Dos Mejor Que Uno

~Los Cristales~

CAPITULO VIII

Caminaron durante horas hasta llegar al pedestal piramidal, ubicado justo en el centro de la ciudad. Tenía un círculo de vidrio incrustado en cada una de sus caras. Lara se agachó para examinarlo con atención, mientras los miembros del grupo de Craken seguían buscando la manera de extraer el ojo de la tumba.

—Seguro que necesitamos palancas para abrir la caja —dijo Kenna.

Nathan contempló la posibilidad, pero la desechó de inmediato. En lugar de eso, se acercó para unirse a Lara en su análisis.

—La pirámide más importante terminó siendo la más pequeña —comentó ella, mientras buscaba una forma de moverla. Estaba emocionada al descubrir lo que, a simple vista, parecía un cofre.

—Arriba también tiene un cristal —añadió Nathan.

— No creo que sean palancas lo que necesitamos para esto —dijo, pensativa. 

Lara colocó las manos en su cintura y retrocedió lentamente de espaldas hasta tropezar accidentalmente con algo en el suelo. Al reincorporarse rápidamente, notó que había pisado una protuberancia apenas visible, cubierta por varios centímetros de lodo endurecido. Los tres comenzaron a remover la capa de tierra hasta dejar al descubierto los tallados en el suelo: el mismo símbolo del mural.

Cada una de las caras del pedestal tenía un vidrio, y desde ellos partían líneas talladas en el suelo, que nacían desde el pedestal dirigiéndose kilómetros hacia topar con las paredes de la ciudad. Lara recordó entonces el destello que había visto desde el vagón. Siguió con la mirada una de las líneas y luego observó de nuevo los cristales del pedestal, deduciendo que el reflejo que vio antes provenía de otro cristal, posiblemente incrustado en las murallas de la ciudad. Caminó en distintas direcciones siguiendo una de las líneas y, finalmente, captó un destello diminuto en la distancia.

—Miren —dijo, señalando el punto exacto en la pared donde el cristal reflejaba la luz, evidenciando la conexión de los cristales del pedestal con los del suelo—. Las líneas en el suelo conectan directamente con las caras del pedestal y las de las paredes. Si encontramos la manera de conseguir que todos reflejen la luz desde los cristales del pedestal a los de cada pared, podríamos activar algo.

—¿Y cómo llegaremos al de la parte superior? —preguntó Nathan, alzando la vista.

Todos dirigieron los ojos hacia arriba. Una fuente de luz brillaba desde las alturas.

—Será mejor encargarnos primero de los cristales inferiores —sugirió Lara—. Luego nos ocuparemos del de arriba.

—Así que a caminar de regreso, ¿eh? —bromeó Nathan.

—Así parece —respondió ella.

Siguieron el trayecto que marcaban los tallados, aunque por momentos la línea desaparecía bajo capas de barro seco. En su camino de regreso atravesaron nuevamente la ciudad, explorando ruinas y vestigios arqueológicos de una civilización olvidada. Hallaron esqueletos en sorprendente estado de conservación, aún rodeados de manchas de sangre seca.