una media sonrisa

-sí- respondió dándole un golpe muy suave en el brazo –tu sabes... estos niños han pasado por tanto, pensé que se merecían algo así, ser solo niños aunque sea por un día- Daryl asintió con la cabeza, al menos este invierno podían darles un poco de todo lo que habían perdido, un poco de esa ilusión que venía y que habían aceptado con la seguridad de estar tras ese par de cercas -¿cómo estás?- pregunto ella examinándolo de pies a cabeza –escuche que tuvieron problemas con ese pueblo-

-nada que no pudiéramos manejar- se apresuró a responder, la verdad era que esta vez había estado cerca de morir, muy cerca, pero no era capaz de decírselo y arruinar el buen día que ella parecía estar teniendo, Carol se quedó mirándolo unos segundos sin decir nada, parecía que no había creído su mentira ¿así de transparente era para esta mujer? -¿qué?-

-eres un muy mal mentiroso- respondió mientras él se encogía de hombros sin decir nada, ella le sonrió después de soltar un suspiro –lo único que importa es que estas aquí- Carol le hizo una seña pidiéndole que la siguiera y él obedeció tomando antes su chaqueta –antes de irnos...- dijo deteniéndose en el umbral de la puerta, revolviéndose los bolsillos en busca de algo

-¿qué es eso?- pregunto él sin obtener más que una sonrisa por respuesta, ella extendió su mano por encima de sus cabezas sosteniendo un pequeño muérdago decorado con un brillante listón rojo, Daryl miró el objeto confundido y después a ella, la vio pararse en puntas hasta quedar a su altura poniendo su mano libre sobre su pecho, dejándolo sin aliento con cada centímetro que se acercaba y sin poder dejar de mirarla a los ojos hasta que finalmente le dio un beso muy suave en la mejilla, muy cerca de la comisura de sus labios, él se estremeció con la corriente eléctrica que recorrió su cuerpo, sintiendo que toda la sangre de su cuerpo se concentraba en su cabeza impidiéndole pensar

-feliz navidad- dijo ella hablando muy bajo ahora con ambas manos sobre su pecho, permaneciendo muy cerca e inundándolo con su olor

-feliz navidad- repitió él sin tener mucha conciencia de lo que estaba diciendo, demasiado perdido en el azul de sus ojos, ella le sonrió de nuevo y dio un paso atrás comenzando a caminar hasta las escaleras sin esperar por él.

Daryl respiro profundamente viéndola irse, con su corazón aún latiendo rápidamente y su mente despertando del aturdimiento que ella siempre causaba en él, eran sus ojos azules y sus labios rojos, era su perfume y su voz pronunciando su nombre, era Carol, toda ella, completamente. Ahora sabía lo que era.

Estaba tan enamorado de ella. Mierda.

Del porque Daryl Dixon ama a Carol PeletierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora