ABYSSO: La ciudad amurallada (Libro 1 saga CIUDADES MALDITAS)

CAPÍTULO 7 "AVARICIA Y PRODIGALIDAD"

"Eviten con gran cuidado toda clase de codicia, porque, aunque uno lo tenga todo, no son sus pertenencias las que le dan vida"

Lucas 12:15

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Louis odiaba que le dijeran lo que tenía que hacer y quizá estaba en su naturaleza de omega el ser obediente y la casta subordinada, pero no podía, él simplemente no podía. Se rebelaba tanto como le era posible y acababa de descubrir, de hecho, que odiaba de una manera especialmente intensa, que ese alfa de ojos verdes le dijera que es lo que tenía que hacer.

—Tú no vas a ningún lado —repitió para si mismo haciendo una mueca. Imitando torpemente la voz ronca de Harry mientras desenrollaba a jalones las vendas de sus manos. Aun le dolía la espalda luego del golpe que se había dado contra la lona y se aseguraría de cobrarle eso después. Por el momento había asuntos más importantes de los que debía ocuparse.

Alguien estaba acusando a su padre de algo muy grave y lo peor de todo era, que él no dudaba ni por un segundo que Mark fuera capaz de hacer algo así. De hecho lo creía bastante capaz.

Desde que tenía memoria, su papá siempre había estado metido en negocios que Louis no lograba entender del todo. Su fortuna era millonaria y aunque en el circuito de peleas el dinero pasaba a montones de mano en mano, dudaba mucho que su fortuna saliera únicamente de las apuestas. Se había dedicado a derrochar dinero por años, como si no hubieran personas muriendo de hambre a su alrededor. Ahora se dedicaba a atesorar todo lo que tenía, como alguien que piensa que sus bienes terrenales serán capaces de pagar por él un lugar en el paraíso. Si es que existía algo como eso.

Su padre era un ser vil y despreciable en cada una de sus formas

Aunque lo de la niña... eso si le parecía haber llegado demasiado lejos.

Amadeo era un hombre bastante conocido en el centro. Tenía probablemente uno de los mayores negocios de contrabando de toda la ciudad y nadie se metía con él porque después de todo, pocas cosas en Abysso eran legales. Amadeo ayudaba tanto como podía y se había ganado el respeto y aprecio de muchos gracias a eso. Conseguía cosas que otros no conseguían. Su negocio iba desde los comestibles, medicinas, insumos médicos, electrónicos, tecnología que ya pocos manejaban, piezas de repuesto, hasta armas y cartuchos en menor medida.

El viejo contrabandista probablemente podía conseguir cualquier cosa que le pidieran, menos drogas y no porque no pudiera. Enya, su única hija se lo había pedido, luego de enterarse que su propia madre omega, había muerto un par de meses luego de su nacimiento a causa de una sobredosis de heroína. El nacimiento de Enya de hecho había sido prácticamente un milagro.

Louis llevó las manos a su vientre plano y acarició casi con cariño sin darse cuenta. En ocasiones lo recordaba. Recordaba que él, siendo un omega, tenía la capacidad de traer vidas al mundo. Alejó sus manos rápidamente y sacudió la cabeza.

Se aseguraría de jamás concebir un hijo en aquel mundo podrido.

—¿A dónde piensas que vas? —preguntó Zayn cuando Louis se acercó a él y le arrebató su maleta de las manos. La colgó en su hombro y ajustó el cinturón de sus cuchillos.

—Necesito saber de que hablaban ese alfa y su... su... lo que sea —hizo una mueca. En ocasiones Louis era demasiado transparente, sobre todo para Zayn, quien se había criado junto a él y lo conocía mejor que nadie. El alfa esbozó una enorme sonrisa que hizo a Louis gruñir por lo bajo. Sabía lo que venía. Zayn y Louis no serian tan buenos amigos, si no terminaran burlándose el uno del otro a cada paso que daban.