Sin aliento

Capítulo 15

Un camino angosto a lo largo de una carretera de tierra rojiza se extendìa ante ella. Quitándose el gorro, secó las gotas de transpiración que amenazaban con caer en sus ojos, por más que andaba, parecía no llegar más a la portera de tablas rústicas que la llevarían a la entrada de una pintoresca cabaña que se encontraba al otro lado.

—No puedo más. —Susurró para sus adentros.

—¡Cariño! ¿por qué tardas tanto?

Se dió la vuelta colocando la mano encima de sus ojos para poder ver sin que el quemante sol lo impidiera, el calor era abrasante, entre los fuertes rayos del astro rey, lograba ver una silueta esbelta que caminaba hacia donde estaba pero que tampoco lograba llegar, así como ella misma a la cabaña.

—¿Frank? ...

El rostro sonriente del joven la confundió, era consciente de su realidad y se percató de que estaba en un sueño, la invadió una sensación de desasosiego, se dio bruscamente la vuelta para poder apurar el paso hacia la cabaña , necesitaba sombra de forma urgente, necesitaba despertar.

—¡Lorraine... ¿me escuchas, cielo?... ¡Por favor Lorraine!

Unas manos amables tocaban su rostro con suaves palmaditas, abrió sus ojos para encontrarse con los de su madre.

—¿Mamá? ... Qué... ¿qué sucede? —Preguntó la joven intentando levantar la cabeza para ver a su alrededor, en donde no estaba ni el camino, ni la cabaña, no abrasaba el sol... y mucho menos, estaba Frank, se echó hacia atrás mientras su madre acariciaba su cabello y colocaba paños fríos en su frente.

—Has estado en un estado febril desde que llegaron de Brasil, pronto estará aquí el doctor Dean a revisarte nuevamente.

—Sara... ¿Dónde está mi niña? —interrogó con un gesto de angustiosa urgencia.

—Tranquila cariño... se encuentra dormida en su habitación, Nicky la está cuidando. —La chica cerró sus ojos, se encontraba agotada, exhausta, no lograba recordar cómo había llegado a ese estado.

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Caipiriña y buena música acompañaban a la flamante pareja de recién casadas.

Una cena a la luz de las velas, la hermosa luna carioca proyectando su esplendor, las esperaba al final de la tarde espectacular que estaban disfrutando en la playa.

Brasil era mágico, perfecto para abrigar la luna de miel más hermosa, su clima espectacular se prestaba para el ensueño y la pasión, la alegría de su gente, el colorido de las sombrillas, las prendas que viste su gente, otorgaban la mejor vibra, totalmente adecuada para esos momentos que estaban viviendo, en fin... la luna de miel perfecta.

Luego de la cena, ambas chicas se animaron a bailar el ritmo de una bossanova suave y melodiosa, que sonaba en vivo esa noche en el salón del hotel donde se hospedaban, Lorraine movía su cuerpo al compás de la música como si fuese una con ella, Nicky, no tan experta en baile, trataba de seguirla lo mejor que podía, su esposa se pegaba a su cuerpo y con él iba guiando sus movimientos, atrayendo las miradas de quienes se encontraban en el lugar ... No obstante, ellas crearon su propia burbuja de encanto, magia y seducción, sin percatarse del atento público que habían logrado conquistar con su sensualidad.

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La suave brisa marina las reconfortó luego de saciar sus instintos salvajes en esa noche en la que todo parecía salido de un libro de fantasía, donde las hadas danzaban al compás de los panderos, mientras los duendes traviesos, intentaban conquistarlas obsequiandoles todo tipo de florecillas y fragancias de los jardines más hermosos, absolutamente una noche fuera de lo real, fuera de la rutina, increíblemente perfecta.