CAPÍTULO 9 "EL QUINTO CIRCULO"

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"La ira se vuelve pecado, cuando se le permite desbordarse sin restricción, dando como resultado un escenario en el que todos a su alrededor resultan lastimados"

Proverbios 29:11

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Sentirse vulnerable era algo que Louis realmente odiaba. Esa sensación de estar perdiendo el control y estárselo entregando a alguien más, lo enloquecía por completo. Y ahí estaba, sintiéndose tan pequeño e indefenso como no se había sentido nunca antes.

Tenía ganas de gritar, de llorar y desgarrarse la piel del pecho porque por primera vez en su vida no se sentía completamente dueño de si mismo, de sus pensamientos. Estaba frente a ese alfa que lo miraba con sus intensos ojos verdes y se sentía como un recipiente de cristal, completamente transparente a su mirada.

"También tengo miedo"

Lo escuchó decir.

No.

No lo había escuchado en realidad, porque Harry no había abierto siquiera la boca. Pero lo había sentido. Louis lo había sentido en cada uno de los rincones de su mente, derramándose por cada uno de los poros de su piel. Llenándolo por completo. Y todo era tan malditamente irreal y confuso, que se vio en la necesidad de cerrar los ojos y negar con la cabeza. Se sentía aturdido.

¿Qué mierda estaba sucediéndole?

Había escuchado hablar de cosas parecidas. Su madre le había contado de los lazos entre alfas y omegas y como después de la mordida, de esa tan famosa marca, las parejas quedaban unidas de una forma que era incluso difícil de explicar. Según quienes sabían de esas cosas, la sensación era tan intensa que solo podían entenderla quienes la vivían.

Louis llevó la mano a su cuello sin pensarlo. Recorrió con sus dedos la piel lisa, comprobando lo que ya sabía. No había ni una sola marca en él ¿Y entonces porqué se sentía de esa manera?

—Tengo que irme —mencionó con premura, dando un par de pasos lejos de la puerta del baño. Había estado encerrado ahí por quien sabe cuanto tiempo. Llorando y odiándose un poco a si mismo para variar ¿La razón? Ni siquiera él la comprendía a ciencia cierta.

Harry se puso de pie de inmediato al escucharlo. Los latidos de su corazón acelerándose de pronto. Le estaban sudando las manos y podía sentir la ligera vibración de un gruñido queriendo estallar en el centro de su pecho y amenazando con desgarrar por completo su garganta. Sabía que no podía mantener al omega en su casa para siempre, pero la imagen de verlo marcharse le parecía casi tan inconcebible como su deseo de retenerlo y sentía ganas de abofetearse eternamente por eso.

No era su omega. No era suyo ¿Y por qué entonces sentía como si realmente lo fuera?

—De-deberías esperar hasta que te sientas mejor. Yo... —apretó los puños sintiéndose patético ¿desde cuando tartamudeaba al hablarle a un omega? ¿En que momento se había convertido en un ser tan lamentable?

—Mi familia debe estar preocupada por mi y... me siento mejor ahora, así que creo que debería marcharme. Estoy agradecido por lo que han hecho por mi, pero no seguiré dando molestias.

La mirada de Liam iba de un lado a otro. No podía creer que ese alfa frente a él fuera su mejor amigo, ese al que conocía desde hacía años. Ese que era tan arrogante como descarado, que jamás había mostrado interés o genuina preocupación por un omega, ese que en aquel preciso momento estaba prácticamente bloqueando la salida de forma disimulada, según él, para que aquel muchacho no pudiera marcharse.

Ver para creer.

—Puedo llevarte hasta las criptas ¿eso te serviría? —la voz de Liam se hizo presente. El par de miradas se concentraron en él por unos segundos—. Después de todo tengo que llevar a Harry también, así que...

ABYSSO: La ciudad amurallada (Libro 1 saga CIUDADES MALDITAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora