El hombre con el que hablaba mamá ayer está escribiendo algo en la pizarra cuando entro en el aula diez minutos antes de que empiecen las clases. No puedo alegrarme más de saber que los lunes a primera hora tengo literatura inglesa. Creo que soy la única persona que se va a despertar feliz para comenzar la semana. Quizá por eso, y por lo que veo, soy también el único que ya está ahí a parte del profesor.
Me siento en una silla de la primera fila, emocionado. Saco un boli negro, otro azul y otro verde para subrayar, ya que todavía no he podido comprarme fluorescentes, y los dejo uno junto a otro en la esquina de la mesa de madera desgastada. También añado un lápiz, una goma y un sacapuntas por si acaso; pongo una libreta abierta por la segunda página delante de mí. Cierro con fuerza la botellita de agua para que no se derrame si llegara a caerse y la dejo en la otra esquina. Termino por dejar la mochila a mis pies y arreglo el reloj en mi muñeca que se ha doblado un poco mientras espero a que la gente comience a llegar.
La clase tarda como quince minutos en empezar después de que suene el timbre porque la gente al parecer ha tenido problemas para despertar esta mañana. Una chica con el pelo corto está sentada a mi lado y hace una pompa con su chicle morado cuando el profesor se gira a explicarnos qué es todo eso que hay en la pizarra. Yo ya lo he leído en ese cuarto de hora al menos un par de veces: es una lista de los libros que debemos leer y los trabajos que tenemos que hacer de cada uno a lo largo del curso. También pone que para Navidad representaremos Romeo y Julieta.
—Las audiciones comienzan esta tarde y se llevarán a cabo durante toda la semana. Si alguien está interesado puede apuntarse aquí; poned nombre, curso y personaje.
Nos muestra una hoja y la deja sobre la mesa de una chica que está en la esquina de la fila. Me muerdo el labio. He ido a teatro durante toda secundaria y he tenido la suerte de haber conseguido siempre los papeles principales. Es una cosa que me gusta muchísimo y por eso me apunto para ser Romeo en cuanto tengo el papel en mis manos. Me sorprende ver que solo un tal Yonghwa y yo queremos audicionar para ese papel. El resto son chicas y chicas que quieren ser Julieta.
Miro a mi izquierda para ver a quién se lo tengo que pasar, pero la silla está vacía. Me giro para dárselo a quién sea que esté detrás de mí.
—Hey —el chico de pelo rosa mueve la mano para saludarme. Me subo las gafas, poniéndome nervioso de verlo ahí. ¿Vamos al mismo curso? Podría jurar que es años mayor que yo—, ¿así que Romeo?
Un tonto "¿eh?" se me escapa. Me doy cuenta de que ha cogido la hoja de mis manos entonces y aparto las manos de su mesa. Estoy a punto de dar media vuelta cuando leo del revés que se está apuntando para hacer el papel de Mercutio.
—¿Cómo dices que te llamas?
—Donghae —titubeo.
Él asiente y se pasa la lengua por los labios sin mirarme. Le da la hoja al chico a su lado, que ni siquiera le echa un ojo antes de apartarla. Cuando vuelvo a mirarlo, tiene el bolígrafo entre los dientes y sus ojos pintados se fijan de forma extraña en mí. Trago saliva. Ahora sí quiero dar media vuelta, pero noto que quiere decirme algo y dejar a alguien con la palabra en la boca es de mala educación.
—Eres el compañero de Hyukjae, ¿verdad?
Asiento sin dudarlo un segundo. No entiendo por qué lo pregunta. Por lo de ayer, había supuesto que ya lo sabía. Es decir, cuando desperté a las cinco él no estaba y no ha vuelto ni siquiera a dormir. Después de tomarme un café con Jungsoo para desayunar he entrado para coger mi mochila y tampoco estaba. Algo me dice que han pasado la noche juntos.
—¿Eres su amigo? —me atrevo a preguntárselo porque estamos en silencio y por mucho que la gente hable a nuestro alrededor, me resulta incómodo que solo me mire y ya.
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Hanyauku [EunHae +18]
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