Me miras diferente
Me abrazas y no siento tu calor
Te digo lo que siento
Me interrumpes y terminas la oración
Siempre tienes la razón
Aprieta el mando de la radio, parando la música y restregándose la manga de la sudadera por los ojos lagrimosos, limpiándose los mocos con el pañuelo limpio a su lado, precisamente que había traído porque sabía que terminaría así, llorando y con la nariz roja, con los pensamientos alborotados, navegando por algo que no tenía sentido lamentar cuando no había sido culpa suya ni mucho menos tenía razón para pensar en disculparse. MinHo era un idiota.
Un idiota que TaeMin quería mucho
Se mira a la cámara de su móvil, comprobando lo inevitable, su aspecto daba pena ajena, los pelos alborotados, los labios resecos y las ojeras colgándole bajo los parpados, estaba hecho un asco, jamás se había descuidado tanto, siempre había estado presentable, no vanidoso, pero si bien vestido, ahora, el mirarse a la cámara de su celular le daba solo lastima su reprobable imagen, tan demacrado y con la piel tan blanca como la leche y esos círculos negros, casi como los de un panda, adornándole alrededor de los ojos.
Llorar no le servía, pero tampoco le venía mal para sentirse mejor, y a pesar de haber estado chillando alrededor de cinco horas como bebé, no había logrado sacar el resentimiento del mal niño, porque si, estuvo muy mal que le respondiera a MinHo de esa forma, se había enojado tanto que había olvidado la cosa más importante de todas. Era su padre.
Ese hombre que le mantuvo en brazos alrededor de cuatro años hasta que pudo poner pie en el suelo sin tambalearse, ese que le cuidaba cuando su madre se iba a consulta y regresaba hasta tarde-noche, dejándolo solo con un plato de comida para recalentar que por supuesto su padre se había tomado la molestia de siempre ir a calentar y fijarse que no se pasara de tiempo y pudiera comer sin quemarse, si, era un buen padre, pero un pésimo anfitrión de fiestas. Tampoco se le iba ir tan fácil el lío que toda esa marabunta dejo en su casa el día que a su grandioso papá se le ocurrió traer tanto maldito mocoso a su habitación para destruirla y peor aún, invitar a KyungSoo, ese jodido niño que le había estado picando los ojos desde el jardín de niños.
¡Estúpido, D.O!
Pero a todo eso seguía sin entender porque de repente esa buena imagen que resguardaba al hombre en el que se quería convertir de grande, ahora se reflejaba en un monstruo a aterrorizarle y mostrarle los colmillos cuando quisiera ir abrazarle. ¿Desde cuándo el caballero se convirtió en villano? O los dientes en colmillos... el blanco al negro... el cordero a lobo.
Bastaba decir que desde la dichosa "reunión empresarial en su casa" no le había dirigido la palabra, ya iban alrededor de dos semanas en las que ni la sombra le veía y no por su enojo, él hacía días que le había perdonado, pero ahora parecía ser que MinHo era el indignado, negándose a hablarle, como si de un niño se tratara, jugándole la ley del hielo. Con TaeMin era comprensible, todavía tenía ocho años y aún le faltaba mucho por aprender, pero era totalmente injustificable para MinHo, un adulto de treinta y dos años, que aunque su rostro y cuerpo decían menos, su expediente lo demostraba, era alguien con prejuicio y capacidad de analizarse a sí mismo, ¿Por qué ahora se comportaba como un crío?
Por otra parte, Aomame no había podido quitarle el ojo de encima a TaeMin, sabía que algo le ocurría y eso en parte le angustiaba, temía que su hijo sufriera algún trastorno alimenticio, había estado consumiendo muy poco alimento y por lo que le contaban en el instituto, su hijo estaba vomitando muy seguido, excusando por supuesto en uno que otro dolor estomacal, pero eso dejo de ser un tema ligero hasta que se presentó la tercera vez, Aomame ahora lo tomaba como algo delicado y que si no lo trataba en esos momentos más adelante se arrepentiría, no solo porque era nutrióloga y se supone que con su familia llevaba una dieta bien balanceada para todos en casa, no tenía por qué estar pasando eso. Le preocupaba y más aún cuando se lo comento a su esposo y este simplemente asentía pero no decía nada, no proponía ni mucho menos objetaba algo, se limitaba a mover la cabeza ligeramente, tomando tranquilamente su taza de café de las mañanas, mostrándole el menor interés a lo que su esposa decía, algo que le sorprendió, MinHo, nunca había dejado de lado la tarea de cuidar a su niño por centrarse en sus alimentos, por más buenos que estuvieran, algo extraño estaba pasando en su familia y ella no estaba del todo alerta, eso no solo le creaba cierta melancolía sino coraje, por no tener una familia tan unida que se confié las cosas.
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Teoría del amor -2MIN
FanficBesa su frente, acomodando de forma correcta las sabanas que cubrían el cuerpo desnudó que aún tenía las marcas de sus caricias. Tae Min sonríe sobre los labios de Min Ho, envolviendo con sus pequeñas manos el cuerpo ancho de su padre - Buenas noche...