8. "Al menos lo intentaré"

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Me salí del agarre de Harry y le dejé a él la toalla, de nuevo iba a tomar un poco el sol, estaba un poco pálida.

Me tumbé en la tumbona y me puse las gafas de sol. Después de estar un rato tumbada, expuesta al sol, sentí besos en mi muslo, levanté la vista y era Harry el que dejaba suaves besos en mi muslo. No pude evitar sonreír, Harry se veía tan buena persona.

-Te gusta, ¿eh?

-Me encanta

Le regalé una tímida sonrisa, y pensar que con él me llevaba a muerte, no quería verlo, y ahora salgo casi siempre con él, se ha convertido en un buen amigo.

“Me he dado cuenta de que las cosas cambian, nada es como creías que era.”

-HARRY-

 

No sé lo que me pasaba con ella, la necesitaba, nunca estuve así con una chica, solamente riendo, algo que sin duda me hacía muy feliz, ese algo era ella. Literalmente había cambiado mi vida, antes iba desganado al gimnasio pensando a que viejo tendría que entrenar, pero ahora, sabiendo que ella está, las ganas de verla son enormes. Si me he encontrado con ella, no ha sido por casualidad de eso estoy cien por cien seguro.

El estúpido chico ese llamándola de todo, tenía ganas de matarlo, ¿cómo se atreve a decirle eso a una chica? Jamás dejaría que le hablasen a si a una chica, y mucho menos si esa chica se trataba de Sam

Ni si quiera se los impulsos que tengo de salvarla, ayudarla, incluso esos impulsos de besarla.

En el paintball, ha sido uno de los mejores besos, conectábamos tan bien, no entendíamos a la perfección, no sé lo que tenía esa chica, pero hacía que no quisiera conocer a ninguna chica más, las demás eran rellenas de silicona y sin cerebro, por una noche podría estar bien, pero nada más. Sam hacía que todo fuese más interesante, y que pudieses tener una conversación adulta con ella, a pesar de que tenga dieciséis años, tenía una parte madura y otra inmadura.

Pude ver su cuerpo desnudo, para mí era la mujer más bella, puede que no tuviese unas curvas muy pronunciadas, pero estaba hecha para mi, conseguiría que fuese mía, simplemente mía.

La conquistaría día a día.

Tuve el placer de conocer a su madre, tenía la tez algo más pálida que Sam, pero el color de ojos de ambas era azul cielo.

Sam era todo un reto de mujer, con un carácter fuerte, algo que me gustaba mucho. En algunas ocasiones sabía sacar su lado maduro y serio, pero en otras, sacaba el lado inmaduro que todo el mundo tiene.

Algo que me encantaba de ella era que sabía defenderse sola, sin ayuda de nadie, aunque siempre estaría ahí para ayudarla, siempre.

Cuando llegamos a la piscina, chicos más o menos de su edad no dejaban de mirarla, y me estaba empezando a enfadar. Mientras estaba sentado en la tumbona, mirando cada chico que recorría de arriba a abajo el cuerpo de Sam, los miraba con asco, ella era algo más que un cuerpo hermoso. Mientras estaba distraído, una chica rubia, de unos dieciocho años, se acercó a mí, tenía unas curvas por las que cualquier chico se derretiría, pero yo no. Para mi gusto tenía demasiado pecho, seguro esa chica era silicona pura.

No sabía que terminaría amándote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora