Hanyauku [EunHae +18]

Capítulo 21

Lo miro, me dejo mirarlo por mucho, mucho tiempo y él no dice ni hace nada para evitarlo. Porque puede moverse o moverme, decirme que pare, taparme los ojos. Besarme. Pero solo se mantiene fumando, mirando el techo, soltando aire y humo a la vez mientras la mitad inferior de su cuerpo está hundida en una mezcla de agua y jabón que cubre hasta su ombligo. Me permito pasar los dedos por sus clavículas y moverme un solo centímetro en su regazo, porque sí, sin segundas o terceras intenciones. El agua está caliente, nosotros también, y sin embargo no ocurre nada. El silencio es el rey del baño por incontables minutos. Reina mientras el respira tranquilo, con la cabeza echada hacia atrás y los brazos relajados a cada lado sobre la bañera. Reina mientras lo toco.

La piel de Hyukjae es suave, blanca y si te paras a mirarlo de cerca, tiene pecas casi invisibles. Tiene una en la mejilla que dudo que alguien haya notado hasta ahora; yo tengo una en el cuello y nadie, absolutamente nadie, me la había nombrado hasta ayer por la noche. No hicimos nada, al menos no hasta el final. Hoy es la cuarta noche que pasamos en esta habitación; cada día es más divertido que el anterior y por tanto más agotador. Quizá está a punto de dormirse ahora mismo y yo sigo metido en mis pensamientos a pesar de estar piel con piel.

Me tomo unos segundo para observarlo de nuevo; se lleva el cigarro a los labios como lo hacen los hombres de la urbanización, de forma elegante, lenta, presiona dos dedos en el borde porque se le está acabando y le da varios golpecitos para tirar la ceniza en un cenicero que él mismo se ha encargado de colocar bajo su posición. No está dormido. Solo está ahí, ensimismado, pensando en algo que yo no creo poder averiguar como hace él conmigo.

Así que bajo las manos hasta su pecho, muy despacio, lo acaricio retirando el agua que lo empapa y las meto en el agua para volver a pasarlas. Es una estupidez y no sé por qué me entretengo tanto echando y quitando agua, pero creo que le gusta, y que lo relaja. Lanza la colilla al suelo y no se mueve ni para meterla en el cenicero.

Después de lo ocurrido con Sehun, fuimos a comer al hotel con todos caminando largo y tendido por la nieve. Heechul hablaba con Siwon por teléfono tan alto que tenía miedo de que ocurriese una estampida. Hyukjae no apartó la mano de mi espalda ni un segundo en todo el trayecto, se sentó a mi lado antes de que Yonghwa llegara, me acompañó al baño y creí que me iba a hacer algo -bueno, por supuesto- cuando se encerró en un cubículo conmigo para besarme. Solo lo creí.

Esa tarde y hasta hace un par de horas no hemos hecho más que correr por la nieve, jugar a lanzarnos bolas como si tuviéramos cinco años, comer golosinas quemadas frente a la chimenea, hablar con Siwon y Jungsoo y el resto por Skype. Y besarnos y besarnos y besarnos.

No sé cuántas excursiones de colegio e instituto me he perdido por culpa de mamá y su irracional miedo a salir de la ciudad, pero tengo claro que ninguna, aunque hubiese ido, habría sido tan maravillosa como lo está siendo esta.

Los pezones de Hyukjae no son tan sensibles como los míos. Suelta un pequeño jadeo cuando los rozo sin querer una de las muchas veces que repito mi acto constante. Hundo las manos en el agua, oyendo el sonido del chapoteo al sacarlas, las levanto, ladeando la cabeza, y las acerco hasta su cuerpo. Ahora quiero subir más, solo porque sí.

Le mojo el cuello. Mis manos se separan la una de la otra al llegar al inicio de sus hombros; paseo despacio por ellos, por sus brazos, hasta sus bíceps. Tiene los brazos duros, aunque no tensos. No me detengo demasiado antes de subir de nuevo. En uno sigo subiendo. En el otro, dejo que mi índice dibuje la rosa negra ensangrentada.

Una media sonrisa se abre paso en mis labios sin ninguna razón.

—¿Te dolió? —hablo después de una eternidad que me ha parecido un segundo. Noto que me mira y levanto la cabeza. Nuestros ojos se unen varios segundos, hasta que sonríe y deja caer la cabeza hacia atrás de nuevo— ¿Eso es un no?