¡Hola! Mientras vosotros estáis leyendo esto yo estoy... ¡en Japón! Y, aunque me llegan todos vuestros comentarios, no puedo responderlos porque apenas tengo wifi ni mucho dinero para gastarme en datos. Prometo que en cuanto vuelva os responderé. ¡Y estoy deseando saber vuestra reacción a este capítulo! ¡Disfrutadlo!
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"I want someone to love me for who I am. I want someone to need me, is that so bad?"
A la mañana siguiente, sin haber vuelto a ver a los príncipes ni oír noticia de ellos, Violet recurrió a algo que la haría estar más tranquila y no pensar en anillos o vestidos blancos: La rutina. Las doncellas insistieron en vestirla de manera especial durante los próximos tres días, por si acaso algún hombre se cruzaba en su camino hincando una rodilla.—No es necesario, de verdad—pedía Violet.
—Claro que lo es, señorita. Si os piden la mano habrá fotógrafos. No queremos que os pongáis un anillo en el anular mientras lleváis puesto un chándal—explicó Adelaide.
—¿No creéis que sería muy divertido?
—No—resumió Peyton dando un último brochazo a las mejillas de la seleccionada.
Le trenzaron el pelo en un recogido, le calzaron unos tacones altos y entonces, y solo entonces, la dejaron irse. Violet hizo rodar los ojos según salió de su habitación.
Subió a la cúpula para terminar el diseño del ayuntamiento, en el que había estado trabajando toda la tarde anterior.
—La verdad, no estoy segura de que esta escalera vaya a quedar bien. A lo mejor puedo cambiarla por un ascensor y...—decía, pensando en voz alta. Tenía la vista fija en su cuaderno de dibujos, mientras abría la puerta y se sentaba. Lo dejó en la mesa y por fin levantó la vista—Porque claro... ¡Oh!—exclamó al ver la cúpula.
La única pared, circular, de toda la habitación, bajo la cúpula de cristal estaba completamente pintada con una paleta de colores oscuros: Negro zafiro, azul azabache, violeta oscuro... Envolvían la sala en la más bella de las noches. Y en todos lados, puntos blancos, unos más grandes de que otros, formando las constelaciones que había intentado aprender ocaso tras ocaso. Violet encontró Casiopea, Escorpio, Andrómeda, la Osa Mayor... Comenzó a caminar por la cúpula, admirada por la magia de las pinceladas sutiles y perfectamente trazadas. Al darse la vuelta para ver las puertas, se encontró con Noah. Tan solo verle produjo a Violet sentimientos encontrados y un nudo de nervios en el estómago.
El príncipe se sonrojó al instante, algo extraño en él. Llevaba una pequeña caja de plástico en la que llevaba más pintura, pinceles y un trapo sucio. Esbozó una sonrisa tímida y se subió las gafas con una mano, cargando los materiales en la otra. Dejó la caja en la mesa, al lado del diseño de Violet. Tenía las manos manchadas de pintura seca, al igual que sus pantalones vaqueros.
—No te esperaba tan pronto—dijo con aquella voz meliflua.
—Bueno, yo tampoco esperaba esto.
—Aún no está terminado—señaló cerca del marco de las puertas, veinte centímetros más arriba aún quedaba un espacio en blanco que rellenar.
—¿Quieres que te ayude?—se ofreció ella.
Noah asintió y cogió la escalera apoyada al lado de las puertas de metal. La colocó debajo del espacio a pintar y la sujetó, dejando que fuera Violet la que terminara su obra de arte. Ella escogió uno de los pinceles, lo manchó en la pintura indicada, se quitó los tacones y subió tres escalones.
—¿Soy yo u hoy vas muy arreglada?—comentó Noah.
—Pregúntaselo a Hanna.
—Esa mujer tiene mucho carácter, no te lo voy a negar.
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Doble Elección (Orígenes de la Selección)
FanfictionTodos saben que la Selección de América y Maxon no fue la primera del reino. Dos generaciones antes la segunda Selección de Illéa daba comienzo. Además, en aquella ocasión, eran dos los príncipes que debían elegir esposa: Justin y Noah. Para treint...