Capítulo 6

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Sus brazos la rodeaban, podía sentir el calor de su piel, sus besos en el cuello, su aroma, abrió los ojos y lentamente se dió la vuelta para corresponder a sus caricias, cuando vió su rostro quedó perpleja.

—Hola cariño, buenos días —dijo en tono tierno sin dejar de acariciar su cabello, la besó de una forma exquisita, ella respondió al beso.

El sonido de la alarma la devolvió a la realidad. Nicky se sentó lentamente en su cama llevando la punta de sus dedos a los labios, aún sentía el sabor mentolado de esos suaves y embriagadores besos, sus ojos recorrían la habitación, le costó unos segundos caer en cuenta de que había estado soñando.

—Buenos días Nicky —fué el saludo de Joshua al entrar a la habitación.

—¿Qué hora es?

—Son las cinco mi amor, no te levantes, ya me voy, desayuno en el trabajo —dijo mientras depositaba un rápido beso en los labios de la chica.

El joven se fué, ella con pasos lentos, se dirigió hasta el baño, se miró al espejo y enjuagó su rostro con agua fresca. Aún permanecía en sus labios la sensación cálida del beso recibido en sueños, nunca había experimentado algo así, tan real, tangible, tan disfrutable. No comprendía. Volvió a la cama con intenciones de volver a dormir pero fue en vano.

El reloj daba las siete, se levantó disponiéndose a dar una ducha y salir a caminar como lo hacía cada mañana luego del desayuno.

—Debería adoptar un perro — se dijo a sí misma cuando iba de salida —al menos no saldría a caminar sola.

—Hola Nicky ¿cómo has estado? —saludó la sra. Warren, al cruzarse con la joven que iba concentrada en la música de su mp3.

—Sophie, ¡qué gusto verla por aquí! bien, estoy muy bien, pensando en adoptar un perro — comentó, sintiéndose tonta luego de haberlo dicho.

—Que bien, creo que sería muy bueno tanto para él como para tí.

—Ya lo creo, hay muchos esperando por alguien que quiera brindarle un hogar, quizá esta tarde vaya al refugio a buscar uno, me gustaría una cachorrita que no sea demasiado grande de adulta, o una adulta pequeña.

—Sería maravilloso mi querida, ojalá y encuentres una buena perrita, te aseguro que te hará muy feliz, tanto si es cachorra o adulta, esos pobres animalitos de los refugios están llenos de amor para brindar, nosotros tenemos cinco y no nos arrepentimos de haberlos adoptado —dijo la buena señora con una tierna sonrisa—, bien mi querida, tengo que hacer algunas diligencias, espero consigas un buen cachorro —dijo con una sonrisa la dama, dándole un beso a la jovencita.

—Gracias Señora —respondió con una inclinación de cabeza la muchacha.

—Nicky...— dijo Sophie volviéndose —, ¿te gustaría almorzar con nosotros hoy? Amm... digo, si no tienes a tu esposo en casa, sería un gusto que nos acompañaras.

—Yo... pues, sí, me encantaría, Joshua se fue a trabajar y no regresa sino hasta mañana, es militar, casi no está en casa... y... emm... no es mi esposo, no estamos casados aún.

—¡Ayy niña!, eso es lo que menos importa, comparten la vida y eso es lo que cuenta, bien, te esperamos entonces. —agregó con extrema simpatía la elegante señora.

La chica se quedó parada un instante y luego retomó la marcha.

A la vuelta, se duchó y se dirigió a la casa de los Warren, en su coche Nissan. Llevó una botella de vino como presente, le resultaba incómodo ir con las manos vacías.

—¡Bienvenida Nicole! —saludó amablemente el padre de Lorraine a la chica —, gracias, buena elección de vino, se nota que tienes conocimiento al respecto.

—Si señor Warren, mi padre tiene amplio conocimiento en variedad de cosechas, es enólogo, aprendí mucho sobre vinos —dijo orgullosamente la joven.

—¡Muy bien! Ahora ya sé a quién pedirle consejo a la hora de elegir un vino, pero ven, pasa por aquí por favor.

El señor Warren dirigió a la chica hacia la sala donde se encontraba Lorraine leyendo un libro.

—Buenos días Lory —saludó alegremente.

La otra joven levantó la mirada y una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.

—¡Nicky! Que gusto que hayas podido venir —exclamó con alegría no fingida.

—Gracias, me he encontrado a tu mamá en el centro y no me pude resistir a su invitación, Joshua no está y la verdad, odio almorzar sola —Sonrió, arrugando la nariz mientras levantaba las cejas y los hombros al tiempo.

El almuerzo estuvo muy animado con la presencia de Nicky, charlaban y reían como no lo habían hecho en mucho tiempo, Lorraine recordaba a Frank en sus conversaciones, no obstante en su rostro, aunque triste, no se mostraba desencajado de angustia. Estaba empezando a aprender a vivir sin él, por su bien y el de su bebé.

—Qué hermosa pancita — dijo con una sonrisa Nicky, acariciando el vientre abultado de la futura madre —, seguro será una niña ¿tú qué crees?

—No me he puesto a preguntarme... sabes, cada vez que hablo con él, lo trato así, como si fuera varoncito, claro que no me importaría si es una niña.

Nicky se quedó mirando atentamente a la joven embarazada quien no advirtió el escrutinio. La muchacha observaba los labios de Lorraine cuando hablaba y sonreía, sus dientes impecablemente blancos, y otra vez sintió esa electricidad recorrer su cuerpo.

—Nicky... ¿estás bien? —interrogó al notarla un poco pálida y temiendo otro episodio como el del bar.

—Si, si, estoy bien, un poco cansada, creo que debería irme.

Su mirada se detuvo en la de Lorraine, su corazón se aceleró, pero esta vez no le ocasionó malestar, inconscientemente sus ojos bajaron hasta sus labios. De pronto esa inquietud nuevamente, no lo comprendía, jamás se había sentido atraída hacía una chica, trató de disimular lo que sentía, esos deseos de besarla descendía hasta sus entrañas y la hacían sentir avergonzada ante su amiga.

—¿Estás segura de que estás bien? —volvió a preguntar.

—Sí... sí, debo irme a descansar un rato, dormiré una siesta, te llamaré así me acompañas a elegir un cachorro —aseguró dando un beso rápido en la mejilla de la joven que la observaba con grandes ojos.

¿De qué forma podría contarle que ya en sus sueños la había besado?

Que era su rostro el que vió cuando se dió la vuelta para responder a sus caricias, fue su abrazo el que sintió en su piel, y su saludo aún resonaba en sus oídos como un recuerdo vívido.

Atravesó la sala a largos pasos, se despidió de los Warren, y se fué aún con esa sensación de anhelo que la mortificaba, le asustaba la sola idea de saber que de haber permanecido junto a ella sólo un par de minutos más, la habría besado, se sentía demasiado confundida.

¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Desde cuándo sentía atracción por las mujeres?

Se tiró en el sofá, sus ojos estaban inundados de làgrimas, necesitaba quitarse ese sentimiento que la abrumaba, que la confundía, Lorraine era una chica atractiva, pero toda su vida había visto chicas atractivas y no había deseado besarlas.

Por más que intentaba comprender, no podía hacerlo. Se acurrucó en el cómodo sillón, el celular en silencio, vibraba en la mesa ratona, ella no se percató, se había quedado dormida

Sin alientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora