Del porque Daryl Dixon ama a Carol Peletier

De cómo Daryl Dixon y Carol Peletier no son cenizas.

-Hablaste de volver a empezar ¿lo hiciste?-

-Lo intento.-

La tristeza lo invadía después de mucho intentar evitarlo, miro sus uñas más por nerviosismo que por interés, tratando de evitar su mirada que a pesar de la débil luz podía distinguir a través de la habitación, sosteniendo a penas en su garganta las palabras que en realidad quería decir, era gracias a ella que él se encontraba ahí, lo había despertado y puesto de pie tantas veces ¿cómo era ahora que ella le preguntaba si había vuelto a empezar? La miro de nuevo y se dio cuenta lo diferente que estaba, la forma como se mantenía quieta, siempre preparada, sin inmutarse, sin quebrarse a pesar de lo frágil que le parecía, se sentía tan lejana la Carol que se burlaba de él diciéndole "Pookie" y en cambio tenia frente a si una máquina de guerra bien aceitada y eso, si se era sincero, le gustaba al mismo tiempo que le preocupaba, esa mujer avanzaba a una velocidad impresionante, él apenas podía soñar con el seguirle el paso ¿qué había hecho él entonces? Encontrarse y volverse a inventar parecía tan poco en comparación al largo camino de Carol, se vio de repente a si mismo muy ojeroso sobre el colchón, cansado y sobre todo confundido, los años de guerra le pesaron de repente hundiéndolo más sobre la cama

-¿Por qué no me dices que te pasa?- soltó finalmente, se rio internamente reprochándose el hecho de que su pregunta había sonado más como una súplica y aunque él sabía que probablemente su pregunta no tendría una respuesta, tenía que tratar, porque a pesar de todas las suposiciones que podía hacer sabía que había algo más, algo que se le había estado escapando desde que se reencontraron en Terminus

-No creo que podamos seguir salvando personas- respondió sin mirarlo, su corazón dio un vuelco ¿acaso pensaba que no podían salvar a Beth? Asintió con la cabeza tratando de ignorar la sensación de amargura que tenía en la garganta

-¿y porque estás aquí?- pensó en voz alta pero sin perder la tranquilidad de su voz, ella lo miro dándose cuenta de las palabras que había dicho, se revolvió un poco en su lugar casi como si estuviera lamentándose por su error

-lo intento- respondió

Lo iba a volver loco, se llevó las manos a la cara y se tallo los ojos con fuerza, que frustración le daba cuando utilizaba sus propias palabras en su contra, él quería saber más, quería saber si se sentía triste, si le dolía algo, si extrañaba a Sophia, a Mika o a Lizzie, si tenía hambre o sed, si estaba ahí con él, si iba a quedarse con él, Carol camino hasta la cama recostándose junto a él sin mirarlo, esa última sentencia se quedó grabada dolorosamente en su mente, la miro un segundo y luego volvió la vista al frente, buscando algo que no estaba a través de la ventana, esa noche, más que ninguna otra en su vida, estaba asustado de las respuestas que esa mujer le podía dar y casi como deseando el dolor de saberlo no pudo evitar continuar

-Cuando te vi junto al auto ¿qué pensabas hacer?- pregunto finalmente, mirándola ligeramente por encima del hombro pero sin atreverse a hacerlo de frente

-no lo sé- se limitó a contestar

Se recostó junto a ella mirando la litera, sintiendo que él aire de la habitación era casi irrespirable, ella iba a irse y él lo sabía, lo había sabido todo ese tiempo y había preferido ignorarlo, cuando la vio salir de la iglesia fue tan claro, la había seguido porque no había otra cosa que pudiera hacer, porque no podía perderla otra vez.

Era obvio que no eran las mismas personas que por asares del destino se encontraron en la cantera y aun así, lo que él había visto en Carol seguía ahí, ardiendo tenue pero claramente dentro de ella

La idea lo golpeó duramente, Carol le había calado tan profundamente que no podía imaginarse a sí mismo continuando sin ella, se sentía como una sentencia pero la verdad era que si Carol decidía marcharse, él se iba con ella.