DE: JOAN
PARA: QUIEN QUIERA LEERLA-Está hecho- informó Ismael, colgando el teléfono- Isra acaba de pegar el último cartel, ahora solo queda esperar.
-Se venderá pronto- dijo Laura con una sonrisa.
-Así será- corroboró Olivia, volteando a verme, yo le respondí con una media sonrisa, aún no me resignaba a dejarla vender su bicicleta.
-Aún es tiempo de decirle a Israel que los quite- dije.
-¡Joan!- gritaron los tres al unísono.
-Bueno, si no quieren, no; pero escúchame bien, Olivia- la señalé- apenas salga de esta te repondré tu bicicleta.
-Y que sea azul por favor- exclamó ella en forma burlona- ahora regresemos, te hace daño estar tanto tiempo sin el oxígeno.
Volvimos a meternos los cuatro al elevador y, mientras esté ascendía, no podía dejar de observar a Ismael y Laura. Sé que es de mala educación mirar así a una persona, pero no puedo actuar como si no me impresionara la nueva imagen de ambos.
El fin de semana pasado, ellos habían ido a la casa de los padres de Laura y regresado de esta forma. Laura ya tenía el cabello corto y todos conocíamos sus planes de quitarse lo poco que le quedaba, así que de algún forma estaba preparado, pero... ¿Ismael también? ¿Ese Ismael que antes era el rey de la jungla con pelos por todos lados? No podía creerlo.
Olivia me dio un ligero codazo. Aparté la. vista inmediatamente.
-Lo siento.- murmuré.
El elevador se detuvo y ambos bajaron, Olivia iba a imitarlos, pero la detuve.
-¿No te parecen extraños?- pregunté.
-Joan, eso no se dice...
-Es que tan solo míralos, no sé... se ven curiosos, como un par de extraterrestres- ella soltó una risita, pero al instante la apagó, apenada.
-Eres un grosero.
Sonreí de forma maliciosa.
-Si estuviéramos en un juego de billar, Ismael sería la bola de ocho- esta vez sí fue una carcajada. En verdad que puedo llegar a ser cruel cuando lo deseo, pero seamos sinceros, esto fue divertido y, si yo ya no podía reírme, al menos Olivia lo haría por mi.
-¿De qué se ríen?- exclamó el aludido.
-¡De nada!- respondimos ambos, sin darnos cuenta que el elevador había vuelto a cerrarse y tendríamos que repetir el trayecto de subida una vez más.
...
-Tu turno.
-Siete azul.
-Maldición... ¿sabes, Olivia? Existen otros colores aparte del azul y otros números aparte del siete.
-Pero ese es de la suerte.
-¡Acéptalo, viejo, se te acabaron las posibilidades!
-Calla, Ismael, no subestimes al maestro.
Bajé la vista y me volví a concentrar en las cartas, tenía prácticamente toda la baraja en la mano y, sin embargo, ningún bendito azul. Si no hacía una jugada maestra, Olivia me arrebataría otros diez pesos del bolsillo. Joan-sensei no iba a permitir eso.
Estiré la mano para tomar otra carta del montón, rogando que fuera azul o algún comodín, cuando me percaté de algo muy leve, casi imperceptible. El pulgar de la mano con la que Olivia sostenía sus cartas, había temblado por un momento. Como un estremecimiento.
-¿Estas bien?- pregunté en voz baja para que nadie más que ella escuchara.
-Si, ¿por qué?
-¿Eso desde cuando?- señalé su pulgar que nuevamente se estremeció.
-No lo sé, no me había percatado.
-Mmm, ya veo. Deberías comentárselo al Dr. Díaz en tu próxima consulta.
-Lo haré, descuida...
-¿Y bien? ¿Quien ganó?- preguntó Ismael.
-Seguimos en eso.
-Isma... ¿no tenías algo que decirles?- exclamó Laura, separando los ojos de su ya trescientas veces leído, libro.
-¿Algo?... ¿Yo?... Oh, cierto- apretó el botón de "mute" y la televisión se quedó en silencio- Chicos, hable con el Doc Díaz sobre la campaña para ayudarte a recaudar fondos. Está completamente de acuerdo y encantado con la idea, así que pidió permiso al Big Boss del hospital y el le dijo que tomara disposición de cuánto necesitara, así que, queridos míos, pidan a sus mamis que se pongan a hornear galletas y ustedes elijan sus mejores prendas, que dentro de una semana se celebrará la primer kermés contra el cáncer.
FIN DE LA VIGÉSIMO SÉPTIMA CARTA.
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Cartas para Quien Quiera Leerlas
Fiksi Remaja¿Quieres llorar? Lee esto. Cuatro amigos, cuatro vidas distintas y cada uno trata de vivirlas a su manera, pero cuando el destino te pone a prueba y las fuerzas te abandonan te das cuenta de que lo único que tienes es a aquellos que te aman. Una h...