Capítulo 42

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Él está ahí, esperándome.

Yo estoy aquí, apretando un bote de chocolate líquido entre mis dedos.

Él en la cama y yo en la puerta.

Él vestido y yo temblando.

Quiero hacerlo tanto como quería anoche, o en el mismo momento en que la imagen apareció por primera vez en mi cabeza. Claro que quiero. Pero estoy nervioso y también sé que es normal. El simple hecho de tener el control sobre su cuerpo me hacer querer salir corriendo; o al menos a una pequeña parte de mí, quizá la misma que teme que nos descubran, que se siente insegura y que todavía se siente culpable por mentir tanto a mamá. Es muy pequeña.

La otra me susurra sensualmente al oído: "cómetelo".

Me muerdo el labio, mirándolo. Tiene las dos manos tras la nuca. Me observa sonriendo, esperando, se lame los labios y tiemblo. Doy un paso dentro de la habitación, pensando que ya es de día, que dentro de unas horas tendremos que volver. Sacudo la cabeza y cojo aire. Lo último que quiero ahora es pensar en eso.

Me detengo a mitad camino entre la cama y la puerta. ¿Estoy seguro de lo que voy a decir? Salto sobre mis talones, lo miro, me mira, miro el bote, miro su cuerpo. Sí, sí lo estoy. Tengo que estarlo. Sé cómo va a terminar y es exactamente lo que deseo. Por eso me pongo totalmente recto, lo miró fijamente y digo, con la voz más alta y aguda de lo que planeaba:

—Desnúdate.

Hyukjae suelta un jadeo que se convierte en una risa. Una pequeña y grave y que me pone los pelos de punta. Enseguida se levanta de la cama y lo hace; se quita la camiseta revolviéndose el pelo y los pantalones de chándal. Cuando está solo en bóxer, los apunta con un dedo, como si me preguntara en silencio si ellos también tienen que acabar fuera de su cuerpo.

Asiento y se los quita.

—Vu-vuelve a la cama.

—Tus deseos son órdenes —dice, volviendo a su antigua posición.

La cara me arde y el resto del cuerpo también. Dedico varios segundos a mirarlo mientras intento pensar mi siguiente movimiento.

¿Pensar? Eso siempre me causa problemas. Si tan seguro estoy, ¿qué diablos hago preocupándome?

Cojo aire, me quito la camiseta y dejo que mis piernas avancen hasta subirme a la cama. Estoy totalmente desnudo también. Pero no soy yo quien se va a convertir en postre.

Es él.

—¿Ya? —pregunta, no a modo de insistencia.

Me pongo de rodillas a su lado, abro el bote de chocolate líquido y aspiro el delicioso olor con los ojos cerrados. Si no fuera porque no conozco a los dueños de esta casa, diría que hicieron la compra adrede para nosotros. Separo los párpados y lo primero que encuentro son sus pupilas dilatadas, sus labios rojos de tanto morderlos, su pecho subiendo y bajando rápidamente. Su miembro erguido.

Subo la mirada rápidamente al bote. Vale, vamos allá.

Me inclino sobre su rostro, despacio, acercando el bote a sus labios. Deja de mordérselos para abrir la boca. Sonrío nervioso, ansioso cuando veo que el chorro empieza a caer en su boca y lo muevo para mancharle los labios y la barbilla. Creo que incluso gotea por su cuello. Supongo que debería llenarlo de chocolate y luego lamerlo, pero paso a paso es más divertido.

Tiemblo. Me encanta sentirme así.

Dejó el bote sobre su torso sin cerrarlo y que gotee si quiere.

Acerco mi boca a la suya y noto que sonríe sin cerrarla. Paso la lengua por sus labios, primero el de arriba, luego el de abajo, por las comisuras, por su mejilla que también se han manchado y saca la lengua. Se la chupo en mi boca, oyendo como gruñe. De repente, mete una mano en mi pelo y comienza a besarme.

Hanyauku [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora