Doble Elección (Orígenes de la Selección)

Capítulo dos. Dos personas, cuatro caras.

¡Hola! Antes de empezar el siguiente capítulo quería dar las gracias por las visitas en el primero, sois increíbles. Además, en mi otro fanfic hemos llegado a las 24.3k visitas, así que mil gracias. Ya sabéis que Narnia siempre estará ahí si la necesitáis. No quiero enrollarme mucho así que, ya sabéis, si tenéis alguna duda, dejadla en los comentarios y la contestaré encantada. Espero vuestras opiniones también.  

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"Everybody's waiting, everybody's watching. Even when you're sleeping keep your eyes open"

Era exactamente como aparecía en la televisión. El pelo moreno peinado hacia un lado, aunque un poco más informal en aquel momento, las gafas de pasta negra apoyadas en su nariz, la piel blanca ligeramente bronceada y un traje informal, pero al nivel de un príncipe. Pero no parecía el chico tímido que titubeaba al contestar. Tenía los hombros relajados bajo el jersey azul, las manos a los lados y una sonrisa divertida y socarrona dibujada en el rostro. Se paró tras dar unos cuantos pasos, durante los cuales se levantaron todas las seleccionadas. Las miró a todas rápidamente y levantó una ceja durante un segundo. Cogió aire y comenzó:

—Señoritas, estoy encantado de poder veros en persona por fin. Siento notificaros que mi hermano tiene un fuerte dolor de cabeza y lo más seguro es que hoy no pueda acompañarnos—algunas chicas suspiraron, pero su atención seguía fija en el chico de gafas—. Es igual, os explicaré cómo lo haremos. Como veis, he pedido que coloquen bastantes asientos por la sala. Conversad como lo haríais normalmente, yo me uniré a los distintos grupos para poder hablar con todas vosotras.

Las chicas asintieron y comenzaron a distribuirse por el salón, lanzando miradas furtivas al príncipe.

—¡Ah! Y disfrutad—terminó Noah con una sonrisa rebelde.

Violet se acercó a Zhen, la cual estaba bastante inquieta. También se unió a ellas Abby Tamblin, de Ángeles. Tenía el cabello muy muy largo, de color avellana y unos ojos azules. Pero eso no era lo impresionante de aquella seleccionada, sino su vestimenta. Llevaba un vestido rojo con piedras preciosas decorándolo entero, no había un solo hueco en la tela que no brillara, junto con unos tacones que parecían de cristal, y varios complementos igual de caros como: pendientes de oro, una diadema de cristales, pulseras y collares. Sí, Violet recordaba haber oído a una de sus doncellas mencionar que Abigail había pedido expresamente muchísima pedrería en sus conjuntos.

Las saludó gentilmente y cogió una de las copas que ofrecían los mayordomos en sus bandejas.

—Bueno, Abby, ¿cómo es ser la seleccionada de la capital?—preguntó Sheila para comenzar una conversación.

—No es nada extraño, la verdad. Tampoco es como si fuera alguien famoso—se paró y sonrió—aunque ahora sí—rio—. Al menos no tuve que viajar mucho, mi casa estaba a solo media hora del castillo así que salí un poco más tarde. Tú fuiste la primera en llegar ¿no, Violet?

—Sí—asintió ella—. Esperaba que fueras tú, por eso de ser de aquí. Pero no estuvo mal, jamás había volado en un avión.

—¿Nunca?—preguntó Zhen algo sorprendida.

—No. Pero ya sabes lo que dicen, siempre hay una primera vez para todo.

—Para ser reina, por ejemplo—apuntó Abby con una sonrisa que no era para nada amable si se miraba desde fuera. Sus labios podían cortar como cuchillas.

Violet asintió de nuevo y miró a Abby de arriba a abajo. Ella también podía, y sabía, jugar a ese juego.

—Bueno, tampoco es que tú tengas mucha pinta de reina—dijo con los ojos clavados en la chica de Ángeles, pero después suavizó el comentario con una risa falsa que las demás interpretaron como un chiste, aunque al principio se hubieran quedado calladas.